Con el aval que supuso la notable Billy Elliot, que le descubrió para el gran público como el cineasta sensible que es, el británico Stephen Daldry vuelve a brillar intensamente con Las horas, complejo drama a tres bandas que se inicia con el suicidio de la escritora Virginia Woolf, para después trenzar hábilmente tres historias paralelas, en tres momentos históricos distintos (años veinte, años cincuenta, la actualidad), con otras tantas mujeres que se ven inmersas en situaciones parecidas a las vividas por el personaje central de Mrs. Dalloway, la más famosa novela de la escritora británica.
La propia Virginia será una de esas mujeres, a la vez agente y paciente de la historia; un ama de casa encinta y con niño pequeño, a mediados del siglo XX, con graves problemas para asumir su lesbianismo; y una liberada mujer del siglo XXI, volcada en la asistencia a su amado poeta enfermo de sida.
El primer acierto del filme es el espléndido guión del dramaturgo y cineasta David Hare, que combina admirablemente las tres historias, llegando incluso a cruzarlas entre sí al final, a pesar de la dispar cronología. El sufrimiento de vivir, la inercia de los días, la forma de afrontar otras sexualidades, la insoportable fugacidad de la dicha, son algunos de sus difíciles temas, los mismos de Mrs. Dalloway, aquí magníficamente representada por tres actrices que dan un recital interpretativo. Si tuviera que quedarme con una, lo haría con Julianne Moore, la menos conocida de las tres y también la que apechuga con el papel más ingrato, a fuer de más interiorizado, de menor lucimiento exterior.
Gran película, quizá demasiado compleja para la mente abotargada de la generalidad de los académicos de Hollywood (y que se salve quien pueda). Ya veremos que pasa el próximo 23 de marzo en los Oscar...
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