Aunque John Huston, como director del Hollywood clásico, rodó todo tipo de géneros, parece evidente que uno de los que más a gusto se encontraba, y donde consiguió también mejores resultados, fue en el de aventuras, que él trufó no solo de emoción y adrenalina, elementos habituales del género, sino también de dramatismo, humanidad y densidad. Títulos como La reina de África (1951), Moby Dick (1956) y El hombre que pudo reinar (1975), entre otros, confirman este aserto, con independencia de que obtuviera también grandes logros en otros géneros, como el western, el cine negro o el drama puro.
Quizá el primer gran título dentro del género de aventuras que rodara Huston fuera precisamente este El tesoro de Sierra Madre, que narra una historia ambientada en el México de mediados del siglo XX. En ese contexto, en una ciudad mexicana, Dobbs, un norteamericano cuarentón con menos dinero que una niñera, sobrevive como puede, pidiendo limosna a los compatriotas que encuentra en la zona, esperando algún golpe de suerte que le saque del marasmo. Allí conoce a Curtin, algo más joven que él y también con escaso dinerario, y a Howard, un viejo bragado y curtido en la búsqueda de oro, que les propone unirse a él y acometer los tres una expedición a la busca del preciado metal. Un golpe de suerte hace que Dobbs consiga dinero para financiar parcialmente la operación, con lo que los tres hombres se ponen en marcha...
Tiene El tesoro de Sierra Madre todos los elementos adecuados al género: aventura, con luchas trepidantes contra los bandidos mexicanos que pululan por el territorio; factor humano, con el furor de la codicia que se hará presente pronto, en cuanto las pepitas de oro empiezan a aflorar, pero también honestidad, en la defensa a ultranza del botín del ausente; dramatismo, con las peripecias que los tres buscadores de oro habrán de arrostrar en pos de ese tesoro que, quizá, igual que vino se irá.
Película briosa, magníficamente dirigida por Huston, que se reserva un pequeño papel al comienzo, es también un regalo del director a su padre, Walter Huston, también intérprete, quien conseguiría muy merecidamente el Oscar al Mejor Actor de Reparto por su personaje, un hombre al final de la vida que lo sabe todo de la existencia, pero que comparte generosamente su sapiencia con los más jóvenes, aun a sabiendas de que, probablemente, alguno le traicionará. El propio John Huston conseguiría también por este film otros dos Oscar, los correspondientes a Mejor Dirección y Mejor Guion Adaptado, este último sobre la novela homónima del escritor alemán, afincado en México, B. Traven. Rodada con numerosos diálogos en español latino (de acento mexicano, lógicamente), constituye por ello también una rara avis, en una época en la que la lengua de Cervantes era difícil de escuchar en una película norteamericana, ni siquiera con los acentos propios de América. Buen trabajo de Bogart, aquí en un personaje tirando a canalla que el gran Bogey borda, y también de un actor poco conocido, Tim Holt, que aquí hizo su mejor interpretación.
(09-12-2019)
126'