Pelicula:

CRITICALIA CLÁSICOS
Disponible en Filmin, Plex, Filmzie, Pluto y Runtime.

El título es rotundo y precioso, y abre unos horizontes mentales que nos prometen exotismo, technicolor, aventuras, amor... pero mejor no entusiasmarse para no salir trasquilados. El propio Kilimanjaro es una legendaria montaña de casi seis mil metros de altura, con nieve en su cumbre, y que en el lenguaje de los nativos masais significa "La morada de Dios", considerada como la más alta de África. Y para completar este hermoso preámbulo se cuenta la leyenda de que en sus nieves perpetuas está helado y seco el cuerpo de un leopardo, que nadie se explica cómo, cuándo y por qué pudo llegar hasta allí.
 
Ernest Hemingway escribió un relato ambientado en un campamento a los pies de ese escenario, relato siempre publicado en volúmenes junto a otros de su autor, y que con un texto impreciso y reiterativo, no puede compararse con obras magnas de su autor como Adiós a las armas, Por quién doblan las campanas, París era una fiesta (autobiográfico), ni con otro relato suyo, casi novela corta, como la emocionante y sencilla El viejo y el mar. El esquema argumental -que se respeta en el film- nos presenta a un escritor americano (Harry Street) postrado en una hamaca con la pierna derecha gangrenada, y atendido por su esposa Helen y una serie de criados nativos. Aturdido por la enfermedad y la fiebre, Harry sufre sueños, recuerdos y alucinaciones  en las que va recordando episodios de su aventurera vida por muchos escenarios distintos, europeos, africanos, estadounidenses... y sus amores y relaciones con amigos, colegas, o familiares.

Producida por el poderoso Darryl F. Zanuck y su 20th Century Studios (al comprar la Fox le cambió la marca, que más tarde volvió a su origen), el magnate le encargó la dirección a Henry King, un veterano desde los años treinta y especialista en cine de aventuras y del Oeste (El capitán de Castilla, El cisne negro, o El pistolero, entre otros muchos títulos), un error, ya que probablemente aquí se encuadraría mejor un Douglas Sirk o un Jean Negulesco. Sí acertó Zanuck en otros nombres de su equipo, como el célebre Bernard Herrmann (habitual con Alfred Hitchcock) para la banda sonora, o el genial fotógrafo Leon Shamroy (con 18 nominaciones al Oscar de las que logró 4, el último con Cleopatra, de Joseph Leo Mankiewicz).

Pero volvemos al lado oscuro, equivocado, del film. El famoso y gran actor Gregory Peck, con su rostro amable, honesto, su sonrisa, su cara siempre bien afeitada... probablemente era el menos adecuado para encarnar a un protagonista que se debate -en buena parte del metraje- en una situación atormentada en lo físico y en lo psíquico, como víctima de la gangrena y de sus febriles delirios mentales. Peck, con su profesionalidad, hace  lo que puede, pero no transmite la angustia necesaria y está mejor en los recuerdos de su vida anterior que en su presente en el campamento africano.

En sus sueños conocemos al gran amor de su vida, Cynthia (Ava Gardner), a la condesa Liz (la alemana Hildegard Knef), o a su tío Bill (el muy hitchcockiano Leo G. Carroll). Y pasamos por muchos y variados paisajes, Tanzania, Paris, Egipto, Madrid... y la Guerra Civil española, que no podía faltar estando presente un texto de Hemingway. Hay cacerías, hay nativos, rinocerontes, rifles y disparos (como en el propio relato original), pero como sucede en ese mismo texto los flashbacks no son fluidos, no están bien ensamblados, y los textos derivan hacia lo folletinesco y el enfatismo. Eso lastra el resultado global de la película, que sí brilla en su colorista fotografía, o unos intérpretes competentes, como Susan Hayward, la esposa Helen que cuida del enfermo y que da estabilidad al último tramo de la cinta, cuando volvemos al principio y llegamos al final que, por cierto, no coincide con el que escribió su autor.

Y como tantas otras veces, las secuencias que se ambientan en España (como ya ocurría con La condesa descalza, de Mankiewicz) son ciertamente ridículas: rejas, claveles, tablaos, cantes y bailes impostados... que terminan de aportar un tono falso y fallido a una película que entre unos y otros nunca llega al nivel que, en principio, podríamos esperar de sus responsables. Pero no seamos crueles ni masoquistas, porque en ella está la presencia siempre agradecida, magnética y bellísima de Ava Gardner. Por eso, en las dos estrellas que van en los titulares del comienzo de esta crítica, una se la debemos a ella. Que conste.


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114'

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Las nieves del Kilimanjaro - by , May 07, 2023
2 / 5 stars
Memorias (cansinas) en África