Pelicula:

En una escena del tramo final de esta El increíble Hulk, el científico con el que se cartea electrónicamente el protagonista dice, hablando del monstruo en el que se convierte éste, que es “hermoso como un dios”. Hombre, en cuestión de gustos y de apreciación de la belleza no hay nada escrito (o quizá demasiado…), pero decir que es hermosa la mastodóntica mole verde que supone la bestia infográfica conocida como Hulk, resulta poco menos que una herejía.


Baste ese indicio para evidenciar que este proyecto, apenas cinco años después del anterior Hulk de Ang Lee, anda regular de sentido común; es cierto que aquí se sigue la línea argumental de aquel filme, con el protagonista perdido por el universo mundo (para la ocasión trabajando en una fábrica de refrescos de Brasil), para no ser encontrado por una oscura organización militar del gobierno de los Estados Unidos, que pretende capturarlo para utilizar su gran secreto (la posibilidad de convertirse en un monstruo de fuerza descomunal cuando se enfada), y también se reencuentra tanto con su novia Betty como con el padre de ésta, militar de alto rango, enemistado con su hija, y obsesionado por encontrar a Hulk; cabrían lecturas sabrosas sobre este militarote que quiere atrapar al novio de su hija para infligirle Dios sabe qué sevicias, pero no parece que la cuestión vaya por ahí.


Eso sí, el guionista se permite un “ex abrupto” que hasta ahora estaba vedado al personaje en sus anteriores versiones cinematográficas, y no digamos en las muy puritanas en papel: aquí el superhéroe pretende consumar físicamente su amor con su novia, pero la excitación sexual también le aboca a convertirse en El Otro (con imprevisibles, voluminosas consecuencias, dada la tesitura…), viéndose finalmente obligado a renunciar. Vamos, que este Bruce Banner, Hulk en su segunda existencia, practica menos el sexo que el eremita de la buñueliana Simón del Desierto (al menos hasta que éste hace de su capa un sayo y se dedica a vivir la vida…).


Inferior ontológicamente al Hulk de Lee, que jugaba inteligentemente con conceptos tales como la paternidad, Edipo y la ciencia como justificación de todo, no es sin embargo esta continuación una película despreciable. Aunque está más cerca del cómic pamplinoso de la saga de Los 4 Fantásticos y otros superhéroes menores, como DareDevil, lo cierto es que el nuevo filme de Louis Leterrier, aparte de sus considerables dosis de acción (que, como el valor al soldado, se le supone), tiene cierto tono de denuncia hacia esa maquinaria militar, sea cual sea su patria, que busca inexorablemente el arma más mortífera, el artilugio más letal que le permita ganar todas las guerras, cualquier guerra.


No es que sea para tirar cohetes (la frase hecha quizá no sea afortunada, dado el tema…), pero al menos se puede decir que Leterrier salva los muebles (otra frase hecha, ya lo sé, quizá más apropiada para Esta casa es una ruina…). Su anterior empeño, Danny the dog, no era despreciable, y tenía algunos destellos de interés, aunque quizá fueran más atribuibles al productor y mecenas Luc Besson que a él mismo. No estamos, entonces, ante un cómic de autor, como hizo Ang Lee en la mentada Hulk, o Christopher Nolan en su Batman begins, pero tampoco es una patochada como CatWoman, y perdón por la forma de señalar.


En cuanto a los intérpretes, Edward Norton parece que apuesta por conjugar una carrera con papeles interesantes con otros de carácter más comercial, que le permitan comer caviar a todas horas del día. Hombre, es una opción, y no seré yo quien se lo recrimine; al fin y al cabo, es lo que están haciendo hogaño la mayor parte de las estrellas grandes y medianas de Hollywood, de Tom Cruise a Kevin Costner, pasando por Mel Gibson o Brad Pitt.


Entre los secundarios destaca ese actor espléndido que es William Hurt, aquí en un ingrato papel que él sabe resolver como siempre (o sea, muy bien). Eso sí, encargar el personaje del antagonista a Tim Roth (tan buen actor como retaco y con poca chicha), que se supone que es un experimentado miembro de un cuerpo de élite militar, no deja de ser un chiste: será que como Norton es de natural escuchimizado y más bien poquita cosa, no han querido ponerle un villano que mida más que él; no, si al final va a volver el fantasma de Alan Ladd y sus alzas para no parecer un tapón de alberca pisado al lado de la bella de turno…



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114'

Año de producción

El increíble Hulk - by , Jul 15, 2017
2 / 5 stars
¿Hermoso como un dios?