CINE EN PLATAFORMAS
ESTRENO EN NETFLIX
Kathryn Bigelow (San Carlos, California, Estados Unidos, 1951) es una de las pioneras del moderno cine norteamericano hecho por mujeres; comenzó a dirigir películas hace casi medio siglo, en 1978, y desde entonces se ha consolidado como una de las cineastas más sólidas, una profesional que además en buena medida se ha especializado en algunos géneros que (por supuesto erróneamente) se suelen asociar a los hombres, tales como la acción o el cine bélico. Ya en los años noventa llamó la atención con un thriller, Le llaman Bodhi (1991) que combinaba con desparpajo temas tales como delincuencia, infiltración policial y surfismo, con un dueto la mar de apañado, Patrick Swayze y el entonces recién llegado Keanu Reeves. Bigelow no se ha prodigado mucho, es cierto, pero en general ha despertado interés con sus films, como pasó con la (literalmente…) finisecular Días extraños, o con K-19: The widowmaker, donde hacía que el muy yanqui Harrison Ford hiciera de capitán de submarino… ruso; En tierra hostil, ambientada en la guerra de Irak, le reportaría 6 Oscars, entre ellos el de mejor dirección, siendo la primera mujer en conseguir este galardón en tal categoría; La noche más oscura, en la que recreó la localización y asesinato de Ben Laden; y Detroit, notable drama social basado en hechos reales.
Así que no nos ha sorprendido, ni mucho menos, con este electrizante thriller sobre un (posible, quizá probable) apocalipsis nuclear, género que en cine ha dado algunas pelis ciertamente interesantes, y desde muchos puntos de vista. Recordar títulos como Teléfono rojo, ¿volamos hacia Moscú?, Punto límite, Cuando el viento sopla o La hora final es plausible. Una casa llena de dinamita presenta la opción del holocausto nuclear que se ve venir y que, por más que se intente, parece que no se puede evitar. La acción se desarrolla en nuestro tiempo, en tres escenarios principales, en los que además se centra cada uno de los tres capítulos en los que se divide el film, conforme a la perspectiva de las personas que están en esos tantos escenarios. Uno de esos escenarios es la sala de crisis de la Casa Blanca, centrándose la acción en la capitana Walker; otro es el centro presidencial de emergencias de la Casa Blanca, con la peculiaridad de que al presidente le acaban de hacer una colonoscopia, así que el hombre no está para muchas historias… este segmento se centra en uno de los asesores de seguridad principales, el joven Baerington; el tercer escenario no tendrá una localización concreta, sino que estará en el entorno del presidente, tras estar ya operativo tras el tema de salud que le ha mantenido ocupado en las últimas horas. Aquí, lógicamente, el personaje central es el propio presidente, POTUS (President Of The United States), quien, ante la certeza de que un cohete nuclear enviado desde el Pacífico, sin origen claro, se va a estrellar en Chicago, tendrá que decidir, junto con sus asesores, si lanza un ataque preventivo contra las potencias nucleares enemigas, o no…
Sobre un buen guion de Noah Oppenheim (autor de los libretos audiovisuales del peculiar biopic Jackie, de Pablo Larráin, y de la serie Día Cero, con Robert de Niro como prota y productor ejecutivo), Bigelow consigue un electrizante thriller en clave apocalíptica, la carrera contra reloj (repetida tres veces) para intentar evitar la Tercera Guerra Mundial, que, como todos sabemos, será la definitiva, la que nos mandará a los avernos de los que, probablemente, nunca debimos haber salido… A pesar de las tres historias sucesivas, que en el fondo son la misma (los últimos veinte minutos, más o menos, desde que se detecta el lanzamiento del misil nuclear desde el Pacífico, hasta su impacto en suelo yanqui), lo cierto es que nunca se tiene la sensación de repetición, porque cada nueva perspectiva ofrece distintos enfoques, enriqueciendo sucesivamente la trama, mezclando la tensión de esta situación (literalmente…) apocalíptica con los toques humanos de algunos de los personajes que intervienen en la crisis, varios de ellos puestos ante la certeza de que algunos de sus seres queridos están en gravísimo peligro de perder la vida. Como es consustancial a estos tiempos (y, por supuesto, nos parece bien) habrá personajes transversales: hombres, mujeres, blancos, hispanos, asiáticos, negros… para que todos los públicos se puedan sentir concernidos.
Con un bien conseguido (y creciente…) nivel de inquietud, de intensidad, esa prácticamente permanente tensión se mantiene durante toda la peli, lo que ciertamente no es fácil de lograr, en una historia bien narrada, bien filmada, en la que se ha contado con una evidente abundancia de recursos, económicos, un producto audiovisual potente en la estela de los latentes apocalipsis que rondan el mundo en la actualidad
Hay, por supuesto, también una cierta lectura política, con un presidente liberal (en el buen sentido, no en el de “neoliberal”…), aunque la aparición de la habitual dicotomía entre halcones y palomas en la Casa Blanca añadirá aún más tensión a la trama. No se nos ahorra (esto es que es consustancial a una cinta como ésta, en la que aparece el Poder en todo su esplendor…) toda la parafernalia del gobierno USA, con las sobrecogedoras caravanas de coches negros escoltando a POTUS, o los gigantescos helicópteros que sobrecogen con su aparatosidad y estruendo.
En una escena ya casi al final, el presidente le habla al oficial que le guía en el proceloso y terrible proceso de activar (o no…) las armas nucleares, sobre un podcast que escuchó (esto es bastante improbable, que el mismísimo POTUS escuche podcasts… como no tendrá nada que hacer, claro…), que vivimos en una casa llena de dinamita, que sabemos que puede estallar, pero seguimos viviendo en ella (entre otras cosas porque no tenemos otro sitio donde vivir, claro…), lo que justifica el título del film.
Un inteligente final en anticlímax, relativamente abierto pero sobre el que recaen las peores sospechas, culmina un film de acción y tensión que, ciertamente, tiene también sus lecturas políticas (y eso que aquí no está Trump en el Despacho Oval, sino una especie de “alter ego” de Obama), permitiéndonos observar, de todos modos, lo vulnerable que es nuestra civilización, a pesar de todo su golpe de tecnología punta, cuando los hados parecen confabular en contra de la raza humana.
Buen trabajo actoral en general, con un Idris Elba que compone un muy plausible presidente USA, un presidente humano y humanista, que no está preparado (en realidad, ¿quién lo está?) para poder decidir si opta por el final de mundo, o no… El resto del reparto (aquí en realidad hay un protagonismo coral) lo vemos muy seguro, con gente tan fiable como Rebecca Ferguson, Jared Harris, Gabriel Basso o Jason Clarke.
(04/11/2025)
112'