Enrique Colmena

(Atención: Spoilers. Si usted no ha visto en su totalidad Juego de Tronos, tiene intención de hacerlo, y no quiere que se la “destripen”, no lea más allá de esta línea).

En el artículo de introducción de esta tetralogía que estamos dedicando a los intérpretes de Juego de Tronos, denominado Consideraciones generales, establecíamos algunas pautas de las semejanzas y diferencias que los actores y actrices gotianos (si se nos perdona el horrible neologismo, extraído de las conocidas siglas en inglés de la serie, GoT) con otros elencos artísticos de sagas audiovisuales de este siglo XXI de similar popularidad, tales como El Señor de los Anillos y su precuela El hobbit, y la serie del niño mago, Harry Potter, y su también precuela Animales fantásticos...

Como ya anunciábamos, vamos a comentar, por franjas generacionales, quiénes eran artísticamente hablando los actores y actrices de Juego de tronos antes de intervenir en la saga, y cómo ha influido o puede influir su aparición en la serie en su futura carrera. Hoy nos toca hablar de los veteranos, de aquellos hombres y mujeres que han dado rostro y cuerpo a los personajes de más edad de la saga creada por David Benioff y D.B. Weiss, con el concurso imprescindible de la materia literaria de George R.R. Martin.

Hemos seleccionado en total, entre las tres franjas generacionales, a treinta actores y actrices, que representan lo más granado de la interpretación, en términos de calidad artística pero también, lógicamente, de presencia y significación en la serie.

Como cosa curiosa, y extensible tanto a los veteranos que vamos a comentar, como a los treintañeros y cuarentones que haremos en el próximo capítulo, y a los jóvenes a los que tocará cerrar esta tetralogía, una de las normas no escritas pero que se ha seguido casi “ad pedem litterae”, ha sido la de contratar abrumadoramente a intérpretes de nacionalidad británica, dato tanto más curioso cuanto que la producción mayoritaria corresponde a la muy norteamericana HBO (siglas de la poderosa plataforma de vídeo bajo demanda Home Box Office).

No es, en puridad, ningún disparate que los actores y actrices gotianos sean abrumadoramente británicos, o en su defecto irlandeses, pues parece evidente que la ambientación, el contexto histórico, la geografía social y política, se corresponde en la serie con la de la Edad Media de la Gran Bretaña, incluso con evidentes influencias nominales en las familias contendientes; así, como se ha dicho, los Lannister serían los verídicos Lancaster, y los Stark los no menos reales York de la famosa Guerra de las Dos Rosas.

Sin embargo, el actor gotiano de mayor edad (hablamos siempre en términos de una relevancia apreciable en la saga) resulta no ser británico, sino escandinavo: se trata del gran Max Von Sydow, veteranísimo a sus 90 años, felizmente en activo, que pone su poderosa voz de bajo al personaje llamado Cuervo de Tres Ojos, que tendrá un gran influencia en uno de los personajes, Bran Stark (del que hablaremos en el apartado “Los jóvenes”), quien será su continuación, su heredero espiritual y mágico. Por supuesto, Von Sydow, a estas alturas, no tiene nada que demostrar, lo ha hecho todo, y todo bien además. Ha trabajado con lo más granado de la profesión de los últimos setenta años, desde su adorado Bergman, que lo dio a conocer internacionalmente, a Huston, pasando por Troell, Friedkin, Pollack, Rosi, Tavernier, Lynch, Allen, Trier... a estas alturas, como decimos, más que dar lustre GoT a Sydow, es a la inversa...

Más joven, pero también ya muy mayor, con 81 años, la inglesa Diana Rigg, una de nuestras debilidades, interpreta el papel de Lady Olenna Tyrell, uno de los roles más potentes de la serie, una mujer que lo ha visto todo, que lo ha hecho todo con tal de mantener el poder de su familia, una mujer de inteligencia extrema, astucia absoluta, una jugadora nata del juego de tronos que supone el meollo de la obra audiovisual y de la literaria, en un personaje que cobra, con sus facciones y su interpretación, una fuerza inusitada. Rigg, inolvidable para los que peinamos canas, que la gozamos platónicamente en aquella serie televisiva de los sesenta, Los vengadores (nada que ver con los tíos con mallas de ahora), enaltece con su interpretación a un personaje que, como casi todos en GoT, tiene una personalidad extraordinaria, con una cantidad de matices como difícilmente se puede encontrar en el cine y la televisión modernas, pero sobre todo con una capacidad para demostrar sabiduría, inteligencia y falta de escrúpulos para conseguir sus objetivos. Por supuesto, Rigg está más allá del bien y del mal y GoT no le aportará nada en lo que queda de su carrera, que ya es impecable en méritos y calidades.

El británico Charles Dance apecha con uno de los personajes veteranos más interesantes. Dance, que tiene ahora 73 años, encarna a Twyn Lannister, patriarca de su casa, esa que “siempre paga sus deudas”, la Casa del León, un hombre de una pieza, astuto, inteligente, frío, calculador, duro, brutal. Su objetivo, como el de todos los grandes señores en GoT, será que uno de los suyos se siente en el Trono de Hierro, y para ello no parará en mientes. Dance tiene una dilatada carrera como actor, si bien es cierto que no ha descollado especialmente, a pesar de lo cual tuvo momentos notables como su papel de D.W. Griffith en Good morning Babilonia, de los Taviani, y su rostro hipnótico apareció también en films como Pasiones en Kenia o Alien 3; incluso estuvo en una peli española, el debut de Gerardo Herrero en la dirección, el thriller Desvío al Paraíso. Parece claro que, aunque a Charles no le faltaba trabajo, su aparición con un personaje tan potente en GoT le ha impulsado en este último tramo de su carrera, de tal forma que está interviniendo o va a intervenir nada menos que en diez películas actualmente en distintas fases de producción.

El británico Jonathan Pryce fue uno de los actores de renombre que se unieron a la grabación de Juego de Tronos cuando la serie iba ya como un cohete. Pryce, con 72 años, por supuesto, tiene tras de sí una notable carrera en la que ha trabajado a las órdenes de gente como Scorsese, Gilliam, Hampton, Stone y Malick, entre otros. Su papel de Gorrión Supremo, una especie de Papa heterodoxo y harapiento, lo confirma como un dúctil actor veterano, con capacidad para múltiples personajes, y su participación en GoT, con un rol difícilmente olvidable (en una serie en la que ese tipo de roles abundan...), a buen seguro que le mantendrá en la cresta de la ola.

El actor británico, de origen norirlandés, Ciarán Hinds, de 66 años, es otro de los veteranos que se incorporó ya avanzada la serie, cuando esta ya se estaba convirtiendo en un acontecimiento temporada tras temporada. Hinds tiene también una muy dilatada carrera en cine y televisión, generalmente en papeles secundarios pero con sustancia, habiendo trabajado a las órdenes de una pléyade de cineastas de primer orden: Boorman, Greenaway, Mendes, Spielberg, Paul Thomas Anderson, Scorsese... Su personaje de Mance Ryder, el Rey-más-allá-del-Muro, sin duda le ha puesto aún más en valor de lo que ya estaba, y de hecho desde su participación en GoT ha estado en dos muy esperados proyectos, uno puramente comercial pero muy jaleado, Gorrión rojo, y otro más cultista, la exquisita, doliente First Man, de Damien Chazelle.

Stephen Dillane, también británico, como la inmensa mayoría de los actores de la serie, tiene actualmente 62 años; su carrera comenzó en televisión, debutando en la famosa serie Remington Steele, y su rostro enjuto se hizo más o menos popular en personajes de carácter que él ha resuelto siempre con solvencia. Su filmografía es más abundante en televisión, con series como Anna Karenina o más reciente The Crown, lo que parece indicar cierta fijación de los directores de casting por encajarle en papeles “de época”. No es que en cine no haya hecho cosas significativas; estuvo, por ejemplo, en Las horas y en Nueve vidas, pero es cierto que su carrera es mayoritaria y esencialmente catódica. Su Stannis Baratheon, uno de los postulantes a rey de los Siete Reinos en GoT (y efímero monarca de su Bastión de Tormentas), le ha impulsado sin duda en el gigantesco escaparate en el que se ha convertido la serie de Benioff, Weiss y Martin. De hecho, tras participar en Juego de Tronos ha estado en Mary Shelley, el biopic sobre la creadora de Frankenstein, y El instante más oscuro, uno de los films biográficos sobre Churchill y los momentos cruciales del Desembarco de Normandía.

El inglés Sean Bean fue uno de los pocos actores “de caché” que la producción de GoT se pudo permitir al comienzo de la serie. Aunque lo cierto es que, como saben los fans de la serie, no duró mucho: no llegó siquiera al final de la primera temporada, y eso que era el protagonista; pero con ello los autores de la serie, literaria y audiovisual, establecieron una de las reglas fundamentales de Juego de Tronos: por muy protagonista que seas, tu cabeza (en este caso, literalmente...) puede rodar en cualquier momento. Bean venía de un papel de cierta entidad en la saga de El Señor de los Anillos, el valeroso guerrero Boromir, y ya tenía, entonces, una popularidad incuestionable que está claro que Beniof, Weiss & Co. quisieron aprovechar para la nueva serie, que no dejaba de ser un melón por calar. Sean Bean había trabajado previamente con directores de prestigio: Figgis, Jarman, Sheridan, y El Señor de los Anillos le dio un fuerte empujón, haciéndose popular su rostro en personajes de duro “con corazón”; sin duda su Eddard Stark, “Ned” para sus íntimos, el a todo trance honesto señor de Invernalia, le mantendrá en el candelero; de hecho, desde entonces ya ha estado en el “revival” en clave adulta del cuento en Blancanieves (Mirror, mirror), en lo último de las Wachowski, El destino de Júpiter, y en la costeada Marte, de Ridley Scott

El escocés (y por tanto británico) Iain Glen tiene actualmente 58 años, y su carrera ha estado con frecuencia unida a productos “de época”, fundamentalmente en clave de acción, como El reino de los cielos, de Ridley Scott, o La última legión, aunque también su porte y elegancia natural le facilitó hacer el rol de Hamlet en Rosencrantz y Guildenstern han muerto, incursión en el cine del dramaturgo Tom Stoppard, y también intervenir en el lujoso culebrón de la BBC Dowton Abbey. Su personaje, Ser Jorah Mormont, el hijo de una de las nobles casas que deshonró a su padre y encontró su redención a las órdenes (y en el corazón) de la khalessi, y al que él dotó de humanidad y dureza no exenta de ternura, le ha hecho muy popular. Su carrera, consolidada como sobrio actor de reparto, parece que está más que asentada tras su paso por GoT, con hasta cuatro proyectos en distintas fases de producción.

Liam Cunningham es un actor irlandés de 58 años, con una ya también dilatada carrera, fundamentalmente en televisión, aunque en cine, en sus primeros años, hizo algunos títulos relevantes, como La princesita, de Alfonso Cuarón, Jude, de Michael Winterbottom, e incluso estuvo en un título no demasiado lejano a Juego de Tronos, El primer caballero; intervino también en un Ken Loach, El viento que agita la cebada, pero también en un producto tan comercial como La momia. La tumba del emperador dragón, dando muestras de su versatilidad. Llegó incluso a trabajar para Spielberg en Caballo de batalla, antes de que su personaje en GoT, Ser Davos Seaworth, el Caballero de la Cebolla, le haya hecho popular, en un rol que tiene algo de Sancho Panza pero también de Don Quijote, tamizado por un descomunal sentido común y ayudado por un poquito de buena suerte. Como su participación en Juego de Tronos ha durado hasta el último episodio, sus proyectos por ahora no son muchos, aunque uno de ellos lo sitúa en España, en la nueva peli de Jaume Balagueró, Way Down, ya en rodaje. Parece claro que la gran popularidad de la serie de Benioff, Weiss y Martin le deparará numerosos e interesantes proyectos a partir de ahora.

El nombre del británico norirlandés Conleth Hill no es demasiado conocido; más bien nada. Pero si decimos que en Juego de Tronos es Lord Varys, ya todos le ponemos cara: el Consejero de los Rumores (lo que vendría ser jefe de los servicios de inteligencia), la Araña, el Eunuco que estará en todas las conspiraciones, y que saldrá con bien de (casi) todas, un personaje fascinante por su origen humilde, por la tragedia de su castración siendo niño, por su posterior ascensión, a base de inteligencia y astucia, hasta las más altas cimas de la corte de los reyes de Poniente. Con 55 años, Conleth tiene una carrera menos abundante que sus colegas de la serie, principalmente en televisión, aunque también ha participado en algunos títulos relevantes de cine, como Si la cosa funciona, de Woody Allen, y La pesca del salmón en Yemen, de Lasse Hallström. Como también ha estado en GoT hasta casi el último episodio, sus proyectos por ahora no son muchos, entre ellos el nuevo film de Phyllida Lloyd (la directora de Mamma mia, para entendernos), Herself. Al igual que sus veteranos compañeros de reparto, también se prevé que su carrera cobre impulso a partir de ahora.

Ilustración: Sean Bean, caracterizado como Eddard “Ned” Stark, Señor de Invernalia, en la serie Juego de Tronos.

Próximo capítulo: Actores y actrices de “Juego de Tronos”: Antes, después (III). Los maduros