Michael Radford es, seguramente, el más ecléctico y heterogéneo cineasta británico. Nacido en Nueva Delhi, en India, se crió en Oriente Medio, estudió en Oxford y, cuando comenzó a hacer cine, su primer título relevante, Otro tiempo, otro lugar, avisará de uno de sus temas recurrentes, el amor entre una mujer, casada con un hombre mayor, que concibe una ardiente pasión por un joven de su edad, asunto que volvería a tratar en Pasiones en Kenia y, en otro contexto, en B. Monkey. Pero Radford no es un cineasta de un solo tema, sino que ha hecho otras películas muy distintas: la que le dio mayor reconocimiento crítico y popular fue la versión que de la novela 1984, de Orwell, rodó en, precisamente, 1984, coincidencia celebrada y sin duda curiosa. Otros títulos suyos, tan diversos, son El cartero (y Pablo Neruda), de excesivo éxito, y su reciente adaptación del clásico shakespeariano El mercader de Venecia.
Ahora da un nuevo giro a su carrera y hace una de robo perfecto, sólo que con algunas variantes curiosas: los ladrones forman parte de la propia empresa robada, en este caso la poseedora del monopolio de diamantes en el Londres de principios de los años sesenta; el robo, por tanto, no es de dólares, sino de diamantes, valorados en una fortuna con tantos ceros que no caben en una calculadora; el móvil no es sólo el dinero (que también, aunque el uso dado no deja de ser curioso…), sino otros que no destriparemos; y así podríamos seguir, pero habría que desvelar claves que, lógicamente, deben quedar secretas hasta ser desveladas sólo ante los ojos del espectador.
Un plan brillante es un film agradable de ver: no sólo por lo peculiar del guión, con esas variantes sobre un tema trillado que le dan un aspecto como de nuevo, sino por otras cuestiones, quizá no tan menores: la ambientación en la City londinense, en el corazón de las finanzas del Londres que, en ese mismo año, empezaría a convulsionarse con la eclosión de un grupo de Liverpool que cambiaría el mundo. Pero entonces los Beatles no eran sino una noticia de última página, un grupo excéntrico con cuatro majaras de pelos largos que hacían ruido con sus supuestos instrumentos de música (¡jo, y ahora son unos clásicos…!), y la capital del Reino Unido seguía siendo un bastión del buen gusto, la flema, la serenidad. En ese contexto, un viejo que limpia los retretes y una alta directiva con un pie en la calle urdirán un golpe perfecto, que todavía tendrá que dar más de una sorpresa…
Film curioso pero evidentemente no redondo, su moraleja final, que colinda con caritativos postulados no muy populares, y que además raya en la imposibilidad cuasi metafísica, no le ayuda precisamente a redondear la faena. El duelo entre Demi Moore y Michael Caine, como parece obvio, se decanta siempre por el extraordinario actor británico, sin por ello quitar mérito a Demi, que mantiene el tipo muy decentemente, a la par que sostiene un pugilato con frecuencia sensual con Lambert Wilson, un inspector muy apropiado que bebe los vientos por la bella ladrona.
(08-10-2007)
108'