Pelicula:

CINE EN PLATAFORMAS
ESTRENO EN NETFLIX

Hace unos años, la película Puñales por la espalda (2019), un agradable juguete “a la manera de” las novelas de Agatha Christie, con rutilante equipo técnico y artístico, partió la pana comercialmente hablando y, con un presupuesto de 40 millones de dólares (que no es una bagatela, pero tampoco un fortunón), recaudó en todo el mundo la bonita cifra de 312 millones (fuente de ambos datos: The-numbers.com), y además tuvo también gran éxito en su pase por plataformas, así que era evidente que había nacido no una estrella, sino una franquicia… Efectivamente, unos años más tarde, recién salidos de la pandemia, se hizo Puñales por la espalda. El misterio de Glass Onion (2022), aunque en este caso Netflix, que se había hecho con los derechos para hacer secuelas, optó por un estreno limitado en salas, prácticamente simbólico, en una táctica habitual en la poderosa plataforma de “streaming” californiana para darle la pátina de “estrenada en cine”. El film fue un gran éxito en su catálogo mundial, así que estaba cantada esta tercera parte, De entre los muertos, que recuerda (qué cosas…) el título con el que se estrenó en España, allá por los años cincuenta, una de las obras maestras de Hitchcock, Vértigo.

La acción se inicia narrada en off por el padre Jud Duplenticy, que cuenta su historia: exboxeador en su juventud, cuando mató en el ring a un contrincante sintió la llamada de Cristo, haciéndose cura. Tras un incidente en el que de nuevo saca los puños a pasear, es enviado como coadjutor a una parroquia de poca monta, regida por un tipo iluminado que se hace llamar “monseñor” Wicks, y con una feligresía que eso sí que es una fauna en sí misma, y no el zoo de la cercana Nueva York... La situación con el majara de Wicks va de mal en peor, hasta que un día, en una misa de Semana Santa, el “monseñor”, que se ha refugiado unos minutos en un cuartito anexo a la iglesia tras una apocalíptica homilía, se desploma y es encontrado muerto con un estilete clavado en la espalda…

Es curioso, porque, a lo tonto a lo tonto, lo que ya podemos llamar saga de Puñales por la espalda, además de, por supuesto, un caso criminal cuya resolución parece irresoluble (y ahí es donde aparece la figura del peculiar detective privado Benoit Blanc), presenta una mirada muy crítica, como en segundo plano pero evidente, en la que se denuncia acerbamente estamentos de poder de nuestra sociedad; si en la primera parte las ferozmente criticadas eran las clases económicamente pudientes y, en especial, los parásitos (por consanguinidad o afinidad) que giran alrededor de los ricachones, en la segunda el objeto de los dardos fueron los gurúes tecnológicos (pensemos en Musk, el difunto Jobs, o Zuckerberg), que se creen dioses sobre la Tierra, por encima del común de los mortales, y en esta tercera parte Rian Johnson, el director y creador de la franquicia, se mete en un tema espinoso, la religión (católica, que es la que suele dar más juego en estos casos …), y en especial en aquellos de sus vicarios que, hablando en su nombre, realmente lo que hacen es utilizar el sentimiento religioso para sus muy espurios fines, ya sean venganzas particulares, destilar el odio que corre por sus venas en donde normalmente circula la sangre, y, por supuesto, llevárselo calentito que la vida es corta y hay muchos placeres (terrenales…) por disfrutar…

Así que, sí, esta tercera parte, además del “whodonit” (el “quién-lo-hizo”) consustancial al género, y más si estamos en un producto que no abjura de su tono “agathachristiano”, tiene un subtexto social, o político, al poner en solfa a estos iluminados que concitan a su alrededor una rara unanimidad por parte de mentes espesas, que creen en la palabra del marrajo por su intensidad, pero también por su necesidad de creer en algo que les redima de su nada existencial. Y es que en la figura de este canalla que es “monseñor” Wicks cabría ver un trasunto de estos líderes actuales que, sorprendentemente, gozan de un predicamento entre amplias capas sociales que no se entiende, más allá de una fascinación personal por ideas muy básicas, con capacidad de reconfortar espíritus huérfanos. El famoso dicho trumpiano de “yo podría disparar con una pistola en medio de la Quinta Avenida, y la gente me seguiría votando” no parece estar muy lejos de este Wicks que, diga lo que diga, tiene detrás a una pequeña legión de admiradores inquebrantables.

A Rian Johnson, el director y creador, lo vemos ya plenamente seguro en la franquicia, que se conoce al dedillo (para eso la parió él, claro…), y este tercer segmento del que se adivina dilatada saga resulta agradable de contemplar, un vistoso entretenimiento con clase, jugando con la identidad del posible asesino, que obviamente estará entre los componentes del círculo íntimo del fiambre, si bien es cierto que (así nos lo parece) el planteamiento, narrado en off por el curita con la mano demasiado larga (para pegar “mascás”, no para otra cosa…), se hace un tanto extenso, aunque después la historia ya coge su ritmo y nos lleva en volandas hacia la resolución, en una historia bien contada, irreprochablemente puesta en escena (Johnson es un cineasta competente, estiloso y creativo), y que, por supuesto, no solo no insulta la inteligencia del espectador (como tan frecuente es en este tipo de intrigas criminales), sino que lo trata como la persona adulta que (se supone) es, haciendo que su trama sea clara pero sin ser elemental, sin tener que llevar de la mano al público.

Buen trabajo actoral general, con Daniel Craig ya perfectamente dueño del personaje de Benoit Blanc, que es como Hércules Poirot pero sin la fatuidad del detective creado por Agatha Christie (lo que se agradece…), pero también con una serie de estrellas que aquí, a pesar de que no es un film de estirpe dramática en el que se puedan lucir, están muy bien, desde una Glenn Close a la que no recordamos peli alguna en la que no haya estado estupenda, hasta un joven Josh O’Connor que confirma que puede hacer igual de bien de príncipe Carlos en The Crown como de cura/boxeador (o viceversa…), en el personaje en el fondo más íntegro, más cabal, más consecuente, de toda la película. Atención también a Josh Brolin, el inolvidable Thanos del díptico de Vengadores formado por Infinity War y Endgame, aquí en un tonante personaje de predicador de verbo flamígero y mente retorcida, un villano de los que, ciertamente, dejan huella en el espectador. 

(22/12/2025)


 


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144'

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Puñales por la espalda: De entre los muertos - by , Dec 22, 2025
3 / 5 stars
Un entretenimiento con clase y subtexto social