Pelicula:

Tras el golpe de estado dado por el general Augusto Pinochet (a la sazón entonces comandante en jefe del Ejército) el 11 de septiembre de 1973 en su país, Chile, la brutal represión política y social fue la tónica dominante durante todo el período de su ilegítima presidencia, desde ese momento hasta 1990. Durante ese período (que en puridad se prolongó, de forma distinta, por elementos paramilitares, con posterioridad a su salida de la más alta magistratura del país) se mantuvo un fuerte grado de represión hacia los elementos que se consideraban revolucionarios, incluso contra todo aquel que, sin serlo, se mostrara disconforme con la dictadura y actuara (casi siempre en la clandestinidad) en contra de ella.

La denuncia de esa represión, por supuesto, es un tema recurrente en el cine, en películas de muy diversa laya, de los que podríamos recordar, a vuela pluma, títulos como De amor y de sombra (1994), de Betty Kaplan, sobre la novela de Isabel Allende, Colonia (2015), de Florian Gallenberger, sobre la atroz Colonia Dignidad, o, por supuesto, Desaparecido (1982), de Costa-Gavras, con Jack Lemmon y Sissy Spacek. 1976 es otro título que se suma a esos y otros films que hablaron de la inicua represión que el ejército y la policía chilena (en especial la siniestra DINA, la policía secreta del país) ejerció sobre la población. En este caso la acción se desarrolla, como parece obvio por el título, en el año 1976. Conocemos en ese contexto a Carmen, una mujer de la alta burguesía chilena, que vive sumergida en su mundo, en su burbuja de nimiedades propias de su clase y de su condición femenina en aquel tiempo. Carmen viaja a la casa familiar de verano, en la costa, para prepararla para la temporada estival. El padre Sánchez, un cura amigo de la familia y de la protagonista, le pide en secreto que cuide de un chico herido, de nombre Elías, al que ha acogido clandestinamente en su parroquia. El cura le dice que el delito del chico es el robo por hambre, no por cuestiones políticas, buscando con ello vencer la posible resistencia de Carmen a auxiliar a un revolucionario. A partir de ahí, la mujer, sin dejar de lado su existencia plácida y su vida tranquila, siempre en torno al marido y la descendencia, empieza a adentrarse en un territorio inexplorado, el de ayudar a los enemigos del régimen dictatorial, ese régimen que, en teoría, es el suyo...

Manuela Martelli (Santiago de Chile, 1983) es una actriz chilena de ancestros italianos que tiene una ya amplia filmografía actoral; desde hace unos años, y tras formarse como tal en Estados Unidos, tiene también una incipiente carrera como directora, con algunos cortos, siendo este 1976 su primer largometraje. Martelli se revela pronto como una cineasta razonablemente segura y personal, teniendo en cuenta su bisoñez en la realización cinematográfica. Su película está hecha con un ritmo reposado, en una narración clásica, sin subrayados ni florituras, aunque con algunos elementos formales que llaman la atención por su sutileza, como esa escena inicial, en la que asistimos a una elipsis, con gritos, carreras y hasta un disparo, todo ello fuera de campo, mientras ella, en su confortable burbuja de afecta (más o menos, quizá inercialmente) al régimen, no se sentirá concernida por esa muestra de violencia, presentada en off, pero de una forma tan evidente.

Parece que la película habla de que no solo la gente de izquierdas hizo oposición (cada uno a su escala, según sus posibilidades) a la dictadura, sino que otros sectores, o al menos algunas personas dentro de esos sectores más conservadores, ejemplificados aquí en esta mujer madura, jugaron su papel al intentar proteger (no siempre con fortuna) a los perseguidos por el pinochetismo. En el caso de Carmen, observamos que ya había en su caso elementos que hablaban de una preocupación social, como la tarea que se había autoimpuesto desde hacía tiempo de leerle obras literarias a personas ciegas que no pueden hacerlo por sus propios medios; cuando el cura (a su vez reconcomido por nefastos actos suyos anteriores) le pide ayuda para un supuesto delincuente común (aunque ella, probablemente, adivina la verdad desde el principio), la mujer se volcará en el cuidado de este chico herido, buscándole antibióticos pero teniendo que hacerlo de forma taimada, haciendo ver que es para su perro enfermo y otras añagazas, y, con ello, poniendo en peligro el privilegiado estatus de su clase.

Estamos entonces ante la presentación en pantalla de la lucha contra la dictadura que también se ejerció desde algunos sectores de la burguesía, a lo mejor meramente por aplicar en la práctica el concepto religioso de la caridad, pero en cualquier caso exponiendo la posición social, quizá incluso la vida en el empeño, aunque el final del film parece decir que, a la postre, ella era “una de los suyos”, y como tal será recibida de nuevo en el redil, una vez cerrado abruptamente su intento de ayudar a los perseguidos.

Gusta la película por estar teñida de un cierto costumbrismo, en especial con los niños, con escenas banales pero tan verídicas de la vida cotidiana, quizá tan simples como hacer la lista de la compra. Una vida entonces, la de ella, hecha de elementos rutinarios, que se repiten periódicamente con una determinada cadencia, pero que aquí entrarán en colisión con esa otra vida, casi clandestina, en la que la protagonista se embarca cuando, sin abandonar su familia ni sus obligaciones para con ella, se dedica a prestar secreta asistencia al chico herido refugiado en la parroquia, incluso implicándose haciendo de correo de él para la organización opositora de la que forma parte.

Estamos entonces ante un film interesante, quizá algo falto de fuerza, aunque tiene buena factura, con elegantes movimientos de cámara y una evidente intencionalidad política. No está mal, pero tampoco es una película arrebatadora. De hecho, uno de sus elementos más endebles quizá sea el guion, que resulta un tanto inconexo, con flecos que se quedan sueltos. Tampoco nos parece que se refleje adecuadamente el inevitable miedo que sin duda producían los agentes de la dictadura, quizá porque, al pertenecer ella a la clase dominante, no lo percibía así.

Buen trabajo actoral, en especial de la protagonista, Aline Küppenheim, la veterana actriz franco-chilena (aunque nacida por casualidad en Barcelona), que ha estado en algunos de los títulos más interesantes del cine del país andino de este siglo XXI, como Machuca, El bosque de Karadima y Una mujer fantástica.

(06-06-2024)


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95'

Año de producción

1976 - by , Jun 06, 2024
2 / 5 stars
Otra forma de oponerse a la dictadura