Una mujer descasada

CRITICALIA CLÁSICOS

Fueron los sociólogos estadounidenses los primeros que -cuando terminó la década de los setenta del siglo XX- advirtieron que en su país los divorcios o separaciones de parejas habían aumentado significativamente durante ese tiempo. Y -simultáneamente- el cine lo reflejó acaso no en forma premeditada sino aceptando el fenómeno en sí, y al mismo tiempo aumentando el protagonismo de la mujer en esas historias. Cintas como Alicia ya no vive aquí de  Martin Scorsese, Una mujer bajo la influencia de John Cassavetes, Tres mujeres de Robert Altman, Kramer contra Kramer de Robert Benton, Annie Hall de Woody Allen... inciden en el tema. Incluso en otros países, como en Francia con la estupenda La mujer de Juan de Yannick Bellon, se refleja todo esto que decimos.

Y naturalmente, también en la película del neoyorkino Paul Mazursky (1930-2014) que hoy comentamos. Fechada en 1978, en ese momento había rodado cinco largos y en el primero de ellos, Bob, Carol, Ted y Alice, ya trataba el tema de las parejas, por partida doble. Guionista prácticamente en casi todos sus films, a veces se atrevía incluso a versionar a Shakespeare con su siguiente cinta La tempestad, pero en clave actual y moderna. Y tampoco desdeñaba -en absoluto- actuar como actor, superando en número a sus obras como realizador, si bien a veces fueron papeles no relevantes.

Nuestra futura mujer descasada se llama Erica y es una treintañera feliz. Vive en un Nueva York soleado y habitable, su marido es un próspero ejecutivo de Wall Street, con quien parece que se relaciona perfectamente en todos los aspectos (incluyendo el sexual), y tienen una hija adolescente sin problemas. Pintora por afición, ahora trabaja en una Galería de Arte, habitando en un luminoso y amplio apartamento, en una zona noble de Manhattan. No hay nubes aparentes, no hay ninguna cárcel de la que escapar... y cuando está sola declama y se marca unos pases de baile en ropa interior, como para demostrarse a sí misma que todo va como la seda.

Pero ese microcosmos edénico tiene sus días contados. Un día en plena calle (y en una espléndida escena), cuando se van a despedir marido y mujer -como cada mañana-  para irse a sus trabajos, él rompe en llanto, ella se asusta, y él le dice entre sollozos que ha conocido a una chica joven, se ha enamorado y se va con ella. Así, es un elemento extraño a su mundo perfecto el que lo rompe todo: su propio esposo al echarse un lío. A partir de  aquí, todo es el vacío, el amargo día a día, las amigas bienintencionadas, los postizos amoríos... Solo la aparición de un pintor (como ella), un inglés sensible y atractivo, parece que le sirve de consuelo...

Rodada en una preciosa fotografía de tonos apastelados y con una brillante música de Bill Conti, sin duda Paul Mazursky logra aquí su mejor film, aclamado por la crítica y respaldado por una buena taquilla, junto a tres nominaciones a los Oscars y cinco a los Globos de Oro. Y una parte importante, muy importante, de la cinta es la matizada y excelente interpretación de Jill Clayburgh, premiada en Cannes, y que al año siguiente rodaría en Italia La luna, bajo dirección de Bernardo Bertolucci, muriendo tiempo después a los 66 años. Junto a ella, brilla también el trabajo de Alan Bates en un rol matizado y adecuado, y la presencia en el marido de Michael Murphy, casi escapado de algún film de Woody Allen...

En cuanto a Mazursky, prosiguió con su apretada agenda como guionista, productor, actor... y como realizador a Una mujer descasada le siguió la citada La tempestad, también Un ruso en Nueva York, parcialmente salvada por la histriónica y brillante labor de Robin Williams. En cambio no supo aprovechar en Escenas en una galería la presencia de dos grandes comediantes como Woody Allen y Bette Midler, para contar (de nuevo) un lío y separación de pareja. Al final, su carrera no se enderezó e incluso rozó el infierno con la imposible El pepinillo, aunque aparecieran por allí sólidos intérpretes como Danny Aiello y Shelley Winters.  

Mejor, pues, recordar a este director (casi siempre citado como especialista en comedias), por este otro film agridulce, donde hombres y mujeres bien descritos y matizados, ensamblan una historia que casi roza más el drama, más el dolor que la risa, en sus criaturas...  

(14-01-2024)