Parece evidente que William Wyler, aunque brilló en otros géneros, como el western (El forastero, Horizontes de grandeza), el thriller (Horas desesperadas) o el cine histórico (Ben-Hur), donde se encontraba más a gusto, o al menos donde pudo desplegar con más libertad su indudable talento, fue en el drama o melodrama. La mayor parte de sus grandes películas, por las que será recordado siempre, entran dentro de este género: Esos tres, Jezabel, Cumbres borrascosas, La carta, La señora Miniver, La heredera, La calumnia, incluso, en otro tono, pero también dramático, El coleccionista. Hasta los films de otros géneros, como los mentados al comienzo de este párrafo, estaban transidos de conflictos dramáticos, al margen de las características propias de su género.
Dentro de esos grandes dramas tiene un lugar de honor La loba, una de las tres películas que Wyler y la actriz Bette Davis hicieron juntos (las otras dos fueron las mentadas Jezabel y La carta), tres formidables melodramas que constituyeron probablemente la mejor etapa creativa de ambos. También, y seguramente no de forma casual, la intervención en el guion o en la aportación de la materia prima argumental de la dramaturga Lillian Hellman contribuyó a buen seguro a la excelsitud de los films wylerianos de la época. Hellman y Wyler colaborarían, además de en La loba, en las dos versiones de la obra teatral de la escritora, The children’s hour, que se llevó al cine con los títulos (en España) de Esos tres y La calumnia, y en el film noir Calle sin salida.
Con guion de la propia Lillian Helman sobre su homónima obra teatral, se nos narra una historia ambientada en el Sur de los Estados Unidos a finales del siglo XIX; en ese contexto conoceremos a una mujer integérrimamente malvada, hasta el punto de sacrificar a sus egoístas fines todo cuanto tiene algún valor afectivo en su vida, incluida su familia.
Este sólido filme se beneficia de magníficos diálogos, como ya no se hacen, de una espléndida fotografía en blanco y negro de Gregg Toland (un maestro de la luz de la época, responsable de tal cometido en films como Las uvas de la ira y Ciudadano Kane), y que da perfectamente la atmósfera enrarecida que envuelve al personaje principal, en la que el mal prácticamente se palpa, gracias también, sobre todo, a la extraordinaria interpretación de la gran Bette Davis, que fue nominada al Oscar, aunque no lo ganó en esa ocasión; sí lo conseguiría por Peligrosa y Jezabel.
(12-05-2018)
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