Pelicula:

CRITICALIA CLÁSICOS

Impreso en Barcelona por Ramón Sopena Editor en 1924, y con la aprobación del Vicariato de esa Diócesis, guardo como oro en paño en mi variopinta biblioteca un ejemplar de Robinson Crusoe, con preciosa portada y 55 ilustraciones anónimas, cosa frecuente entonces eso de no consignar autores, y menos en una  colección que se denominaba Biblioteca para niños. Porque lo mismo que otro gran clásico de la época, como es el Gulliver de Jonathan Swift, las aventuras de Robinson Crusoe, marinero de York, padecieron en épocas modernas un reduccionismo e infantilización totales que los llevaron a ediciones típicas de grandes dibujos y pequeños textos, amén de numerosas versiones de animación.

Volviendo a esa antigua edición catalana, en ella (cuando el protagonista salva de los caníbales al joven nativo) no lo llama Viernes, sino que lo llama Domingo (por el día en que lo salvó), quizás porque el vicario que da el Nihil Obstat consideraba el nombre original demasiado pagano o laico para denominar un ser humano. Lo que sí es incontestable es que las aventuras de Robinson fueron escritas en 1719 por el londinense Daniel Defoe, autor también de Moll Flanders (llevada al cine) o Diario del año de la peste. Con una vida complicada que lo condujo varias veces a la cárcel, a Defoe se le considera como el autor de la primera novela inglesa, con narrativa y recursos modernos.

Y hablemos ya de Buñuel. Dentro de la etapa mejicana del gran cineasta aragonés, su película Robinson Crusoe, rodada en 1952, pero no registrada hasta 1954, es un caso insólito y curioso en su filmografía. Es la única rodada en inglés (junto con La joven. 1960), y aunque de nacionalidad oficialmente mejicana, en realidad fue una coproducción con los  Estados Unidos, que aportaron dinero y elementos importantes, como el actor protagonista, un coguionista (además de Luis Alcoriza), o el director de fotografía. Buñuel parece ser consciente de algo que otros muchos lectores detectamos en el gran libro de Defoe: tiene un primer tramo farragoso y reiterativo que ralentiza la trama e igualmente (una vez rescatado Crusoe de la isla) la novela se pierde en episodios que no aportan nada que realmente nos interese.

Por eso la película va al grano, y empieza con el naufragio del barco donde viaja Robinson, que encalla en una isla desconocida y donde él es el único superviviente, que vivirá allí durante veintiocho años. Narrada en primera persona (como el libro), Robinson rescata de la nave numerosos enseres valiosísimos después para su supervivencia, además de su perro Rex, un gatito y un loro, que serán su compañía durante muchos años. Asentado y organizado lleva adelante un trabajo ingente y termina por crear un universo, con empalizada, campos de cultivo, ganado en sus establos, estancias seguras... en lo que se ha interpretado como una alegoría del posterior imperialismo británico, explotando en su favor las riquezas de aquel paraje, y siempre -eso sí- aceptando con resignación su solitario destino, en el original literario.

Pero este Robinson buñueliano es distinto, heterodoxo, rebelde. Se emborracha, en sus grotescas pesadillas se pelea con su padre, que le niega en sueños el agua que él le pide cuando cae enfermo, y aunque no pudo introducir algunas ensoñaciones eróticas, admira pero discute los textos bíblicos que va leyendo. Sí se respeta la curiosa vestimenta con pieles de cabra (como su sombrilla) que caracterizan siempre las ilustraciones de todas las ediciones de la novela. Y cuando su universo se ensombrece es el día que descubre una huella humana en la playa, preludio de la llegada de unos nativos caníbales, a los que Robinson, con gran valor, los expulsa, salvando a un  joven negro al que llamará Viernes.

Hay un fuerte giro en la película a partir de la llegada de Viernes. Decía Buñuel cuando se estrenó el film que más que el argumento del libro, le interesaba el tema de la soledad y la amistad. Ahora el inglés someterá a su joven criado, que le servirá y usará casi como esclavo, llegando en un momento de recelos a encadenarlo. Pero esos sentimientos se irán disipando, en especial cuando pueden ya comunicarse verbalmente, y finalmente el amo europeo confraterniza y se siente amigo del joven salvaje. Como dijimos sobre el principio de la novela, el tramo final también se elude -inteligentemente- en el film, que termina con el rescate al llegar navegantes europeos.

La cinta tiene una narración concisa y práctica y en ella jugó un papel importante el fotógrafo Alex Phillips, que dotó al film de un colorido fuerte y contrastado, rodando por primera vez en Méjico en Eastmancolor, de manera que cada día se enviaba el material impresionado a Hollywood para su revelado. Así explicaba Buñuel que tardó tres meses en rodar su película, cuando entonces él despachaba en tres o cuatro semanas sus cintas  mejicanas. E importante también el papel del actor protagonista, Dan O'Herlihy (de origen irlandés), que fue nominado al Oscar de ese año, junto a gente como Bogart o James Mason, aunque el ganador fue Marlon Brando por La ley del silencio.

Finalmente la película funcionó bien en la taquilla de su país, mientras en España se estrenó en 1955, sin apenas problemas de censura (tan sólo, parcialmente, la escena onírica con el padre). Fue un film de difusión internacional, exhibiéndose en numerosos países y varios festivales, obviamente por el conocimiento y prestigio del libro de Daniel Defoe, y la valía de su realizador, pero todo ello sirvió para dar a conocer el nombre de Luis Buñuel por nuevos horizontes. Y para los seguidores e incondicionales del genial aragonés no deja de ser una auténtica perla exótica y diferente en su extensa e intensa filmografía.



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90'

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Robinson Crusoe (1954) - by , Dec 18, 2022
3 / 5 stars
Buñuel, Robinson y su Viernes negro