(Criticalia dedica hoy tres capítulos a “Vida de Espectáculos”, programa radiofónico semanal -con variantes diarias-, emitido por Radio Vida, desde su creación, a mitad del siglo XX; el mismo, conformó, desde las ondas, una genuina y personal “escuela de cine”; desde ésta, se instruyó y orientó a una generación de jóvenes, algunos de los cuales siguieron, más allá de su profesión, tanto con la pasión por el cine como con la pasión por las ondas, de modo que, como segunda generación, mantuvieron el mencionado programa durante nuevas décadas y, al tiempo, en otros ámbitos educacionales o cinematográficos. Tres redactores de Criticalia aúnan experiencia y recuerdos para homenajear, ya en la distancia de tantos años, a la cinematográfica radiofonía de la mencionada emisión.
En el primer capítulo, Rafael Utrera Macías rescata datos relativos tanto a la emisora como a las personas fundadoras del equipo radiofónico/cinematográfico, al tiempo que la tarea se inscribe en los postulados ideológicos de quienes, allá por la década de los 50 del pasado siglo emprendieron, con desmedida pasión juvenil, una labor no exenta de evidente misión religiosa. En el segundo, una entrevista con Francisco Casado, decano, hoy, de los críticos cinematográficos andaluces, describe los avatares, generales y particulares, de ese programa (y sus circunstancias), dirigido por él durante tantos años, hasta que los nuevos rumbos de la emisora optaron por otras modalidades de radio y programación. En el tercer y último capítulo, Enrique Colmena personaliza su entusiasta experiencia juvenil, aumentada con los años, y en estrecha y afectiva relación con los miembros de esa segunda generación del “Vida”, relata su experiencia como generoso e inspirado redactor del espectáculo cinematográfico y, al tiempo, como director de esta “Criticalia”).
“Radio Vida” se creó en 1955 dependiendo de la Compañía de Jesús. El nombre “Vida” procedía de una publicación denominada “Vida de la Congregación de San Luis Gonzaga”, que fue dirigida por los jesuitas Granero y Díez, así como por el seglar Julio Martínez Velasco. El P. Manuel Linares advirtió a sus redactores que la revista escrita pronto se transformaría en oral; así nació un nuevo medio radiofónico del que este sacerdote fue su primer director. Por su parte, las familias Guardiola y Benjumea se convirtieron, al tiempo, en benefactores económicos por medio de la sociedad llamada "Pía Unión de Radio Vida". Se colocaba entonces la primera antena de la Cadena de Ondas Populares Españolas ("Cope").
El hecho, con su apariencia de intrascendente juego juvenil de congregantes, tuvo unas implicaciones de mayor alcance, aunque en el momento no lo pareciera. Los Jesuitas, históricamente pioneros en la formación de élites y de gobernantes, habían ido perdiendo, tras su expulsión en la República, su puesto primero, en competencia con otras órdenes dedicadas igualmente a la enseñanza, de la que fue principal representante el Opus Dei.
La Compañía de Jesús buscó, entonces, nuevas funciones sociales; entre ellas la selección, formación y control de personas capacitadas para hacer funcionar los medios de comunicación; usar estos debidamente para llegar a las masas se convirtió en un nuevo apostolado. Lenin, primero, y Pío XII, después, habían advertido sobre la conveniencia de su utilización.
En la Sevilla del orden y la paz franquistas, “Radio Vida”, desde 1955, y el “Cine-club Vida”, desde 1957, supusieron una constante expectativa de novedades culturales que fueron desde una obsesiva importación de lo extranjero (libros, discos, revistas, etc.) hasta la reivindicación de lo autóctono (el flamenco especialmente). El grupo inicial de redactores y técnicos procedió, en exclusiva, de la Congregación de "Los Luises"; posteriormente se fue abriendo a otro tipo de personas de diversa extracción social o religiosa, universitarios o no. La dirección de la Emisora fue encomendada al Padre Linares (de aires liberales dentro de la Compañía); en opinión de Romualdo Molina, dos virtudes caracterizaban a este jesuita: "poseer una tremenda valentía y ser un maravilloso iluso; tenía la misma fe que nosotros -nos la comunicó, la compartimos-: con el cine y la radio podíamos cambiar el mundo; él, para su propio objetivo, nosotros para el nuestro; en definitiva, trabajamos solidariamente". Por encima de este experimento estaba el Padre Sobrino a quien "por más agudo y político" (palabras de Molina), la Compañía le encargó la tarea de obrar como regulador.
Por lo que respecta a la censura gubernamental, no parece que interviniera sobre la eclesiástica nada más que ocasionalmente; así, cuando se prohibió hablar y escribir sobre Buñuel, Viridiana y su premio en Cannes. Tomó valor simbólico la celebración, en marzo de 1960 (tras cinco años de funcionamiento de la Emisora y tres del Cine-club), de la "Semana de Cine Italiano"; los "herodianos" de la cultura inyectan una lección de arte cinematográfico extranjero en el "zelotismo" de las fuerzas vivas. El comité ejecutivo lo compusieron los miembros de "Vida de Espectáculos" (programa al que historiaremos seguidamente): Eduardo Benítez, Romualdo Molina, José Manuel Fernández, Alfonso Eduardo Pérez Orozco y Claudio Guerin; el comité de honor lo integraron el gobernador civil (Altozano Moraleda), el presidente de la Diputación (López Lozano), el alcalde (López de Ayala), y el delegado de Información y Turismo (Luna Cañizares), además de representantes italianos.
El programa "Vida de Espectáculos"
Como hemos indicado, “Radio Vida” se creó en 1955; en un principio, emitió durante media hora diaria y fue conducida por jóvenes universitarios. Cuatro años más tarde, pasará a emitir durante cincuenta y dos horas semanales, con potencia de tres kilowatios, abundancia y variedad de programas y numerosos redactores, colaboradores y técnicos.
Desde marzo de 1955, un espacio informativo dedicado al cine lo escribieron Enrique Sillero y Santiago Cotán; la inmediata incorporación de Eduardo Benítez, Romualdo Molina, Alfonso Eduardo Pérez Orozco y José Manuel Fernández, además de Carlos Gortari como corresponsal en Madrid, permitió la creación de un programa especializado de media hora semanal al que se bautizó como "Vida de Espectáculos"; más tarde pasará a duplicar su tiempo y, definitivamente, se convertirá en un espacio "estrella" de hora y media, cada siete días, con otros "satélites" diarios, como "La hora del crítico" y "Guía cinematográfica".
La ausencia de teatro en Sevilla obligó a que la temática preferente se circunscribiera al "séptimo arte", muy ocasionalmente al de Talía y, excepcionalmente, a monográficos dedicados al circo, a la publicidad, etc. La entrada de Claudio Guerin Hill en el programa número 156 (año 1955) coincide con la salida de Sillero. El grupo redactor quedará formado por los antes mencionados; Benítez ejercerá como productor ejecutivo, mientras que Molina será el ideólogo.
La etapa fundacional abarca desde 1959 a 1962. Al trabajo del equipo se unieron, ocasionalmente, y en distintos periodos, las colaboraciones de Josefina Molina Reig, desde Córdoba, y de José María Antonio Guerrero, desde París (quien suele escribir sobre el cine que no se verá en España); en Sevilla firman Jesús García Cabezas, Rufino Moreno Guerin, Antonio Cascales, Manuel Alonso Vicedo y Lorenzo Ortiz (la muerte en accidente de tráfico de estos dos últimos, junto a Manolo Moreno, hace que cuatro miembros de este programa, Guerin incluido, fallecieran trágicamente); la colaboración de Ortiz es tan curiosa como significativa: escribe poemas a diversos componentes y elementos del cine, aparato proyector, guion, linterna del acomodador, etc.; un poemario "sui géneris" donde lo radiofónico precede a lo literario.
Estructura
La estructura de "Vida de Espectáculos" incluía los siguientes apartados: careta, editorial, artículos y colaboraciones, carrusel de noticias y "trayler" en la noche. El acompañamiento musical era el mismo en las secciones fijas: “Vals España”, “Titus Overture”, “Zuecos y corazones felices” y los temas básicos de las películas Mi tío y Los siete magníficos.
A lo largo del periodo señalado, las voces que lo radiaron fueron las de José María Lucena, Sebastián Amador, Mary Sol Otal, Agustín Navarro, María del Carmen de las Casas, Julio Sánchez y Mayte Burgos; ocasionalmente, las de Linos Fidalgo, Lourdes Cabrera, Angelita Granja, Ernesto Beltrán (Juan Ernesto Pflüger) y Manolo Moreno. Manuel Blázquez y Adolfo Pérez Rey atendían el control técnico y de sonido.
Entre los autores y publicaciones más habitualmente mencionados por la redacción figuran José María García Escudero, José María Pérez Lozano y Manuel Villegas López, las revistas francesas e inglesas de contenidos culturales y cinematográficos (en especial “Cahiers du cinéma” y “Arts”), los boletines informativos “Unifrance” y “Unitalia”, las revistas “Triunfo” y “Film ideal”.
Bases ideológicas
La relectura de los guiones del programa (a los sesenta años de haberlos oído) nos permite precisar una serie de constantes que observamos en ellos:
-sentido evangelizador de la emisión unido a su carácter doctrinal (algunos editoriales son auténticas homilías sobre la postura católica ante la cuestión comentada).
-afirmación constante de la juventud del grupo entendida como un valor muy positivo
-concepción pragmática e idealista del "trabajo en equipo", equipo obviamente homogéneo y solidario.
-encendida y apasionada defensa de "la verdad"; la "norma" será “La Biblia”, las encíclicas papales, etc., como documentos de apoyo.
-independencia crítica (frente al "crítico vendido"), lo que lleva aparejado una constante clarificación de posturas ante el oyente o el profesional (productor, exhibidor, etc.).
-conciencia y consciencia del valor e importancia del medio radiofónico manejado.
-valoración equiparada de los distintos componentes de la película: director, guionista, músico, productor, etc.
-búsqueda de lo "ideal" en el filme.
-carácter literario de lo radiofónico (como corresponde a la radio de la época, todos los programas están escritos, coordinados y casi ensayados, lejos de cualquier improvisación) y viceversa (en cuanto a la más extensa novela –“Éxodo”- o abigarradas y complejas teorías - desde Chardin a la pragmática de la puesta en escena- pueden sintetizarse para su emisión).
-defensa de la pervivencia de lo clásico y postura distanciada ante novedades tan falaces como efímeras.
-interés por el cine español.
Breve antología de opiniones procedentes de artículos, editoriales y comentarios
-Tres puntos fundamentales: Dios existe; los hombres son fundamentalmente buenos; es preciso que nos amemos los unos a los otros.
-Algunos títulos y titulares significativos: "El catolicismo militante y el cine"; "El cine y el teatro desde el punto de vista católico"; "El cine debe amar a Dios sobre todas las cosas"; "Nuestro habitual comentario católico"; "El cine como medio de santificación"; "El cine católico y la productora católica".
-Tras una precedente bienvenida al nuevo Pontífice Juan XXIII, el editorial observa:"... nos esforzamos los componentes del equipo... en atender cuidadosamente las enseñanzas que desde el Vaticano Su Santidad el Papa ofrece...".
-Seguiré tu camino es una gran película católica. Demuestra que también en una sala de cine se puede rezar.
-El artículo "El apostolado de las nuevas técnicas" es un auto-reconocimiento de su tarea:"... Las nuevas técnicas necesitan nuevos apóstoles... que difícilmente podrán salir del clero, pero fácilmente de entre los fieles".
-"Formamos una dispersa y espontánea red de guerrilleros, como en cualquier movimiento de resistencia".
Primera generación de redactores y críticos. Sus continuadores
A partir de 1961-1962, la primera generación de críticos y redactores se fragmenta; buena parte de ellos marcha a Madrid, en unos casos para estudiar en la Escuela Oficial de Cinematografía (EOC) y, en otros, para formar parte de equipos y programas diversos de Televisión Española (TVE). Así, por ejemplo, Claudio Guerin y Josefina Molina harían sus estudios de “Dirección” en la Escuela, mientras que Romualdo Molina, José Manuel Fernández y Alfonso Eduardo Pérez Orozco, ocuparían las direcciones de programas relativos al flamenco (“Rito y geografía del cante”), de sucursales provinciales de televisión (Andalucía) o, específicamente, de cinematografía (“Revista de Cine”, con el crítico Alfonso Sánchez). A su vez y desde los años antes señalados, nuevos redactores y comentaristas se incorporaron, ya mediante colaboraciones efímeras, ya como asiduos al semanario, tanto a la programación cinematográfica de “Vida de Espectáculos” como a la presentación de películas en el fraterno “Cine club Vida”.
Miembros de una y otra generación generaron actividades de diversa índole. Entre otras, merece destacarse la asistencia al “Encuentro de Cine Español” celebrado en Salamanca y a la VIII edición del festival de Valladolid (Semana Internacional de Cine Religioso y Valores Humanos) de varios representantes de cine-clubs sevillanos y de redactores de “Vida de Espectáculos”, espacio en el que se daría cumplida cuenta de tales actividades foráneas. El primer evento, coincidiendo con la celebración del X aniversario del Cine-club salmantino, se celebró en aquella ciudad entre los días 17 al 19 de marzo de 1963, atendiendo al llamamiento de su director, José Luis Hernández Marcos, para con cine-clubistas, alumnos de EOC, críticos de cine, etc., “en un afán de diálogo tan necesario para un planteamiento riguroso de nuestra situación cinematográfica con vistas al futuro”.
Los tres días permitieron dialogar sobre múltiples facetas del cine español, aunque aspectos como el relativo a “la Crítica” tuvieron que posponerse para un futuro inmediato. A los firmantes del manifiesto les preocupó la poca precisión de las normas de censura, la necesidad de un sistema de protección y de la implantación del control de taquilla, entre otras cuestiones. Para los asuntos pendientes, aceptando la invitación del Director del Festival de Valladolid, se acordó continuar en esta ciudad los aspectos relativos a la crítica cinematográfica; a tal efecto, se creó una comisión constituida por Félix Martialay, Carlos Gortari, Alfonso Eduardo Pérez Orozco, José Manuel Fernández y Rafael Utrera Macías a fin de que prepararan ponencias en las que se trataran los siguientes puntos: “Definición de la crítica. Crítica en provincias. Necesidad de una Asociación de la crítica. Cátedra de Crítica en la EOC. Facilidades de acceso a los cines en orden al desarrollo de su función profesional”. A los encuentros del Festival de Valladolid acudieron, además de los antes citados, Manuel Alcalá, Juan-Fabián Delgado y Raúl Rispa.
Unos y otros pudieron ver diversos ciclos de gran interés histórico y estrenos correspondientes a las cinematografías norteamericanas y europeas tal como quedó reflejado en los comentarios escritos para “Vida de Espectáculos” y el semanario “Novedades”. El gran atractivo del viaje residió en la oportunidad de conocer y conversar con míticos directores como Nicholas Ray, el autor de Johnny Guitar o 55 días en Pekín, Alberto Lattuada, realizador de El molino del Po y Ana, y con los nuevos directores del cine español, Javier Aguirre, Julio Diamante, José Luis García Sánchez, Antonio Artero, además de conversar con los críticos de la revistas “Film Ideal” y “Nuestro Cine”, con el historiador Manuel Villegas López y con los alumnos de la “Escuela Oficial de Cinematografía”. Y ello, tras haber presentado el informe solicitado en Salamanca sobre la crítica.
Como hemos dicho, otra generación, continuadora de la primera y, en buena parte, discípula de la misma, mantendría “Vida de Espectáculos” en antena durante muchos años. Francisco Casado dirigiría la emisión tanto en los estudios sevillanos de Trajano 35 como, posteriormente, en Vírgenes 24. Colaboraron con él, ya de modo asiduo, ya ocasionalmente, entre otros, Juan-Fabián Delgado, Rafael Utrera Macías, Enrique Colmena y Antonio Luis Gelo. Durante estos últimos años, la emisora ya perteneció a “Cope”, Cadena de Ondas Populares Españolas.
Ilustración: Una imagen de la película Viridiana (1960), de Luis Buñuel, de la que la autoridad eclesiástica prohibió hablar y escribir en el programa “Vida de espectáculos”.
Próximo capítulo: “Vida de espectáculos”: entrevista con Francisco Casado (II)