En sendos artículos precedentes, genéricamente titulados Reinas británicas, el poder en femenino, hemos hablado de la forma en la que cine y televisión han tratado las figuras de las soberanas Isabel I y Victoria. En este tercer y último segmento del tríptico nos proponemos hacer lo mismo con respecto a otras tres monarcas británicas que también han tenido una apreciable eco en la pantalla, grande o pequeña.
María Estuardo
Precisamente comenzaremos con la reina que ha dado lugar a esta serie de artículos, María Estuardo, reina consorte de Francia, posteriormente reina de Escocia y pretendiente a la corona de Inglaterra. Mary Stuart, en España conocida como María Estuardo, nació en 1542 y murió en 1587; vivió 44 años; de ellos, fue reina consorte de Francia durante apenas un año, de 1559 a 1560, el tiempo que tardó en morir su esposo, Francisco II, de salud frágil, que falleció con apenas 16 años; María volvió a su tierra, Escocia, donde fue coronada; allí, dada su filiación católica, tuvo fuertes enfrentamientos con la mayoritaria nobleza protestante; fue reina de Escocia entre 1542 y 1567, durante 25 años, hasta que fue obligada a abdicar en la figura de su único hijo, aun menor de edad, que reinaría sobre Escocia e Inglaterra (formándose lo que sería el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda; siglos después, tras la independencia de la República del Eire, solo “e Irlanda del Norte”) con el nombre de Jacobo I. Huída María Estuardo tras su abdicación a Inglaterra, sus nunca ocultas pretensiones al trono inglés, del que se postulaba como heredera con mayor derecho, suscitó el recelo de la monarca en ejercicio, Isabel I, que finalmente, casi 20 años después de haberle dado (relativo) asilo en su reino, la sentenció a ser decapitada.
La vida de María Estuardo, qué duda cabe, fue de lo más azarosa, desde su tempranísima viudedad a su entronización como reina de Escocia, sus luchas entre lo religioso y lo político con la nobleza local, su forzada abdicación, su reclusión por órdenes de su prima Isabel I Tudor, y finalmente su ajusticiamiento. El cine y la televisión han tratado profusamente estos temas, la vida y la muerte de María Estuardo; aunque no hay un número de títulos tan elevado como en el caso de Isabel I y Victoria, ya revisados en los capítulos anteriores, sí existe un corpus de envergadura que, a lo largo de la historia del audiovisual, se ha centrado en este controvertido y sin duda desgraciado personaje de la realeza británica.
La primera vez que, según nuestros datos, aparece María Estuardo en una pantalla sería prácticamente en los inicios del cine: The execution of Mary, Queen of Scots (1895), producción norteamericana de Thomas Edison, ponía en imágenes, en un solo plano de apenas 20 segundos, la ejecución trucada mediante el “stop motion” o truco de manivela (descubierto entonces recentísimamente) de la monarca escocesa, plano en el que el cuerpo de la supuesta reina (interpretado por Mrs. Robert L. Thomas, eventual actriz para este corto) era sustituido mediante el mentado “stop motion” por un maniquí al que el hacha del verdugo separaba la cabeza del cuerpo (para ver este corto, ir al enlace situado al final de este artículo).
Todavía en la época muda del cine, The loves of Mary, Queen of Scots (1923) presentará ya una ficción al uso, en una producción de Ideal, uno de los más importantes estudios británicos de la era silente, dirigida por Denison Clift, con Fay Compton como la reina escocesa, dándose la curiosidad de que el papel de su rival y finalmente ajusticiadora Isabel I lo interpretaba su hermana Ellen Compton, también actriz.
Llegada la época sonora, en los años treinta sería el gran John Ford el que llevaría la figura de la monarca escocesa a la gran pantalla en María Estuardo (1936), en una producción norteamericana de la RKO, con nada menos que Katharine Hepburn como la reina María, siendo el papel de Isabel interpretado por Florence Eldridge, con algunos reputados galanes del Hollywood de la época como Fredric March o John Carradine en papeles secundarios.
Como notable curiosidad de los años cuarenta, el cine alemán, entonces regido directamente por el régimen nazi, a través de la productora nacional UFA, produce Das Herz der Königin (algo así como “El corazón de la reina”), con dirección de Carl Froelich y la gran diva Zarah Leander como la reina María Estuardo, siendo Maria Koppenhöfer la encargada de interpretar a Isabel I, planteándose el film como una rememoración de la vida de la monarca mientras espera en su celda el momento de ser decapitada. En esa misma década, la británica BBC adapta para televisión The Queen’s Maries, dramático originalmente escrito para radio, en un texto de John Keir Cross que llevaría a la pequeña pantalla Douglas Moodie, con Daphne Arthur en en papel de María Estuardo.
Los años cincuenta presentan otra curiosidad, casi una rareza: producida por Walt Disney Cartoons, The truth about Mother Goose (1957) es un mediometraje de animación que pone en imágenes tres cuentos infantiles, a su vez relacionados con otras tantas canciones para niños; uno de esos cuentos, Mary, Mary, quite contrary, narra bastante fantásticamente la historia de la monarca escocesa, bajo la dirección de Wolfgang Reitherman (que más tarde se haría famoso al dirigir para Disney la versión clásica de El Libro de la Selva) y Bill Justice (para ver este corto, ir al enlace situado al final de este artículo).
En los años setenta se hace una de más más populares historias sobre la monarca escocesa. Es María, reina de Escocia (1971), coproducción anglo-norteamericana con dirección de Charles Jarrott, y con un duelo de grandes actrices al frente del reparto, Vanessa Redgrave como María y Glenda Jackson como Isabel, además de un nutrido y distinguido elenco masculino, en el que descuellan actores del nivel de Trevor Howard, Ian Holm, Nigel Davenport, Patrick McGoohan y un jovencísimo Timothy Dalton, en un film que se centra fundamentalmente en la rivalidad de ambas monarcas, con el desenlace ya conocido.
Extrañamente, a partir de aquí, y a pesar del interés del film de Jarrott, con un duelo estratosférico entre Redgrave y Jackson, la figura de María Estuardo no vuelve a aparecer en pantalla hasta el siglo XXI, si bien al comenzar la nueva centuria los audiovisuales sobre la monarca escocesa menudearán. Así, Conspiración, traición y muerte (2004) será una costeada TV-movie, producida por la BBC con su habitual buen hacer, con Charles MacKinnon a los mandos, Clémence Poésy como la reina escocesa y Catherine McCormick como la inglesa; como curiosidad, la producción estará rodada en Rumanía, contando con varios intérpretes de esa nacionalidad. Entre los secundarios destaca, además de un Robert Carlyle que interpreta al hijo de María, Jacobo I, un Michael Fassbender que entonces era todavía un perfecto desconocido.
Las cinematografías francesa y suiza se alían para producir Mary Queen of Scots (2013), sobre la novela de Stefan Zweig, dirigida por Thomas Imbach, con Camille Rutherford como la reina escocesa, en una pulcra adaptación del texto literario. En la década de los años diez del siglo XXI, dos series televisivas muy distintas plantearán la rivalidad entre las dos monarcas: por un lado, la norteamericana Reign (2013), creada por Stephanie Sengupta y Laurie McCarthy, con Adelaide Kane como María Estuardo y Rachel Skarsten como Isabel I Tudor, tomándose bastantes licencias artísticas para narrar las vicisitudes de la vida de la soberana de los escoceses. La otra serie está coproducida por España y Reino Unido, y llevará el título de Reinas (2016), siendo sus creadores José Luis Moreno (sí, el de Rockefeller...) y Manuel Carballo, con grabación en inglés y Olivia Chenery como María y Rebecca Scott como Isabel. Lo cierto es que tuvo una recepción desfavorable por la pobre ambientación y escasa calidad.
Bloody Queens: Elizabeth and Mary (2016) será un documental dramatizado de producción británica, dirigido por Renny Bartlet, en la que la reina escocesa tendrá los rasgos de Beth Cooke y su prima Isabel los de Helen Bradbury, en un film que ponía el acento en la relación epistolar entre ambas monarcas, a través de la que se cuenta la historia de ambas y el trágico desenlace al ser ejecutada la primera por orden de la segunda.
Por fin, la (por ahora) última aparición de la reina Estuardo en las pantallas será la que ha motivado, en buena medida, este tríptico de artículos: María, Reina de Escocia (2018) es el fresco histórico que nos propone la directora escénica Josie Rourke en su primera incursión detrás de las cámaras, una película bien contada con un gran duelo interpretativo entre Saoirse Ronan, que encarna a la reina escocesa que también quiso ser inglesa, y Margot Robbie, que hace de la última reina Tudor. No deja de ser curioso que el anhelo de la monarca de Escocia de reinar también sobre Inglaterra, se diera finalmente en la figura de su hijo, Jacobo I, que fue el primer soberano del Reino Unido: carambolas de la Historia...
Ana
Aunque no tiene la popularidad de otras monarcas como Isabel I, Victoria, María Estuardo o Isabel II, lo cierto es que Ana, soberana del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda, también ha sido llevada al cine, no con la profusión de sus pares citados, pero sí con cierta relevancia. Ana nació en 1665 y murió en 1707; vivió por tanto 42 años. Su reinado no fue demasiado prolongado: se inició en 1702 y finalizó con su muerte, por lo que fue soberana durante 5 años. Su período en el trono del Reino Unido se caracterizó, por un lado, por la imposibilidad de tener herederos directos, a pesar de que tuvo, a lo largo de su vida, hasta 17 embarazos, parte de ellos terminados en abortos, otros fallecidos al nacer o, como mucho, en la infancia. También su salud enfermiza, con fuertes ataques de gota y problemas oculares. En política su corto reinado se caracterizó por verse involucrado el Reino Unido en la Guerra de Sucesión Española, en la que los británicos apostaron, sin éxito, por el archiduque Carlos. Su reinado también se caracterizó por el auge del bipartidismo, aunque la reina favoreció, por ideología, a los tories o conservadores.
Precisamente una de las escasas apariciones en pantalla de la reina Ana ha propiciado, en parte, esta trilogía de artículos: La favorita (2018), la película del griego Yorgos Lanthimos sobre la vida de una reina Ana ya madura, y la dura pugna que desarrollarán entre ellas su valida Sarah Churchill, duquesa de Marlborough, y la emergente Abigail, noble venida a menos que, sin embargo, intuye la posibilidad de medrar a costa de la preferida de la reina, ha sido una de las películas más comentadas del año, entre otras cuestiones por la peculiar puesta en escena del heleno, que en esta ocasión deja de lado la provocación argumental para hacerlo en el apartado formal, con un tratamiento visual con grandes angulares e incluso “ojos de pez”, que, ciertamente, confieren un aspecto inusual a una historia de pelucones empolvados y recargadas vestimentas; también el hecho de que Olivia Colman, como la reina Ana, obtuviera el Oscar a la Mejor Actriz, ha supuesto un fuerte espaldarazo al film. Historia de triángulo con cierta tendencia a la fabulación (las supuestas relaciones lésbicas de la monarca con sus favoritas no están documentadas, como era de esperar), es sobre todo una historia de lucha de inteligencias para hacerse con el favor de la reina y, con ello, con el poder en el Reino Unido. Emma Stone y, sobre todo, Rachel Weisz, están también espléndidas en sus respectivos personajes que buscan caer en gracia a la monarca.
En un tono muy distinto, Stakan Vody (1979) es nada menos que una TV-movie soviética, producida por la poderosa Mosfilm, con dirección de Yuli Karasik, que toma como base la obra teatral Le verre d’eau, de Eugène Scribe, una acartonada mirada hacia la historia de la reina y sus favoritas Sarah y Abigail, también adecuadamente fantaseada. Por último, en la serie televisiva Los primeros Churchills (1969), producción británica de la BBC dirigida por David Giles, la reina Ana aparecerá todavía como princesa, primero encarnada por Lesley Roach, en su etapa juvenil, y después, ya adulta, por Margaret Tyzak, en un personaje que en este caso quedaba al fondo, siendo los protagonistas los sucesivos Churchill que, con el tiempo, llegarían a sir Winston en el siglo XX, nombre fundamental de la Historia en ese siglo.
Isabel II
La actual monarca británica nació en 1926 y, cuando se escriben estas líneas, goza de razonable salud, teniendo en cuenta que ha cumplido los 92 años. Su reinado es ya el más longevo de toda la historia no solo del Reino Unido, sino incluso de sus partes cuando (verbigratia Inglaterra y Escocia) estas eran independientes: a principios de 2019 cuando escribimos este texto, y dado que fue coronada en 1952, lleva la friolera de 67 años reinando, y sin visos de que abdique en el heredero, un príncipe Carlos que ya ha alcanzado los 70 años, edad en la que otros ya estarían más que jubilados, y él todavía no ha empezado a ejercer el oficio de monarca para el que vino al mundo...
Un reinado tan dilatado como el de Isabel II ha tenido, como cabía esperar, de todo, aunque lo cierto es que, como soberana que reina pero no gobierna, como corresponde en una democracia coronada, como es el Reino Unido, su peso sobre la política británica de los últimos setenta años ha sido relativo. Más ha pesado su vida personal y, sobre todo, la de su familia, en especial con sucesos como la trágica muerte de Lady Diana, que puso en jaque la continuidad de la monarquía británica.
Siempre sin vocación de exhaustividad, como es habitual, precisamente una de las primeras veces en las que veremos a Isabel II interpretada por una actriz será en El romance real de Carlos y Diana (1982), producción USA dirigida por Peter Levin, en el que la monarca tendrá los rasgos de Dana Wynter, y, como curiosidad, algunas viejas glorias del cine yanqui, como Olivia de Havilland, Ray Milland y Stewart Granger, tienen papeles secundarios. Ya en el siglo XXI, la producción inglesa Los años dorados de Hollywood (2004) presentará, con claves de parodia, a la reina británica (entonces aún princesa) con el rostro de Neve Campbell, con Christian Slater como (improbable) Winston Churchill.
Quizá la película por excelencia sobre Isabel II sea La reina (2006), en la que Stephen Frears ponía en escena los tensos días que siguieron a la muerte de Lady Di y la forma en la que la monarca estuvo a punto de perder la corona por la desafección de un pueblo que no entendió la frialdad de los Windsor en aquella que se reputó tragedia nacional. Con Michael Sheen como Tony Blair, James Cromwell como un estirado Príncipe Felipe de Edimburgo, y Alex Jennings como Carlos, príncipe de Gales, la que se llevó el gato al agua fue Helen Mirren con su interpretación de la soberana, consiguiendo merecidamente el Oscar a la Mejor Actriz Protagonista.
En un papel secundario aparecerá Isabel en la TV-movie Margaret (2009), con dirección de James Kent, que se centraba en la que fuera premier británica, Margaret Thatcher, siendo la política interpretada por Lindsay Duncan y la reina por Rosemary Leach. En El discurso del rey (2011), de Tom Hooper, que se fija en la figura del padre de la reina, Jorge VI (aquí con los rasgos de Colin Firth), la entonces princesa de Gales aparece, siendo niña, encarnada por Freya Wilson, en un papel muy secundario.
Stephen Daldry, el director de Billy Elliot y Las horas, dirige The audience (2013), largometraje en el que imagina el contenido de las audiencias semanales que, durante más de sesenta años, mantuvo la soberana con sus (hasta entonces) 12 primeros ministros. Helen Mirren vuelve a ser Isabel II, aunque también la encarnará, de joven, la actriz Nell Williams, y entre los premiers aparece Edward Fox como Churchill, Haydn Gwynne como Thatcher, Rufus Wright como David Cameron y Paul Ritter como John Major, entre otros.
Isabel II aparecerá todavía no como monarca sino como princesa en Noche real (2015), film inglés de Julian Harrold que fantasea sobre la posibilidad de que la futura reina y su hermana Margarita participaran de incógnito en los fastos de celebración del final de la Segunda Guerra Mundial, el 8 de mayo de 1845, con Sarah Gadon como la joven que sería monarca y en papeles secundarios intérpretes del nivel de Rupert Everett como el rey Jorge VI, y Emily Watson como la reina consorte.
Por último, la serie televisiva The Crown (2016) se centra en la vida de la monarca en la segunda mitad del siglo XX, una costeada producción anglo-norteamericana en la que ha intervenido incluso una major como Sony y ha sido distribuida mundialmente por el gigante Netflix. Creada por Peter Morgan, Isabel II es interpretada sucesivamente por dos actrices, Claire Foy en su etapa de juventud y Olivia Colman (sí, la reina Ana de La favorita) en su etapa de madurez, apareciendo representados, aparte de la familia real británica, varios de los primeros ministros que ha tenido la monarca Windsor a lo largo de su dilatado reinado, desde Winston Churchill (John Lithgow) a Margaret Thatcher (Gillian Anderson), pasando por Anthony Eden (Jeremy Northam) y Harold Wilson (Jason Watkins), entre otros.
Ilustración: Una imagen de La reina (2006), de Stephen Frears, con Helen Mirren como Isabel II en primer plano, y James Cromwell como el príncipe Felipe de Edimburgo, al fondo.
Para ver The execution of Mary, Queen of Scots (1895), pinchar aquí.
Para ver The truth about Mother Goose (1957), pinchar aquí.