La famosa invasión de los osos en Sicilia

El cine de animación para adultos sigue teniendo pujanza, a veces mayor que la de las películas con actores. Es el caso: La famosa invasión de los osos en Sicilia es una auténtica joya que deslumbra desde los primeros segundos. La historia se centra inicialmente en dos personajes, Gedeone y Almerina, un adulto y una niña; ambos recorren los caminos para representar en pueblos su espectáculo, una especie de cuentos representados a través de paneles en los que van apareciendo las imágenes que se narran, un poco a la manera de las aleluyas de los trovadores españoles de la Edad Media. Acuciados por la ventisca, se refugian en una cueva, pero allí les sorprende un gigantesco oso; temerosos, le muestran su espectáculo, esperando con ello evitar que se los coman. Y es que su cuento habla de dos osos, Léonce y su hijo Tonio, al que el primero está enseñando a pescar; en un descuido del padre, unos hombres atrapan al osezno y se lo llevan a la ciudad; Léonce, líder de la manada de osos, está desconsolado, hasta que se entera de que su hijo puede estar en Sicilia, en la ciudad que dirige el perverso Gran Duque; los osos, ignorantes de la maldad del gobernante, se encaminan hacia la ciudad, siendo masacrados por el ejército humano. Pero los osos son más astutos de lo que pensaban...

Llaman la atención en esta deliciosa película muchas cosas: en la forma, el exquisito dibujo, conscientemente alejado de formas antropomórficas, a veces con un trazo sencillo, sobre todo en el diseño de los osos, huyendo del detalle y apostando más por el volumen, el color y algunas líneas más rectas que curvas, mientras que los seres humanos son retratados con una gran estilización, recordando referentes artísticos como El Greco, El Bosco o, en cine, Pesadilla antes de Navidad o La novia cadáver. En la forma, La famosa invasión de los osos en Sicilia es un prodigio de temas: la ingenuidad salvaje de los plantígrados, la necesidad de ser lo que se es y no pretender ser otra cosa, la perversidad que forma parte del alma humana, en constante tensión con la bondad, Jano bifronte del Hombre desde que nos bajamos de los árboles, el regreso a la Naturaleza como forma de curar las heridas sentimentales y morales... Casi un tratado de filosofía, de metafísica, en una película por lo demás amenísima, que no pierde nunca el ritmo narrativo, circunstancia tanto más llamativa cuanto que el film es el primer largometraje que rueda su director, Lorenzo Mattotti.

Mattotti (Brescia, 1954) es un reputado pintor, ilustrador de libros y dibujante de cómics. Desde finales del siglo XX vive en París. Allí realizó, junto con otros cinco directores, un film de animación de “sketches”, no estrenado en España, cuyo título era Peur(s) du noir (2007), algo así como “Miedo(s) de negro”. Ahora nos deslumbra con esta formidable La famosa invasión..., que parte de una historia original del escritor italiano Dino Buzzati, cuya obra más importante y conocida es El desierto de los tártaros. El cuento La famosa invasión de los osos en Sicilia fue publicado en Italia en 1945, y ahora, con guion de Thomas Bidegain (imprescindible guionista del cine francés de nuestro tiempo, autor de libretos de películas como Un profeta y Los hermanos Sisters), Jean-Luc Fromental y el propio Mattotti, se convierte en una deliciosa película que habla de amor paternofilial, de relaciones entre humanos y animales, de perversidad, de miedo, de redención y de otros muchos asuntos, todos interesantes, todos candentes.

Gran obra, deslumbrante en su belleza pictórica, como corresponde al maestro en esa profesión que está a los mandos; es recomendable verla en su versión original en francés (con subtítulos, por supuesto, si no se domina la lengua de Baudelaire), que cuenta con las voces del propio guionista Bidegain, que interpreta (muy apropiadamente) al cuentacuentos Gedeone, y del también guionista, aunque no en este film, Jean-Claude Carrière, habitual socio en la escritura de libretos cinematográficos de Buñuel en su etapa francesa.

(13-11-2019)