Pelicula:

En esa especie de revisión que Disney está realizando desde hace algunas décadas sobre otras culturas que no sean la habitual anglosajona de sus clásicos (aunque siempre tengan una mirada muy “blanca”), le toca ahora el turno a los polinesios. Ya tuvimos en los años noventa a amerindios, con Pocahontas, y a chinos, con Mulan, y en el siglo XXI les tocó el turno a los latinos, en films como Coco y Encanto, y a los afroamericanos, en Tiana y el sapo.

A mediados de los años diez del siglo XXI, con esta Vaiana, le tocó el turno a los polinesios, raza un tanto olvidada en general en el cine, y que en el caso de Norteamérica, teniendo en cuenta que uno de sus estados, Hawái, se encuentra incardinado en aquella zona del mundo, era evidente que, más tarde o más temprano, tocaría.

Pero, como estamos ya en otro tiempo distinto, afortunadamente, del de los clásicos Disney de mediados del siglo XX, con sus princesas tan bellas como inanes y sus príncipes valientes que las salvaban “in extremis”, bien vía “manu militari”, bien vía beso en los morros, Vaiana presenta una tipología distinta: así, la supuesta princesa ya no es tal, sino la hija del jefe de la tribu, con lo cual, aunque se tenga todavía rescoldos de estirpes heredables, al menos se le ha quitado la ranciedad de la sangre azul y otras memeces. Por supuesto, esta nueva heroína de Disney, lejos de la blandenguería y debilidad de las princesitas clásicas, es una mujer de armas tomar, rebelde, aventurera, en línea con las últimas protagonistas disneyanas, desde la de Enredados hasta la de Brave.

La historia se inicia con un prólogo en el que nos cuentan la creación del mundo según las leyendas polinesias, con una diosa de la Naturaleza cuyo corazón era la clave de la armonía en el mundo, pero a la que un semidiós llamado Maui, armado con un gigantesco anzuelo mágico que le permite transmutarse en cualquier animal a voluntad, se lo robó. Mil años después, Vaiana es la  hija adolescente del jefe de la tribu, en la que existe el mantra de no arriesgarse más allá de los arrecifes, donde se cree que habita el Mal. Pero Vaiana, de natural rebelde, cuando su comunidad empieza a tener problemas para pescar aquende los arrecifes, decide, por consejo de su abuela, aventurarse más allá para recuperar el corazón de la diosa y así recomponer la armonía, el equilibrio de la Naturaleza. Pero su padre no está precisamente de acuerdo con esa decisión...

Para llevar a buen puerto el film han sido necesarios hasta cuatro directores. Disney ha apostado por combinar la veteranía de Ron Clements y John Musker, coautores de clásicos como La sirenita y Aladdin, ambos expertos en dibujo en 2 dimensiones, con la juventud de Don Hall y Chris Williams, con experiencia ya en animación digital en 3D, en films como Big Hero 6 y Bolt, sistema en el que está realizada esta Vaiana, con un dibujo excelente, estando muy conseguido el movimiento y la gesticulación facial de los personajes, con figuras antropomorfas que buscan el parecido con la realidad, aunque siempre con un toque de fantasía, como la hipermusculación del semidiós Maui, uno de los hallazgos del film, que compone un personaje poco frecuente en Disney, el aparente villano que se convertirá en coprotagonista positivo, en una evolución ciertamente interesante, pasando de ser un individuo fatuo y egocéntrico, un tipo pagado de sí mismo, a un ser cabal que ayudará a todo trance y contra toda esperanza a la protagonista a llevar a cabo su arriesgada misión. Por cierto que el personaje de Maui parece, en cierta forma, una versión polinesia del Prometeo de la cultura grecorromana, siendo el semidiós que entregó a los polinesios algunos de los avances que permitieron el progreso de la raza humana.  

Se podría decir que el tema de Vaiana es la necesidad de buscar lo nuevo, lo prohibido, a través de la fuerza, de la rebeldía inherente a la juventud; de alguna manera, va de atreverse a vencer los miedos y los tabúes, enviando un mensaje a los niños que diría que no importa lo difícil que sea el objetivo, si es lícito y justo, debemos seguir siempre adelante. Es, evidentemente, uno de esos mensajes-fuerza a los que Disney es tan dado, y que ciertamente se espera de una historia de ribetes infantiles y juveniles; no es tan frecuente sin embargo, aunque en los últimos tiempos la Casa del Ratón empieza a dar muestras de modernización, un cierto mensaje reivindicativo feminista: es ella, una mujer, y no el típico varón, la elegida por el todopoderoso Océano para ser quien consiga devolver la armonía a la Naturaleza, aunque tenga como ayuda al gigantón Maui, en el que, por cierto, se centra uno de los hallazgos visuales del film: el semidiós tiene todo su cuerpo tatuado con figuras diversas, y estas se mueven muy imaginativamente actuando como una especie de Pepitos Grillos, de conciencia visual que reprocha a Maui cuando este se deja llevar por su pujante parte egoísta.

Mención especial para algunas ideas visuales muy interesantes, como la antropomorfización del Océano como un personaje vivo, sintiente e inteligente, como una especie de deidad marina cuya prodigiosa voluntad permitirá escenas maravillosas como la de la apertura de las aguas al paso de la protagonista, a la manera del Moisés de Los Diez Mandamientos en el Mar Rojo. También citaremos a uno de los villanos de la función, el gigantesco cangrejo que parecería una especie de guiño a uno de los deliciosos personajes de La sirenita, precisamente una de las más apreciadas pelis de Disney de dos de los directores; ese crustáceo villano, tan lejano por todos conceptos del divertido cangrejito del clásico, será tan irónico como sádico, tan sarcástico como lleno de mala leche, como solo pueden serlo los buenos (malos) villanos disneyanos...

Por cierto que la película, en España y otros países, tuvo que cambiar su título original, Moana, al estar éste registrado por una marca comercial en ellos.

(13-03-2022)


Género

Nacionalidad

Duración

107'

Año de producción

Vaiana - by , Mar 13, 2022
2 / 5 stars
Una cierta reivindicación feminista