El caso de Lawrence Kasdan es, seguramente, único en el mundo: fue guionista de algunos de los títulos comerciales más emblemáticos de los años setenta y ochenta, como El imperio contraataca (1979), En busca del arca perdida (1981) y El retorno del jedi (1983). Cuando debutó como director, en la segunda de esas dos décadas, alcanzó notoriedad y sus películas gustaron mucho: el tórrido “aggiornamento” del cine negro de Fuego en el cuerpo (1982), la dramedia Reencuentro (1983), el brioso neowestern Silverado (1985).
Sin embargo, llegados los noventa, parece que lo hubiera mirado un tuerto (perdón si es políticamente incorrecto...), pues, abandonando su carrera de guionista para otros (salvo el libreto de El guardaespaldas), se centró en la suya como director, y sus films, uno tras otro, fueron estrepitosos fracasos comerciales, aunque tenían entidad y eran interesantes: la comedia negra Te amaré hasta que te mate (1990), el sólido drama de historias cruzadas Grand Canyon (1991); otro vigoroso neowestern, Wyatt Earp (1994); y este Mumford (al que en España se le añadió una frase que parecía un eslogan publicitario, “algo va a cambiar tu vida”); en especial estas dos últimas películas tuvieron recaudaciones muy inferiores a sus apreciables presupuestos, lo que dejó tocado del ala, quizá definitivamente, a Kasdan, que en el siglo XXI ha hecho como director pocas cosas (y las que ha hecho, como El cazador de sueños y ¡Por fin solos!, casi mejor que no las hubiera hecho), refugiándose en los guiones de algunos de los capítulos de la saga Star Wars y asociados.
Pero lo cierto es que Kasdan es un guionista y director interesante, como demuestra este Mumford, la historia de un psicólogo, el Dr. Mumford, asentado en la ciudad de Mumford (ejem...), donde consigue pronto el aprecio de sus convecinos y, sobre todo, pacientes, por su peculiar forma de afrontar los traumas y neuras de estos, una forma de afrontar que tiene que ver más con el trato humano y la mirada cómplice que con terapias abstrusas y deshumanizadas. Claro que el Dr. Mumford guarda un secretillo de nada...
Tiene Mumford un tono humanista muy agradable, con este médico (ejem, otra vez...) que trata a sus pacientes como iguales, sin superioridad, que los trata intentando comprenderlos y buscando sus problemas más profundos, para que ellos mismos puedan salir por sí solos. Tiene también un buen puñado de personajes de la América de nuestro tiempo, personajes con problemas de comunicación, de gestión de sentimientos, con dificultad para expresar sus emociones, sus amores, sus tristezas. El hecho de que el doctor en cuestión resulte ser también un herido que sana a otros heridos, le confiere a la película un inusual tono esperanzado, a pesar de que las cosas se tuerzan para el protagonista a lo largo del metraje del film, como cabía esperar cuando se desvela su secreto. Kasdan, que en sus primeras películas dio muestra de cierta tosquedad (quizá como consecuencia de la falta de tablas) como director, ya en este tiempo había alcanzado una elegancia en la puesta en escena que es otra de las virtudes del film.
Ese tono esperanzado es también, a ratos, como un tono feérico, de cuento de hadas, en el que los villanos no lo son, o solo lo son un poco, villanos a tiempo parcial, solo algunas sombras que oscurecen levemente esta comedia melancólica, agridulce pero que finalmente apuesta por el ser humano, por su capacidad para sanarse, o para sanar a otros, incluso a otros que tienen las mismas heridas de su sanador.
Reparto apañado: Loren Dean es un acierto de casting, ajustándose muy bien a su personaje; varios y estupendos intérpretes de reparto soportan sobre sus hombros el cañamazo de la película: hablamos de Alfre Woodard, Mary McDonnell, Hope HopMartin Short, David Paymer, Ted Danson. Sin embargo, nos parece que Jason Lee es un clamoroso error de casting: nadie en su sano juicio se cree que este actor, uno de los fetiches de las comedietas de Kevin Smith, pueda dar el papel de una especie de Bill Gates o Steve Jobs, un genio de la informática que viaja a todos lados a bordo de su monopatín.
(11-03-2020)
112'
Marti