Pelicula:

CINE EN SALAS

En 2022 Movistar+ presentó en su plataforma la serie documental Locomía, dirigida por el jerezano Jorge Laplace, que nos pareció una muy interesante aproximación a un fenómeno musical, pero sobre todo sociológico, que desde finales de los años ochenta hasta casi mediados de los noventa fue ciertamente sorprendente, la eclosión del grupo musical de ese nombre, Locomía, aunque también se puede escribir Loco Mía, un grupo de “electro-pop” que partía de una doble circunstancia: unos atuendos imposibles, entre payaso de circo y torero picassiano, con hombreras gigantescas, vestimenta ideada por Xavi Font, ideólogo del grupo; y la visión comercial del productor musical José Luis Gil (nada que ver con su homónimo el actor y doblador, famoso como el señor Cuesta de Aquí no hay quien viva), que supo ver el enorme potencial de aquellos chicos de ambigua estética andrógina.

En la crítica de aquel documental, que ciertamente estaba muy bien (el documental, no la crítica...), decíamos (y perdón por la autocita, pero viene al pelo): “...en una historia que, ciertamente, podría ser el argumento de una serie de ficción muy atractiva, porque elementos hay más que sobrados para ello.” Pues parece que no fuimos los únicos que lo pensamos, porque aquí tenemos ya un largometraje de ficción en el que se dramatizan los hechos esenciales, la creación, el auge y la caída del grupo.

La película se inicia con un rótulo un tanto peculiar, locutado por una chica, que viene a decir, más o menos, que esta es la historia de Locomía, aunque se han cambiado algunos nombres y también algunas circunstancias, pero que en esencia esa es la historia. A partir de ahí, conocemos a Xavi Font, un joven catalán, abiertamente gay, que emigró a Ibiza en los años ochenta en pos de la fama libertina de la isla. Allí, con un grupo de afines, casi todos chicos, pero también una chica, Lurdes Iríbar, intentan sobrevivir como pueden actuando como peluqueros, diseñadores de trajes y complementos que venden en la calle, e incluso, en la última etapa, como gogós en discotecas. Allí los atuendos estrafalarios de Xavi, Lurdes et alii llaman la atención del productor José Luis Gil, quien les invita a lo que prevé puede ser una aventura apasionante, formar un grupo, al que nombrarán Locomía, como ya se llaman a sí mismos los chicos,  que revolucionará el panorama musical español e hispanoaméricano de los siguientes años...

Tenemos en buena consideración al director catalán Kike Maíllo; dos de sus largometrajes anteriores, Eva (2011) y Toro (2016), de muy diversos temas, nos parecieron muy interesantes e innovadores. Sin embargo, este Disco, Ibiza, Locomía tiene una pinta de encargo que tira de espaldas. Porque la historia del efímero grupo musical era un bombón que no se podía, no se debía desaprovechar, desde la peculiaridad de sus orígenes, varios efebos evanescentes que cantaban como grillos pero que hicieron de su extravagante vestuario y de sus gigantescos abanicos sus señas de identidad, hasta su final, enfrentados judicialmente los dos líderes, Xavi Font y José Luis Gil, en una pugna sin cuartel que terminó finiquitando el nombre Locomía,  acabando con ello con la gallina de los huevos de oro.

Pero lo que en el documental era fuerza y potencia, en especial en el enfrentamiento de Font y Gil (por separado, cada uno en la entrevista que concedieron, inteligentemente montada), y que daba idea de hasta qué punto el resentimiento del primero de ellos, pero también el cálculo y tacticismo del segundo, dieron por tierra con un fenómeno ciertamente singular, esa fuerza y potencia, digo/decía (ay, Umbral, Umbral...), no está ni de lejos en este film que, sin ser deleznable, sí es claramente inferior al documental y, desde luego, desmerece de la historia, contada aquí en torno a un (no sé si supuesto) encuentro prejudicial de las partes con una mediadora (estupenda Eva Llorach, como siempre), que intenta pactar un acuerdo antes de llegar a los tribunales, contándose desde esa perspectiva, con los testimonios (y sus correspondientes dramatizaciones) de los actores y actrices que interpretan a los personajes verídicos de la historia.

La historia, con esa perspectiva, está correctamente contada, pero carece de alma: no vemos en ningún momento el dominio que Xavi Font mantenía sobre el grupo, el auténtico macho alfa de Locomía, siendo ese personaje ciertamente fascinante, un tipo no demasiado cultivado (más bien nada...), pero con una notable capacidad artística para diseñar vestuarios estrafalarios y, sobre todo, con unas dotes de mando como de capitán, con las que supo manipular a sus acólitos, que evidentemente le adoraban. Nada de eso (de lo que nos enteramos de primera mano por el documental) aparece aquí, perdiendo por el camino una de las bazas fundamentales de la historia de Locomía. Maíllo filma con corrección, como decimos, pero nos parece que también con desgana, como si lo que nos cuenta se le diera una higa, poniendo su oficio y poco más. Se adorna de vez en cuando con unos efectos visuales de la época, los años ochenta, con trazos de colorines dibujados teóricamente sobre los personajes (hoy día, por supuesto, hechos mediante CGI, por ordenador), que en España los usó por primera vez, en aquella época, Pilar Miró en una gala de Nochevieja.

Hay algunas escenas divertidas, como la de la visita de los padres de uno de los chicos, el más vulnerable de todos ellos, Manolo, en la que los componentes de la banda y sus amigos, en Ibiza, tienen que intentar hacer ver que su refugio en la isla, lo más parecido a una comuna pansexual, es una casa “normal”, mientras aparecen de vez en cuando, metiendo la pata, algunos miembros no avisados de la visita de esos padres que creían que su hijo era el peluquero de los reyes... Pero, en general, la película, que se sigue con agrado, da siempre la sensación de que los personajes son más de cartón piedra que humanos.

Una pena, porque en la historia de Locomía puede haber una buena, incluso una muy buena película de ficción con la base histórica de la efímera vida de este grupo musical, en especial por lo relativo al enfrentamiento de esos dos atlantes que, figuradamente, fueron Xavi Font y José Luis Gil, el primero con sus artes persuasivas con sus colegas, a los que manipulaba a placer, el segundo con toda la artillería de la industria discográfica y una legión de abogados que pactaban contratos leoninos en su nombre. De ese duelo ambos salieron muy perjudicados; de ese navajeo atroz que dio por tierra con lo que podría haber sido una franquicia que llegara hasta nuestros días (y más allá, como decía Buzz Lightyear...) lo único que quedó fue el recuerdo de un grupo de jóvenes que, en buena medida, fueron una continuación natural evolucionada de la Movida Madrileña, convirtiendo a Ibiza en su centro neurálgico y transformando el tono macarra, de aspecto drogueta y más bien “underground” de los chicos de los madriles, en la estética extravagante y la exaltación de la ambigüedad calculada de los ibicencos.

Jaime Lorente, en el papel de Xavi Font, nos parece un error: Lorente no es un actor versátil al que sin embargo, desde su salto a la fama en La casa de papel, le han asignado varios personajes que probablemente le superan: el legendario Ruy Díaz de Vivar en la miniserie El Cid, Ángel Cristo en la miniserie Cristo y Rey, y ahora este Xavi Font, líder de Locomía, personaje en el que no nos lo terminamos de creer, a pesar de sus esfuerzos, que se le reconocen, como la pluma impostada que saca a relucir, pero que resulta poco creíble. Mejor está Blanca Suárez como Lurdes Iríbar, diseñadora y componente inicial del grupo, aunque en un papel secundario, como corista. Pero el mejor de todos nos ha parecido Alberto Ammann, que, adecuadamente caracterizado, interpreta convincentemente a José Luis Gil, un tipo sistemático, pragmático y bien posicionado en la industria discográfica, que encontró en Locomía la piedra filosofal para transformar el plomo (unos chicos que desafinaban como gallinas cluecas) en oro (un grupo que fue el acontecimiento musical de su tiempo).

(20-05-2024)


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104'

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Disco, Ibiza, Locomía - by , May 20, 2024
2 / 5 stars
Era mejor el documental...