Pelicula:

CINE EN PLATAFORMAS
Disponible en Netflix

La irlandesa Nora Twomey es uno de los nombres fundamentales del dibujo animado europeo, a la altura del francés Michel Ocelot, el español Sergio Pablos, el franco-italiano Lorenzo Mattotti o el neerlandés Michaël Dudok de Wit. Twomey (Cork, 1971) tiene tras de sí una no demasiado larga pero sí feraz carrera, con títulos como El secreto del libro de Kells (2009), codirigido con el también estupendo Tomm Moore, y, ya en solitario, la lacerante El pan de la guerra (2017), sobre los dramáticos problemas de la mujer bajo la dominación de los talibanes (de la primera dominación, no de esta segunda de ahora, que parece es aún peor…).

La historia se ambienta en un lugar indeterminado, pero en cualquier caso en lo que parece el Primer Mundo (que es “primero” para los que tienen la suerte de pertenecer a la clase alta o, al menos, la media…). Conocemos a Elmer, un pequeño como de 8 años, y a su madre; ambos poseían una tienda que les permitía llevar una vida razonablemente feliz, hasta que, por los giros del destino (quizá el mismo fenómeno que está dejando desiertos los pueblos pequeños en nuestro país, en eso que hemos dado en llamar “la España vaciada”), terminaron perdiéndola y tuvieron que emigrar a la ciudad, llamada Ciudad Siempre Gris (así que ya nos hacemos una idea de cómo era…). Pero en la ciudad todo les va mal, desde el astroso apartamento en el que viven, con una casera desagradable al máximo, hasta el pequeño local que la madre aspira a alquilar para instalar su nueva tienda, pero para lo que no tiene dinero. Las penurias económicas hacen que Elmer, un día, con gran enfado, se marche de casa diciendo que conseguirá el dinero necesario para la tienda. Antes había socorrido a una gatita, que resulta ser un animal mágico que le dice que, en agradecimiento a lo bien que se ha portado con ella, hará que el niño pueda tener su propio dragón, para lo que tendrán que hacer un viaje lleno de aventuras…

El dibujo de la película es premeditadamente naif, muy sencillo e ingenuo, un dibujo sencillo, buscando el aspecto típico de los cuentos infantiles, con trazos simples pero hermosos, a pesar de lo cual son muy expresivos, especialmente los del niño. Los personajes humanos buscan cierto parecido con los reales, no así los animales, y aún menos los paisajes, en los que se vuelca especialmente la fantasía, acentuando con ello su carácter de aventura de corte puramente imaginativo.

Un paralelo mundo fantástico, entonces, con hallazgos como el delicioso dragón Boris, un bromista, un juguetón redomado, tan alejado de la imagen tonante de los de su especie (por ejemplo, los majestuosos de Juego de tronos, impresionantes), además con particularidades tan especiales como que le dé miedo el agua… y el fuego. Junto con el niño, ambos vivirán una aventura tras otra, una historia quizá iniciática en lo que se puede considerar, por ambas partes, una especie de “coming age”, de maduración en el paso de la infancia a la edad adulta, tanto del niño como del dragón.

Aunque la película resulte quizá un poco larga en su parte final, es un pero menor en un film con buen ritmo, con un evidente tono infantil pero no por ello infantiloide, ni mucho menos. Sutil, creativa, es también una hermosa historia de amor materno-filial de una madre y su hijo, una historia esperanzada pero que, con buen criterio, no oculta los aspectos más negros de la pobreza, ni edulcora los problemas inherentes a la misma.

A través de la relación del niño protagonista con los animales, reales o fantásticos, en clave de fábula, se habla de temas como la amistad basada en la confianza mutua, así como sobre la necesidad de enfrentarse a los miedos con el apoyo de los amigos; quizá en segundo término, pero también relevantes, aparecen temas que no son precisamente infantiles, como la importancia de la confianza de los ciudadanos en su líder, la compleja esencia del poder político, y la diferencia que hay entre la prudencia de la sabia vejez y el ímpetu de la juventud, tan belicoso como ciego.

Hecha a base de sentimientos y emociones simples, sencilla y amable, pero sin ñoñerías, la luminosa historia de El dragón de papá parte de la novela homónima escrita en 1948 por Ruth Stiles Gannett, y se convierte de alguna forma en un homenaje al mundo fantástico descrito por los padres (y las madres, por supuesto) a sus hijos, a los que les cuentan esas historias de mundos imposibles que irán forjando, junto a otros muchos afluentes, el carácter, el espíritu de los futuros hombres y mujeres adultos.


(04-09-2024)


 


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99'

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El dragón de papá - by , Sep 04, 2024
3 / 5 stars
Una historia luminosa, sencilla, sin ñoñerías