Tras la première mundial en la clausura del Festival de Cine de Toronto y pasar, entre otros certámenes, por el de San Sebastián, donde tuvo su estreno europeo, llega a las salas esta comedia que invita al espectador a visitar la trastienda de una boda.
Los realizadores de Intocable (2011), Olivier Nakache y Éric Toledano, hasta ahora la cinta más comercial de la historia del cine francés, vuelven a la comedia con grandes dosis de humor, con una película que narra los entresijos de una boda de lujo vista desde la perspectiva del personal que trabaja para que todo salga bien y evitar el desastre que amenaza con aparecer, por lo que la felicidad de los novios pende de un hilo, así como vivir un día que no olvidarán. Según sus directores pretende ser una comedia terapéutica para hacer sentir bien a los espectadores, sin otras pretensiones.
Para la novia y el novio es la noche más importante de sus vidas, pero es como cualquier otra para Max, el dueño de la empresa del catering, para Guy, el fotógrafo, para James, el cantante, para el maître, los camareros y todos los demás que trabajan en la gran fiesta desde temprano en la preparación del evento hasta la salida del sol en que termina la celebración tras la tensión y los grandes problemas a resolver sobre la marcha, lo que les ha producido un notable estrés.
Max ha organizado cientos de enlaces matrimoniales durante años pero esta vez es una boda de lujo, la más grande que haya contratado, a celebrar en un château francés del siglo XVIII. Ha coordinado todo para que el acontecimiento salga perfecto y sea un éxito: camareros, orquesta, menú, disc-jockey, decoración floral, etc., pero el resultado y cada momento de felicidad y emoción puede convertirse en un auténtico caos.
Es una comedia con un guion coral, bien construido, con más de veinte personajes importantes perfectamente descritos y diseñados que se van acoplando al milímetro de manera ideal, capitaneados por Jean-Pierre Bacri, que no pretende otra cosa que hacer disfrutar a los espectadores ya que organizar una boda se parece mucho al rodaje de un film y al tiempo hace una fotografía de la crisis económica y social que atravesamos.
Aunque se trata de la típica cinta de boda la originalidad reside en que los protagonistas no son los novios, sino los que montan la celebración. El novio es un cretino ególatra, prepotente y perfeccionista, la madre no es lo que aparenta y la novia es más bien tontita. La acción transcurre a lo largo del día con los preparativos, por la tarde la ceremonia y en la noche todo se desmadra.
Como es ya frecuente en los tiempos actuales es un poco larga pero se ve con una sonrisa constante y con bastante agrado. A pesar de que los actores no son muy conocidos sin embargo están muy bien encajados en sus respectivos papeles.
Está nominada al Goya a mejor película europea y a diez premios César.
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