El caso Thomas Crown

CRITICALIA CLÁSICOS

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[En la muerte de Norman Jewison, y en su sentido homenaje, recuperamos la crítica de una de sus películas más interesantes]

Norman Jewison fue uno de los más estimables cineastas de la llamada Generación de la Televisión, un conjunto de directores norteamericanos que durante los años cincuenta se foguearon en la entonces recién llegada pequeña pantalla haciendo espacios de todo tipo, fundamentalmente dramáticos y series televisivas. A esa generación pertenecieron reputados directores como Sidney Lumet, Martin Ritt, John Frankenheimer o Franklin J. Schaffner, entre otros, constituyendo el relevo natural de los grandes cineastas del Hollywood clásico: Ford, Hawks, Mann, Capra, Wyler, Kazan, Walsh, Curtiz... todos ellos ya en los últimos años de sus carreras.

La mejor etapa creativa de Jewison se puede convenir que fue la de los dos decenios que abarcan, aproximadamente, entre 1965 y 1985, veinte años en los que dio lo mejor de sí en productos evidentemente comerciales pero que a la vez tenían una innegable impronta de cultura popular. En ese tiempo haría títulos tan (re)conocidos como En el calor de la noche (1967), bravo alegato antirracista en una época en la que todavía había que tener arrestos para adoptar esa postura, y más aún en los irredentos estados del Sur; El violinista en el tejado (1971), divertida comedia musical de evidente intencionalidad projudía, que tuvo notable éxito comercial e hizo celebérrima la famosa canción If I were a rich man, algo así como el himno del apostante a cualquier tipo de lotería; Jesucristo Superstar (1973), de nuevo una adaptación de un famoso musical de Broadway, ahora nada menos que con Jesús de Nazaret como figura central; el efervescente thriller judicial Justicia para todos (1979), con un Al Pacino en plan explosivo; e Historia de un soldado (1984), retomando de nuevo el tema del racismo, ahora en un contexto vidrioso como el del ejército USA.

Al principio de esa etapa de esplendor de Jewison el cineasta canadiense rodó esta brillante El caso Thomas Crown, una afortunada mezcla de thriller, romance, comedia sofisticada, acción y película de atracos, en una simbiosis que nunca chirría. La historia parte del golpe que un multimillonario norteamericano, el Thomas Crown del título, da en un banco, utilizando como atracadores a personas que no se conocen entre sí y tampoco lo conocen a él; pero cuando el banco cobra el seguro por el botín que le han “distraído”, la aseguradora que se ha visto obligada a aflojar la cartera para ello envía a su más conspicuo detective, Vicki Anderson, cuyas armas son, además de un sobresaliente sentido deductivo, unas piernas de ensueño y un cuerpo a juego, lo que la bella utiliza sabiamente para aproximarse al caco de cuello blanco. Claro que, a lo mejor, obligación y devoción puede que colisionen...

Creativa, brillante, inteligente... El caso Thomas Crown es una buena muestra del talento de Jewison, que cuando tenía un buen guion entre manos (como fue el caso) conseguía excelentes resultados. Aquí se hace notar por un sabio uso del recurso conocido como “split screen” o “pantalla partida”, jugando con varias imágenes a la vez en un único plano, lo que, por ejemplo en las secuencias de atracos, aunque también en otras, se demuestra muy efectivo y adecuado.

Con escenas justamente recordables, como la famosa en la que Vicki y Thomas juegan al ajedrez (pero realmente lo hacen a otro juego mucho menos cerebral y mucho más hormonal...), la película es merecidamente considerada como una de las mejores películas de Jewison y un clásico del thriller entreverado de romance, sus dos principales géneros. 21 años más tarde conocería un “remake”, titulado en España El secreto de Thomas Crown (1999), que dirigiría el entonces muy en boga John McTiernan, con Pierce Brosnan y Rene Russo en los papeles principales, un “remake” que, sin ser despreciable, no alcanzaba la gracia alada de este thriller en plena forma.

Gran trabajo interpretativo de los dos protagonistas, Steve McQueen y Faye Dunaway, en su mejor momento de madurez tanto como actores como de belleza física, una pareja de gran química que, a pesar de ello, solo coincidiría una vez más en otro proyecto, en concreto en el “blockbuster” El coloso en llamas (1974).

(14-04-2021)