Pelicula:

Esta película forma parte de la Sección Oficial fuera de concurso del 18º Festival de Cine Europeo de Sevilla (SEFF’2021).

Daniel Brühl es un actor hispano-alemán (Barcelona, 1978) con una ya larga carrera que inició en 1995 y que tuvo su primer gran éxito con Good bye, Lenin (2003), ácida comedia negra sobre la caída del Muro. Brühl, políglota en alemán, español, inglés, francés, portugués y catalán, ha aprovechado tal circunstancia para rodar películas de muy diversas nacionalidades, desde la Alemania en la que creció (Los edukadores, Ich und Kaminski) a la España en la que nació (Salvador Puig Antich, The Pelayos, Eva), pasando por Francia (¿Y si vivimos todos juntos?) y Reino Unido (El hombre más buscado), e incluso Estados Unidos, donde ha hecho cine comercial en superproducciones de Marvel (Capitán América: Civil War), pero también en producciones de género más pequeñas (The Cloverfield Paradox).

Ahora Brühl acomete su primera película como director, y lo hace con lo que conoce mejor, la profesión de actor y las muchas peculiaridades de esa actividad. Conoceremos así en la peli a Daniel, un actor hispano-alemán que se dispone a realizar una audición en Londres para una película de superhéroes. Deja atrás la casa donde vive, un magnífico ático en Berlín, en el que quedan su mujer, sus hijos pequeños y la asistenta hispanoamericana que cuida de todos ellos. Antes de tomar el vuelo pasa a desayunar por un bar del barrio, y allí se encuentra con Bruno, un vecino cuya conversación, poco a poco, empieza a resultarle primero chocante y después inquietante...

Tiene dicho Brühl que en esta su primera película como director se burla de sí mismo, y ciertamente hay bastante de eso; porque el Daniel protagonista tiene muchos puntos en común con el Daniel actor, en especial en cuanto a su carrera. Así que está bien porque burlarse de sí mismo tiene, entre otras virtudes, la de desactivar cualquier posible burla por parte de otros. Pero parece evidente que Daniel Brühl no habla solo de sí mismo, sino que, tirando por elevación, lo hace de la generalidad de los intérpretes, esa profesión tan fascinante que nos hace pasar tan buenos momentos al resto de los mortales, pero que también tiene sus servidumbres, sus pequeñas miserias, como esa egolatría que se les suele atribuir, esa soberbia que, probablemente, es producto sobre todo de la inseguridad en un oficio siempre al borde del funambulismo, no tanto físico (qué también...) como mental o psíquico.

Se ha dicho también que esta La puerta de al lado es como aquella vieja película, La huella (1972), el último film de Joseph L. Mankiewicz, en tanto que artefacto dramático de precisión en el que se enfrentan dos tipos muy distintos, con una férrea estructura de guion que permite que cada uno, en su momento, tenga su instante de gloria. Ciertamente no está desencaminada la apreciación, aunque nos parece obvio que el film de Mankiewicz era lo más parecido a una obra maestra, y la ópera prima de Brühl no juega, ni de lejos, en esa liga de excelencia.

No es que La puerta de al lado sea una mala peli, que no lo es, porque su aceptable ritmo narrativo permite al espectador seguir con atención este duelo (no precisamente al sol) entre el antiguo agente de la Stasi, la temible policía secreta de la RDA (porque eso es lo que es, aunque sobre ello mienta como un bellaco) y el desprevenido actor que tiene más de un esqueleto (o quizá una pareja follando) dentro del armario, o de una tablet, quién sabe. Finalmente acaso también deudora de La ventana indiscreta, en la que el personaje de James Stewart se convirtiera en el pérfido rol de Raymond Burr, la película es una buena tarjeta de presentación de Brühl como director, aunque nos parece que probablemente no sea en el futuro su faceta preponderante. Daniel filma con corrección pero sin mucha personalidad, manufacturando un producto que se deja ver con agrado, esperando el espectador qué nuevo as en la bocamanga se guarda el exagente de la Stasi para joder la vida al desprevenido actor que se las prometía tan felices camino de Londres, donde debía pronunciar su mágica frase, “no podrás destruirme, Darkman”, que al final termina cobrando todo su sentido, pero con Bruno como vocativo.

Buen trabajo interpretativo de Brühl, que lógicamente está especialmente concernido en este su debut tras la cámara; mejor aún nos parece la labor actoral del veterano Peter Kurth, que hace (como se pretendía en el guion) odioso y a la vez fascinante su personaje de Bruno.

(13-11-2021)


Dirigida por

Género

Nacionalidad

Duración

92'

Año de producción

Trailer

La puerta de al lado - by , Nov 14, 2021
2 / 5 stars
“No podrás destruirme, Darkman”