El calentito

Digo lo de título no premonitorio porque en mi tierra llamamos "calentitos" a los churros, y ya se sabe que, hablando de cine, un churro es... eso, un churro, un petardo. No es que El calentito sea la octava maravilla, pero se deja ver. Está contada con honestidad y tablas (ambas cualidades que ya valoramos en la anterior filmografía de la granadina Chus Gutiérrez), y ambientada en un momento histórico de España de gran trascendencia, el día del golpe de Estado de Tejero, afortunadamente abortado, y cómo vivieron en la ficción esa fecha un grupo de cantantes "post-punkies" de la entonces incipiente movida madrileña, y una joven burguesita a la que su accidental anexión al grupo le permitirá crecer como persona y desinhibirse de sus muchos miedos a la edad adulta.

Gutiérrez retrata con bastante certeza el clima de aquellos días, una etapa efervescente de la Historia de España, días en los que la democracia no estaba, ni mucho menos, asegurada, y donde estar fuera de las normas establecidas podía suponer un grave peligro para la integridad física. Gutiérrez es una cineasta que mima a sus intérpretes, y todos están excelentes, incluidas las integrantes del grupo musical, todas ellas (menos Verónica Sánchez, claro) aún cortitas en tablas, pero muy seguras en pantalla.

Film criptoautobiográfico (la propia Gutiérrez participó en un conjunto musical a principios de los ochenta, con una pinta parecida a éste de Las Sioux), se deja ver por su falta de pretensiones y su buen ritmo narrativo. Eso sí, el título es espantoso: ¿cuándo aprenderemos de los americanos a poner títulos atractivos, y no uno que, como éste, parece que está pidiendo churros para el chocolate?

(29-06-2005)