El cine sobre personas con síndrome de Down (que se suele citar también por sus siglas SD) no es precisamente numeroso. Así a vuela pluma recordamos algunos títulos, como la belga El octavo día (1998), de Jaco Van Dormael, la española Yo, también (2009), de Antonio Naharro y Álvaro Pastor, la norteamericana Girlfriend (2010), de Justin Lerner, y la irlandesa Sanctuary (2016), de Len Collin, pero no muchas más, al menos con cierta repercusión popular. Todas ellas tienen como nexo común incluir de forma protagonista o coprotagonista un personaje aquejado de síndrome de Down, las personas nacidas con un cromosoma de más, el famoso cromosoma 47, que hace que sean seres humanos con determinadas discapacidades físicas e intelectuales. Lo curioso es que las películas que hemos citado, y en general la mirada sobre el fenómeno Down, se suele producir en cine sobre personas ya adultas, mientras que la peculiaridad de este Mi hermano persigue dinosaurios es que se ambienta primero en el nacimiento y primera infancia del coprotagonista con el síndrome (y su familia) y después hacia los 12 años.
La película parte de un libro de Giacomo Mazzariol, un jovencísimo autor (cuando se escriben estas líneas tiene 23 años) que, en 2015, difundió un vídeo en la red con su hermano Giovanni (Gio), afectado por SD, que se haría viral, siendo incluso noticia en los telediarios, mostrando una mirada tierna y a la vez lúcida y humanista sobre un tema que, ciertamente, no suele aparecer en teles, periódicos ni películas, como queda dicho. Giacomo escribió entonces el libro autobiográfico Mio fratello rincorre i dinosauri: Storia mia e di Giovanni che ha un cromosoma in più. La película sigue la misma historia, contándonos que Davide y Katia convocan a sus hijas Chiara y Alice, como de 8 años, y Jack (diminutivo de Giacomo), de 4 años, al lugar de las grandes reuniones familiares (que resulta ser el aparcamiento vacío de un centro comercial, donde los padres se conocieron) para informarles de que van a tener un nuevo hermanito, un niño, al que llamarán Giovanni (en diminutivo Gio), que será “especial”, al haberles comunicado la ginecóloga que el niño tiene síndrome de Down. El pequeño Jack, en el que se centra la historia, cree que esa cualidad “especial” es que su hermano tiene superpoderes y será un superhéroe. Con el tiempo se enterará de cuál es la realidad, y cuando crece y llega a la adolescencia, su relación con Gio ya no será tan buena, y la cosa se complica aún más cuando marcha al instituto...
El director, Stefano Cipani, hace con este su primer largometraje de ficción, habiéndose fogueado hasta ahora en el mundo de los cortometrajes. Lo cierto es que la película tiene dos vertientes bien diferenciadas: por un lado, su aspecto humanista, su apuesta por la visibilización de unas personas que en cine apenas existen, más allá de un puñado de películas, como hemos citado; ese es un aspecto ciertamente encomiable, y más aún cuando se centra en las etapas del nacimiento e infancia de una persona con SD, que es aún más raro que con las personas ya adultas; por ese lado, chapó. Pero, sin embargo, en la parte cinematográfica, nos parece que Mi hermano persigue dinosaurios es un film manifiestamente mejorable, con un guion más bien endeble y con cierta tendencia al tópico, y una realización plana y poco personal; si acaso, apuntaríamos como dato relevante el plano en el que por primera vez los cinco miembros de la familia (padre, madre, hermanas y hermano) ven al nuevo componente del clan, un plano en contraplano del propio niño recién nacido, todas las cabezas unidas en círculo alrededor del crío, al que no veremos entonces sino en escenas posteriores: esa especie de “cámara subjetiva” es el único detalle de cineasta imaginativo que vemos a Cipani, que quizá tenga recorrido más adelante en otros proyectos, pero que en este, desde luego, nos parece que no ha estado precisamente creativo.
Así las cosas, queda esa dicotomía, la humana y la fílmica, con una importante disociación, que hace que, en su conjunto, como película, Mi hermano persigue dinosaurios (título ciertamente sugerente y curioso) no alcance el nivel de los films sobre SD que hemos citado al comienzo de este texto, todos ellos valiosos y cinematográficamente estimables.
Alessandro Gassmann, el hijo del gran Vittorio, encabeza el reparto, aunque en puridad todo el peso lo lleva el adolescente Francesco Gheghi, que apunta maneras y habrá que seguir. En un papel secundario aparece la almodovariana Rossy de Palma, en un rol bastante peculiar, aunque es cierto que sus personajes son siempre bastante peculiares...
(25-07-2020)
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