Pelicula:

Esta película forma parte de la Sección Oficial del 18º Festival de Cine Europeo de Sevilla (SEFF’2021).


De la directora inglesa Clio Barnard hemos visto su ópera prima, The selfish giant (2013), de declarada inspiración wildeana y más evidente (o así nos lo pareció) dickensiana. Ahora, tras Dark river (2017), no estrenada en España, nos ha sido dado contemplar Ali y Ava, o, como podríamos retitularla con cierto humor, “Romeo el paki y Julieta la choni”, una historia de amor de ribetes sociales con resabios del Stephen Frears de Mi hermosa lavandería o de un Ken Loach que no tuviera su consustancial carga política.

La acción se desarrolla en nuestros días en Bedford, localidad del condado de West Yorkshire, hacia el norte de Inglaterra. Allí conoceremos a Ali, en torno a los cuarenta, británico de origen pakistaní propietario de varias viviendas que tiene alquiladas; es, por tanto, un rentista con una buena posición económica; está casado con una mujer de su misma etnia, pero ambos separados tras perder ella el bebé que esperaban. Por otro lado conoceremos a Ava, cincuentona, reciente viuda de un hombre que la maltrataba, que convive con su hija mayor, Michelle, de una pareja anterior con un hombre hindú, y Callum, hijo del difunto hideputa, que tiene a su vez una bebé recién nacida con su novia, aunque la pareja vive cada uno en casa de sus padres. Ali y Ava se conocen por casualidad, con el nexo de unión de una de las niñas que vive en una casa alquilada por el “paki”, siendo Ava maestra de apoyo en el colegio de la chiquilla.

El problema evidente de Ali y Ava quizá sea que es una historia que hemos visto mil veces, un amor entre disímiles, entre gente distinta. Lo novedoso en este caso es que esa diferencia aquí es total y absoluta, haciendo a priori bastante improbable, por no decir imposible, la confluencia de sentimientos. Porque él tiene un buen pasar económico y ella sobrevive con su sueldo de maestra de apoyo, teniendo a su cargo además a dos hijos y una nieta; porque él es de origen pakistaní y ella blanca y rubia; porque él es de religión y cultura islámica (aunque más bien poco practicante, a lo que parece) y ella de tradición anglicana, aunque tampoco es que sea la más devota de la parroquia; porque él adora el hip hop, el rap, el rock, pero odia el country y el folk, precisamente los estilos musicales que le encantan a ella; porque él tiene cuarenta “tacos” y ella pasa de los cincuenta...

Pues a pesar de todo eso, ambos, heridos cada uno a su manera (él por la muerte del bebé que venía en camino y la consiguiente desafección de su mujer; ella por los malos tratos sufridos por un marido del National Front, el partido de ultraderecha inglés), y gracias a una complicidad que tiene que ver mucho con el humor que ambos (eso sí) comparten, encontrarán una vía para consolarse, para aliviar sus penas, a pesar del previsible rechazo de sus respectivos entornos: el de él, burlándose de ella como la choni que tópicamente piensan que es; el de ella, creyendo que el “paki”, que aún no ha sido capaz de contar a su familia lo de su divorcio, lo que está es jugando con ella.

La historia está bien contada, con un tono de realismo social que no cae en el miserabilismo, sino más bien en un cierto costumbrismo de alguna forma esperanzado, un costumbrismo tamizado por ciertos toques cómicos que relajan el duro trasfondo de las vidas sentimentales de estos dos náufragos que buscarán cada uno en el otro la tabla de salvación para sus tristes existencias. Barnard confirma que tiene buena mano para estas historias con gente corriente, y lo hace además descubriéndonos que, en cuestión de marginalidad, no hay razas, o estas pueden ser inesperadas. Así, el barrio donde vive Ava, la choni, para entendernos, es Holme Wood, un lugar donde, para que nos hagamos una idea de cómo es, hace unos años los taxistas dejaron de entrar por ser objeto de constantes apedreamientos por parte de los habitantes del lugar, mayoritariamente británicos, blancos, anglicanos... y es que la miseria no sabe de colores de piel, de razas, ni de religiones, sino de pobreza, y en ese torturado lugar los marginales, los que malviven como pueden cada día, resultan tener la piel como la leche...

Buen trabajo actoral, en especial del dúo protagonista: Adeel Akhtar, actor británico de obvio origen pakistaní (y keniata por parte de madre), al que vimos hace poco en un destacado papel en la serie distópica Sweet tooth. El niño ciervo, y Claire Rushbrook, de dilatada carrera actoral, que inició con un papel en la ciertamente recordable Secretos y mentiras (1996), de Mike Leigh.

(10-11-2021)


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95'

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Ali y Ava - by , Oct 05, 2022
3 / 5 stars
Romeo el “paki” y Julieta la choni