El director Ridley Scott se hizo famoso entre los aficionados al cine por dos notables películas consecutivas, Alien. El octavo pasajero (1979) y Blade Runner (1982), que se constituyeron prácticamente sobre la marcha como dos clásicos del terror espacial y de la ciencia-ficción, respectivamente. Después su carrera ha seguido una línea un tanto errática, no volviendo a realizar nada tan bueno como aquellos dos magníficos filmes.
Curiosamente, su debut en el cine tuvo lugar sólo dos años antes de Alien, con este Los duelistas, una vistosa, elegante, pulquérrima adaptación de la novela homónima de Joseph Conrad, la historia, al parecer con ciertos visos de realidad, de dos oficiales del ejercito napoleónico, enfrentados una y otra vez, a lo largo de sus vidas y de sus destinos como soldados, en continuos duelos de honor, motivados por el carácter irascible, vehemente y envidioso de uno de ellos.
En su momento se quiso ver en esta película una especie de copia del kubrickiano Barry Lyndon (1974). Nada más lejos: el film de Scott tiene entidad propia, sin ser deudor de la (por lo demás) extraordinaria obra maestra de Stanley Kubrick. Notable el dúo protagonista, Keith Carradine (antes del papel de su vida en Elígeme, la película por excelencia de Alan Rudolph) y Harvey Keitel (espléndido, como siempre), en su delirante enfrentamiento a perpetuidad.
(16-08-2007)
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