Aunque Guillermo Arriaga (México D.F., 1958) está firmando guiones desde 1997, no saltaría a la fama hasta el año 2000, cuando se estrenó Amores perros, con dirección de su compatriota Alejandro González Iñárritu y libreto suyo. La película fue nominada al Oscar y obtuvo una gran cantidad de premios por todo el mundo (Cannes, BAFTA, Ariel, Boston, La Habana, Huelva, entre otros muchos). Ese éxito puso a ambos en el mapa, y repitieron colaboración en los dos siguientes proyectos fílmicos de Iñárritu, 21 gramos (2003), ya con producción USA y estrellas yanquis (Sean Penn, Naomi Watts, Benicio del Toro), que volvió a cosechar premios y elogios, y Babel (2006), que aunque volvió a ganar el favor del público y crítica, con dos Oscars, rompió la relación artística entre director y guionista, que desde entonces vuelan solos cada uno por su lado.
Arriaga se estrenaría como director de largometrajes (antes había hecho algunos cortos y productos televisivos) con esta Lejos de la tierra quemada, cuyo título original, The burning plain, pareciera remitir (aunque realmente no tenga nada que ver) al del libro de relatos El llano en llamas, de Juan Rulfo. La película contó con un buen reparto de norteamericanos y mexicanos, con la entonces ya rutilante estrella Charlize Theron, que ya había conseguido el Oscar por Monster (2004), pero también con una jovencísima Jennifer Lawrence, cuando aún no había explotado como la sensacional actriz que es, pero ya daba muestras de un talento descomunal. A pesar de todo ello, la película fue un fracaso económico sideral, con un presupuesto de 20 millones de dólares y una recaudación a nivel mundial de poco más de 5 millones. Ello cercenó abruptamente la carrera de Arriaga como director, que desde entonces solo ha hecho algunos cortos, algunos segmentos dentro de largometrajes con otros cineastas, y una serie televisiva.
La acción se desarrolla en dos tiempos cronológicos, la actualidad (la de 2006, se entiende) y unos 10 años atrás. En el primero de esos tiempos conocemos a Sylvia, que gerencia un restaurante de alto copete en Estados Unidos, mantienendo relaciones sexuales de corte sadomasoquista con uno de sus empleados, pero también con otros hombres, en los que siempre tiene un rol pasivo y sufridor. Por otro lado, en el tiempo atrás, conocemos la historia de amor clandestina de Gina, una norteamericana madre de familia numerosa, que vive en la parte yanqui de la frontera con México, y Nick, un padre de familia también bastante amplia, mexicano, que vive en la parte azteca. Ambos se aman tórridamente, entre otras cosas porque ella, operada de mastectomía, no se siente rechazada como le ocurre con su marido. Cuando Mariana, la hija de Gina, descubre la infidelidad de su madre, concibe un plan para darle un escarmiento, pero el plan sale mal, muy mal...
Lejos de la tierra quemada, como casi todo el cine que escribe (y en este caso, dirige) Guillermo Arriaga, tiene como características esenciales contar varias historias que se interseccionan entre sí, ser historias de carácter fronterizo (no necesariamente entre USA y México: véase el caso de Babel, fronteras a lo largo de todo el mundo, y no solo geográficas...), y presentar duros temas a los que sus protagonistas han de enfrentarse si quieren enderezar sus vidas y redimirse de las culpas, reales o imaginarias, que esos temas les suponen. Aquí contamos efectivamente con todas esas características, con la peculiaridad de que las varias historias contadas son en todos los casos los de las mismas personas pero en distintos momentos de su vida.
El tema central, por supuesto, es el de la redención de la protagonista, que se culpa (no sin razón...) de las desastrosas consecuencias de un hecho realizado por ella en su adolescencia, que marcó su vida y la de su familia para siempre. Esa redención, que conllevará la autoflagelación con relaciones tóxicas en las que es agredida física y moralmente, pero también con autolesiones que se inflige a sí misma, no podrá llegar hasta que la protagonista no se enfrente al pasado del que huye constantemente y asuma las consecuencias del mismo.
Jugando con las tres líneas argumentales que presenta el film, Arriaga se muestra como un cineasta no demasiado personal, si bien es cierto que su recurrencia a la narrativa mediante flashbacks, en estos tiempos en los que las historias han de ser lineales para un público acostumbrado a argumentos simples y sin mucha complicación, probablemente contribuyó al fracaso comercial de la obra. En este sentido, no es una película estilista, prima el contenido sobre la forma, aunque su estructura narrativa sea sincopada y un tanto compleja.
Drama en clave femenina sobre la necesidad de sentirse amada y deseada, sobre la búsqueda por muy diversos caminos de la comprensión de conductas que se antojan incomprensibles, su tema central será, finalmente, la busca de la redención, la necesidad vital de hacer las paces con su pasado y perdonarse a sí misma para poder seguir viviendo.
Película de interés pero en su conjunto irregular y un tanto desequilibrada (la trama de los adolescentes, hijos de los amantes calcinados, es manifiestamente más débil que la central), Lejos de la tierra quemada queda como una apreciable pero no totalmente conseguida muestra de cine fronterizo, de cine hecho entre dos comunidades, pero sobre todo de cine hecho sobre sentimientos a flor de piel, de crimen y castigo, de culpa y redención, de abismos a los que asomarse y cómo intentar escapar de ellos.
Notable trabajo actoral de las dos mujeres que interpretan el mismo personaje (aunque con nombres distintos), Charlize Theron y Jennifer Lawrence, ambas de las mejores actrices de sus respectivas generaciones. Del resto nos quedaríamos con una Kim Basinger que aquí tiene un papel secundario pero que ella dota de sensibilidad, emoción y temblor humano, y también con el portugués Joaquim de Almeida, que aquí hace de mexicano.
(25-10-2020)
107'