Pelicula:

Entre finales del siglo XX y principios del XXI el cine británico generó un apreciable número de películas de las que ahora se suelen llamar “feel good”, con las que uno se siente bien (al final, porque en planteamiento y nudo suelen ser bastante complicadas). Recordemos algunos de esos títulos: Full Monty (1997), Billy Elliot (2000), Las chicas del calendario (2003) … Incluso el cine francés también tuvo algún título relevante con ese mismo concepto, como Los chicos del coro (2004).

Pues esta Quiero ser como Beckham puede incluirse perfectamente dentro de ese cine “para sentirse bien”, planteando en este caso un doble problema: uno, el ambientarse en la muy conservadora comunidad hindú británica (para más inri de la etnia sij: para entendernos, aquella en la que los hombres nunca -queriendo decir con “nunca” precisamente eso, nunca…-- se cortan el pelo de la cabeza), siendo la protagonista una chica, a la que la estricta comunidad destina secularmente a funciones tales como hija, esposa y madre; y dos, querer dedicarse esta, que se llama Jess (apócope del hindú Jessminder, bastante menos guay, no hay color…) a jugar al fútbol, lo que hace que a sus padres se los lleven los demonios… Y encima de todo la hermana mayor de Jess, de nombre Pinky, que es justo lo contrario de su hermana (en su caso: tradicional hasta decir basta, deseosa de casarse -de hecho, está inmersa en los preparativos de su inminente boda-, tener niños, hacer la comidita a su marido, etcétera), le echa la culpa a su hermana por los problemas que tiene en la comunidad por la conducta impropia que cree que tiene esta al jugar al fútbol con chicos (además de otros malentendidos…).

Lo cierto es que la directora, Gurinder Chadha (Nairobi, Kenia, 1960), parece que conoce bien el paño… no en vano ella misma, anglo-hindú, también de etnia sij y punjabi, como su protagonista, tuvo serios problemas en su adolescencia para conseguir lo que quería, dedicarse profesionalmente al cine y la televisión, así que quizá el film se puede reputar como su venganza hacia la sociedad que le puso tantas trabas para realizarse; sin acritud, es cierto, porque la tradicional comunidad hindú, y no digamos los padres de la prota – más que probable trasunto de los suyos…--, están tratados con amabilidad dentro de la cerrazón de su pensamiento cavernícola.

Como decimos, la historia, aunque con diferente profesión, no debe andar demasiado lejos de la propia peripecia vital de la directora: Chadha, eso sí, consiguió hacer lo que quería, ser lo que quería, y pudo formarse en la Universidad de East Anglia y en el London College of Printing, lo que le valió para empezar a escribir, producir y dirigir cine desde 1990. Su carrera audiovisual no se puede decir que sea excelsa, pero sí es evidente que se ha convertido en una sólida profesional, habiendo alcanzado incluso el nombramiento de Oficial de la Orden del Imperio Británico. Su título más conocido internacionalmente, sin duda, es esta Quiero ser como Beckham que, es cierto, se anticipó al “boom” que posteriormente ha experimentado el fútbol femenino, lo que en España llegó a su máxima expresión tras ganar la selección española de mujeres el campeonato mundial en 2023.

La comedia dramática, que ese sería el género en el que debería encuadrarse el film, se mueve en varios terrenos, como queda dicho: la lucha de la prota por realizarse en lo que realmente le gusta, el conflicto con sus padres, su hermana y, en general, con toda la sociedad anglo-hindú que la rodea, pero también un romance un tanto desgalichado y que parece incluirse un poco de cara a la galería, con la relación amorosa que se esboza entre la prota y su entrenador de fútbol, que es también el interés romántico de su amiga blanca y anglosajona, Jules (una Keira Knightley todavía escasamente conocida), con lo que el problema de los celos también se hará presente, así como los equívocos sexuales, cuando los muy mojigatos hindúes crean que existe algo más que una relación amistosa entre las dos amigas, Jess y Jules (¡anatema, anatema!).

El resultado es estimable, sobre todo por su apuesta (es cierto, un tanto dulcificada, nunca desabrida) por apoyar las vocaciones de las personas, y en especial de las mujeres, cuando estas chocan frontalmente con las tradiciones y con lo que se espera de ellas.

Del carácter criptoautobiográfico del film da idea alguna anécdota, como el hecho de que el padre de la protagonista, policía, cuenta en una escena que tuvo que afrontar problemas de discriminación por su etnia (sij, con el pelo de toda una vida recogido en un turbante) en su trabajo, al igual que le pasó al padre de la directora. La madre de la protagonista, por su parte, es casi una caricatura de la progenitora ultraconservadora y mamá-gansa ultraprotectora, con lo que no parece disparatado suponer que la madre de la directora debía cojear de ese mismo pie…

Gurinder Chadha, como directora, demuestra una eficiencia pulcra pero ciertamente poco personal, con una puesta en escena funcional en la que todo se supedita a lo que se narra. Todo lo más, Chadha se permite algunos excursos no demasiado originales, como el hecho de que la prota hable directamente con la foto de tamaño natural que tiene en su cuarto de… Beckham, lógicamente… Pero lo cierto también es que nadie le pedía a la directora otra cosa que nos contara con amenidad la historia, aunque sí quizá algo más de inconformismo: aparte de luchar por su vocación, no estaría de más que a la prota se le concediera alguna autonomía en su vida privada, eligiendo al hombre que quiere, que quiera, aunque (¡horror!) sea blanco, puag… Bueno (atención: ¡Spoiler!), la última escena quizá arroje una cierta esperanza de que Jess, Jessminder en el microcosmos hindú, pueda hacer lo que le dé la real gana con su vida sentimental y sexual.

En el ámbito de las escenas que se presentan con la prota y sus compañeras jugando al fútbol, la directora opta por un montaje en corto, a base de primeros planos y planos detalle, quizá para obviar que las jugadoras, en contra de lo que se nos quiere hacer creer, no son muy buenas dándole patadas a un balón de reglamento...

En definitiva, estamos ante una “feel good”, como queda dicho, moderadamente reivindicativa, moderadamente feminista, que flirtea con varios tabúes, como el amor interracial, inadmisible para culturas como la hindú, hablando también del choque cultural, de la diferencia de culturas, con un tímido mensaje contra las tradiciones que abocan a una vida predeterminada desde la cuna, sin opción para el individuo (mucho menos para “la individua”…) de poder decidir por sí mismo.

En el aspecto interpretativo, la prota, Parminder Nagra, hace un esforzado trabajo como la chica demediada entre ser una buena hija (dentro de lo que cabe…) y ser una mujer libre. Keira Knightley, como queda dicho, hace uno de sus primeros papeles relevantes, a la espera del que la consagraría definitivamente, la Elizabeth Swann de la exitosa saga iniciada con Piratas del Caribe: la maldición de la Perla Negra (2003). Sin embargo, en cuanto al personaje del entrenador, encarnado por Jonathan Rhys Meyers, éste nos parece un error de casting: el que un lustro más tarde, ya física y artísticamente más hecho, bordó el personaje de Enrique VIII en la prestigiosa serie Los Tudor, aquí tiene aspecto de efebo evanescente, como de anuncio de perfume de Jean-Paul Gaultier, no dando nunca el personaje del entrenador del equipo de fútbol femenino. No era culpa suya, por supuesto, sino de quien lo eligió para el papel… La música, original del compositor norteamericano Craig Pruess, es muy ecléctica, combinando con desparpajo los sones étnicos típicos del cine de Bollywood con temas de puro pop anglosajón, resultando ser una banda sonora muy apropiada para el film.

(11-09-2024)


Dirigida por

Género

Duración

112'

Año de producción

Quiero ser como Beckham - by , Sep 11, 2024
2 / 5 stars
Moderadamente reivindicativa, tibiamente feminista