Una de aventuras familiares es lo que ofrece esta “Roar”, título original y muy onomatopéyico de “El gran rugido”, una película sencilla, rodada con poco dinero, bajo pabellón australiano, en la misma época en la que esta nacionalidad exportaba cineastas y actores de la categoría de Peter Weir, George Miller, Bruce Beresford, Mel Gibson, Rachel Ward, Nicole Kidman o Bryan Brown. Esta cinta, sin embargo, nada tiene que ver con las notables películas de los citados, sino que se inscribe más en una línea infantil y juvenil, como alegato a favor de la Naturaleza, de forma amable y nada reivindicativa.
Un zoólogo vive en África en plena selva, en un paisaje sugestivo, rodeado de animales propios del entorno, a los que estudia y, de alguna manera, ayuda a cuidar. Su vida, hasta entonces placentera, se torcerá cuando su familia, hasta entonces residente en Estados Unidos, decida irse a vivir con el “paterfamilias”. El director, guionista y actor Noel Marshall es el alma de la película, y aunque no parece que sus dotes como cineasta sean espléndidas, al menos sabe contar una historia con cierto interés.
El carácter plenamente familiar del filme se refuerza a la vista de los protagonistas. Por un lado, encabeza el reparto, como máxima estrella, Tippi Hedren, la rubia belleza plena de ambigüedad y encanto de “Los pájaros” y “Marnie, la ladrona”, ambas de Hitchcock. Junto a ella, su hija, Melanie Griffith, por aquel entonces todavía casi una desconocida, lejos aún sus papeles en “Doble cuerpo”, “Algo salvaje”, “Armas de mujer” y “Two much”. Los papeles masculinos están interpretados por el director, Noel Marshall, y sus parientes John y Jerry: todo queda en casa…
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.