Confirma Alan Rudolph con este petulante filme la caída libre que iniciara al principio de los años noventa con Amor perseguido. El que fuera apóstol de la postmodernidad con aquella fábula barroca y sin aliento titulada Elígeme, ha perdido (quizá definitivamente) el norte, como demuestra esta biografía de Dorothy Parker, atrabiliaria mujer de talento literario pero tormentosa vida, que jamás fue feliz, probablemente a causa de la relación amorosa no consumada con su mejor amigo. Casi dos horas de proyección se emplean en contarnos lo infeliz que fue esta escritora con tendencia a escribir ripios imposibles, a decirnos lo bohemio que era su Círculo Vicioso, un grupito de intelectuales "a la pàge" de los años veinte, reunidos en el Hotel Algonquin, donde tenían que soportar las majaderías de esta banda de memos supuestamente brillantes.
Casi dos horas de pura, insufrible palabrería, como en las peores películas de Garci, y perdón por la forma de señalar. De ese espíritu se contagia la película de Rudolph, lo más cursi y pedante que se haya visto en los últimos años. Así, el esforzado trabajo de Jennifer Jason Leigh como la Sra. Parker se evidencia inútil, y el amplio y en general talentoso reparto naufraga entre frases huecas y una dirección plana y apocada que invita al bostezo continuado, ¿Dónde está el Rudolph que admiramos? ¿Es que tal vez nunca existió?
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