El alumno de Dirección Julio Diamante se titula en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas (IIEC) con un relato de Theophile Gautier convertido en la película La lágrima del diablo.
San Antonio, casamentero, se siente generoso ante las múltiples peticiones de su feligresía. El demonio, Pedro Botero, y su ayudante no pueden permitir la constante pureza de una joven de quien el santo se siente tan orgulloso. Los diablos apuestan con el clérigo que, antes de la noche, la muchacha habrá cedido en sus sentimientos y ellos habrán ganado para su causa el alma perdida. Pero Botero no ha tenido en cuenta que todavía le queda un punto de humanidad, como tampoco que el amor es capaz de arrebatarle una lágrima al mismísimo demonio. Exteriores e interiores están fotografiados con un contrastado blanco y negro que contribuye a la oportuna alternancia de tono romántico en unas secuencias junto al estilo realista utilizado para situaciones cotidianas.
La excelente fotografía de Luis Cuadrado, la ágil cámara de José Aguayo y las notables interpretaciones de los entonces alumnos del IIEC María Massip y Sergio Mendizábal, entre otros, aportaban oficio y maestría a la versión cinematográfica del texto francés.
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