Pelicula:

La película de animación digital Madagascar (2005), producida por DreamWorks, se constituyó en su momento en un acontecimiento taquillero, al recaudar 532 millones de dólares en todo el mundo; estaba cantado que habría continuación, y así llegó esta Madagascar 2 (2008), que aumentó la recaudación hasta algo más de 600 millones de dólares, por lo que parecía obvio que habría tercera parte, que lo fue Madagascar 3: De marcha por Europa (2012), que volvió a incrementar la taquilla, ahora hasta rozar los 750 millones de dólares. Lo extraño es que, con esas cifras, DreamWorks no haya hecho ya, diez años después de la última cinta, otra nueva entrega del serial de los animalitos zoológicos por excelencia. Quizá el desinflamiento del tema con el “spin-off” Los pingüinos de Madagascar (2014), que vio reducida su recaudación a algo menos de 375 millones de dólares, haya influido en ello, creyendo los ejecutivos de la casa del niño pescando desde la luna (ya saben, el logo de DreamWorks...) que el filón está agotado.

Lo cierto es que esta segunda entrega, Madagascar 2, mantiene razonablemente el tipo con respecto a la primera, si bien hemos de decir que la tercera fue, para nuestro parecer, la mejor de todas (para que luego digan que “nunca segundas, o terceras, partes, fueron buenas”...). La acción se inicia con un prólogo en el que vemos cómo llegó el león Alex al zoo de Nueva York. Cuando era un cachorro, en África, era el hijo del rey de la selva, el león Zuba, al que su rival Makunga reta para sustituirle en la jefatura; mientras los leones luchan, el pequeño Alex se distrae fuera de la zona de seguridad y es capturado por cazadores; el pequeño terminará en Nueva York, donde crecerá en el zoo, en el que  se especializará en bailar como una peonza... Ya en el relato principal del film, conectamos con el final de Madagascar, contemplando cómo los animales maquinan volver desde África hasta la Gran Manzana; el avión que preparan con retales de chatarra los siempre eficientes (bueno, “más o menos” eficientes...) pingüinos militaristas tendrá que hacer un aterrizaje de emergencia, y los animales viajeros, creyendo que están ya en Nueva York, se encuentran sin embargo con numerosos animales como ellos, porque siguen en África...

Esta segunda parte, también dirigida por Eric Darnell y Tom McGrath, como la primera y tercera partes (esta última con el adlátere Conrad Vernon), mantiene el tipo razonablemente, como decimos, presentando una serie de divertidas aventuras jugando con la tipología de caracteres de la saga, desde el peculiar león Alex, que parece un trasunto del niño de Billy Elliot, buscando la paradoja de un león bailarín, a la jirafa hipocondríaca y enamorada de una hipopótama, pasando por el rey Julian, el lémur más cachondamente clasista que imaginarse pueda, aparte de la cebra Martin y los pingüinos comandados por el estricto Skipper. Esta panda de descerebrados, con el comportamiento antropomorfizado que corresponde a las amables fábulas que tanto gustan en las animaciones con un público objetivo mayormente infantil, tendrá también algunos detalles que seguramente agradecerán más los adultos, desde la villana, que resulta ser una (aparentemente) endeble viejecita, pero en la realidad una tía de armas tomar, que maneja el andador como una consumada karateka y tiene más malas pulgas que la madrastra de Cenicienta, convirtiéndose con ello en un auténtico hallazgo, al contraponer una apariencia de fragilidad y desvalimiento con la realidad de una Rambo con moño, falda y gafas de vista cansada; el otro villano, el león Makunga, es bastante más endeble, apreciándose un evidente seguidismo hacia el villano leonino por excelencia en animación, lógicamente el malévolo Scar de El rey león; dicho esto, no es la única alusión al clásico de Disney, observándose en otros momentos cierta sensación de “déjà vu” con respecto a la famosa película de la Casa del Ratón.

También el amor entre disímiles, en este caso la jirafa (macho, eso sí...) y la hipopótama busca enviar un mensaje de tolerancia hacia las parejas diferentes, mensaje que, si bien está remitido en primera instancia a los infantes, parece claro que también debería calar en sus progenitores, que son los que, en el día a día del hogar, van implantando las ideas-fuerza que anidarán en cada infante para el resto de sus vidas. La tercera idea sobre la que, a nuestro parecer, gira, en principio, el relato de esta Madagascar 2 sería el de la amistad como relación especial, en la que, con independencia del aspecto, los amigos siempre se reconocerán porque ambos son, mutuamente, “especiales” entre sí, idea desarrollada a partir del enfado de la cebra Martin con Alex cuando éste no sabe distinguir a su amigo entre un mar de cebras supuestamente iguales.

Con buen ritmo, con diálogos divertidos, en especial los que se ponen en boca del rey Julian, plenos de humor absurdo, tan imbécilmente clasista que nos reímos “de él”, no “con él” (lo cual sí sería un tanto peligroso, al menos para los peques...), pero también de los siempre sembrados pingüinos, estos con su peculiar humor “destroyer”, la película se deja ver con agrado, casi hora y media de chispeantes aventuras, bien puestas en escena por los directores, que es evidente que le tienen pillado el tranquillo a la saga, como demostraron con la tercera entrega, la que, como decimos, nos pareció la mejor de todas.

(07-04-2022)


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89'

Año de producción

Madagascar 2 - by , Apr 07, 2022
2 / 5 stars
El hallazgo de la abuelita villana