Pelicula:

El cine noruego parece haber encontrado una veta estimulante en llevar a la pantalla su propia Historia, que ciertamente no carece de interés. Así, en los últimos años hemos podido ver filmes como Max Manus (2008), que narra la historia del héroe homónimo de la Resistencia Noruega durante la Segunda Guerra Mundial; La isla de los olvidados (2010), sobre un abominable reformatorio que la Noruega de principios del siglo XX mantenía, tan lejos entonces de su hoy admirable respeto por los derechos humanos; Kon-Tiki (2012), sobre la gesta de Thor Heyerdahl, el héroe noruego que cruzó el Pacífico con una simple balsa, demostrando que era posible que los indígenas sudamericanos colonizaran las islas de la Polinesia.; y El último rey (2016), que cuenta los hechos históricos acontecidos en el siglo XIII, cuando el heredero de la corona noruega es asesinado y entonces habrá que preservar a toda costa la vida del heredero, a la sazón un bastardo.


Es curioso porque esta La decisión del Rey tiene también cierto tono monarquizante (si se me permite el palabro, que no existe pero se entiende perfectamente). En abril de 1940 Noruega era neutral, rol que había tomado desde principios del siglo XX, tras su proclamación como estado soberano tras separarse pacíficamente de Suecia en 1905. No tomó parte en la Primera Guerra Mundial y su intención era no hacerlo tampoco en la Segunda, que había iniciado la Alemania nazi en septiembre de 1939 al invadir Polonia. Pero el Tercer Reich conmina al gobierno noruego a permitir la entrada de las tropas nazis y cerrar sus puertos a los aliados, sabedor Hitler de la importancia de Noruega y sus ricos recursos naturales, imprescindibles para ganar la conflagración. Desarbolado el gobierno, deseoso de negociar (y entregar el país), con un gobierno alternativo en ciernes, títere de los intereses nazis, el rey Haakon VII se verá compelido a tomar una decisión que, a la postre, tendrá una importancia capital en la Historia de Noruega.


Como decimos, es notorio el énfasis monárquico: el filme trata a la figura del rey como la más respetable de todas las que aparecen, por encima del heredero, el príncipe Olav, pintado como un hombre efervescente, radical, con poca capacidad para sopesar pros y contras; pero también por encima de la cabeza civil del país, el primer ministro, presentado aquí como un tipo temeroso y presto al entreguismo. Por otro lado, la historia se amplía con otras dos líneas argumentales, una que confluye con la principal (los tres días en los que el rey tuvo que tomar su trascendental decisión), otra la del embajador alemán en Oslo, que fue mandatado por el propio Führer para negociar exclusivamente con el monarca, y la de un soldadito imberbe que afrontará con su pequeño destacamento el avasallador avance de la poderosa Wehrmacht, el ejército nazi. Aunque las dos primeras historias, la principal y la del embajador (deseoso de llegar a un acuerdo para evitar la matanza de los noruegos: un paloma abocado a actuar como halcón...), casan razonablemente, la del soldadito adolescente rechina, no termina de encajar nunca en la trama, aunque se entiende que los guionistas y el director la incluyan para que veamos también al Soldado Desconocido, esa carne de cañón galardonada pero desgarrada, el que siempre termina reventado mientras los generales, gobernantes y reyes salvan sus aristocráticas posaderas.


Filme apreciable aunque un tanto descompensado, su mensaje subrepticiamente monárquico no gustará demasiado, y con razón, a quienes creen que la corona, cualquier corona, es un anacronismo sin sentido en pleno siglo XXI, aunque haya habido momentos históricos (como el que refleja la película) que justificaran excepcionalmente su existencia. Cinematográficamente es correcta, con una pulcra dirección de Erik Poppe, que pone énfasis en la figura del Rey Haakon VII, según lo que se cuenta aquí un hombre que realmente amaba a su pueblo y tenía el lema patrio, "Todo por Noruega", por el suyo propio. Según el filme, era hombre afable, entregado a sus nietos, pero a la vez sensato, firme y decidido: lástima que la genética no garantice la permanencia de esas virtudes...


Gran trabajo del veterano Jesper Christensen, seguramente el más famoso y prestigioso de los actores noruegos, en una composición muy matizada, en un rol tan distinto a los que le hemos visto en numerosas producciones como Casino Royale (2006) o La deuda (2010).



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133'

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La decisión del Rey - by , Aug 15, 2017
2 / 5 stars
Todo por Noruega