Serie: Sinatra. Todo o nada

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En esta miniserie de 2 capítulos de 120 minutos cada uno, asistimos, por supuesto, a un minucioso, documentadísimo, exquisito documental sobre la vida de Frank Sinatra (1915-1998), pero también, y quizá con el mismo rango, a una lección de Historia de Estados Unidos, de la mano de Alex Gibney, maestro de documentalistas, un cineasta perito en este difícil formato, con una ya larguísima trayectoria (más de 50 títulos) como director de documentales, y una aún más larga (más de 100) como productor. Gibney es un cineasta al que le gusta fajarse con temas polémicos, controvertidos, que él sabe llevar hasta sus últimas consecuencias, con una exhaustividad a la par que amenidad ciertamente encomiables. Entre sus títulos como director de documentales cabría recordar algunos como Enron: los tipos que estafaron a América (2005), Taxi al lado oscuro (2007) o La mentira de Lance Armstrong (2013).

Con esta Sinatra. Todo o nada pudiera suponerse que Gibney abraza la causa de la hagiografía, de la vida de santo, teniendo en cuenta que ha contado con el concurso de los hijos de Sinatra e incluso de su primera mujer, Nancy Barbato Sinatra, en lo que podría suponerse una “biografía autorizada” y, por ello, exenta de aristas poco amables con el biografiado. Pero, aunque en el primer episodio las supuestas relaciones de Frank Sinatra con la mafia parecen envueltas en una cierta sordina, en el segundo se le da plena carta de naturaleza y, sin confirmarlas expresamente, se deja ver que, en efecto, el gran Frank tuvo relaciones “non sanctas” con el sindicato del crimen italoamericano, que le hizo favores y al que Sinatra también se los hizo... o se los dejó a deber, como ocurrió, según se indica, cuando Giancana, el “capomafia” por excelencia de la época, ayudó a la elección de John F. Kennedy como presidente de los Estados Unidos, esperando a cambio, infructuosamente, la benevolencia de la administración estatal en la investigación que el FBI tenía abierta sobre él.

Estamos entonces, como decimos, ante un biopic, que arranca con la noticia de la muerte de Sinatra a través de un noticiero televisivo, en cualquier bar anónimo de algún estado innominado de Norteamérica, en 1998; a partir de ahí, y tomando como ejes del documental el concierto de retirada (aunque luego volvió...) del mito de 1971, y la larga entrevista que el prestigioso periodista Walter Conkrite realizó al cantante para televisión, Gibney va contándonos de forma amena a la par que rigurosa la vida de este hombre nacido en una familia humilde, un joven tarambana que sin embargo pronto encontró en la música su Santo Grial, en los sones negros del jazz de los años treinta, en los que bebió sin recato para convertirse, con el tiempo, en el “crooner “ por excelencia, a la manera de Bing Crosby, su referencia, al que pronto eclipsó, en el cantor de deliciosas baladas, de profundo registro sonoro, una voz elegante, inconfundible, majestuosa, que le llevó a ser conocido precisamente como The Voice, La Voz.

Habrá lugar, por supuesto, para su vida profesional, con sus difíciles comienzos en los años treinta en un grupo orquestal llamado The Hoboken Four (siendo Hoboken el humilde barrio en el que nació y creció en New Jersey), su posterior pase a vocalista en solitario, sus recitales en grupos de música afroamericanos, su primer salto a la fama en sus conciertos en la Sala Paramount a principios de los años cuarenta, hasta convertirse en un mito mundial con sus canciones, pero también con su notable carrera cinematográfica: Levando anclas, Un día en Nueva York, De aquí a la eternidad (por la que consiguió el Oscar), Pal Joey, Como un torrente, El mensajero del miedo, La cuadrilla de los once, El detective...

Pero habrá también lugar para su agitada vida personal, desde su inicial matrimonio con Nancy Barbato, hasta sus posteriores y tumultuosas relaciones (y finalmente boda) con Ava Gardner, y también con Mia Farrow, algo menos controvertidas pero también censuradas por la opinión pública por la notable diferencia de edad entre ambos. En ese sentido, no se oculta la faceta de mujeriego irredento de este hombre al que le gustaban todas, pero en ningún momento se habla de que forzara a ninguna a hacer nada que no quisiera, lo que le alejaría (de ser cierto) de la posible existencia de un abuso de poder como el que el movimiento #MeToo ha denunciado en figuras prominentes del “show business” como Harvey Weinstein, hoy felizmente desacreditado públicamente (y entre rejas...) por sus actitudes sexualmente depredadoras.

El documental da voz a sus hijos, Nancy Jr., Frank Jr. y Tina, además de otras muchas personas que lo conocieron y que hablan de él, con sus sombras y sus luces, desde Ava Gardner (a la que presta la voz la actriz Gina Gershon) a su biógrafo Pete Hamill, desde Gene Kelly a Sammy Davis Jr., pasando por mitos actuales que se sintieron inspirados por la figura de Sinatra, como es el caso de Bruce Springsteen. Tampoco oculta Gibney, como responsable último de este espléndido documental, las contradicciones personales e ideológicas de Sinatra: en los años cuarenta fue un ferviente apoyo a la reelección de Franklin D. Roosevelt, y en los sesenta fue un firme bastión en la elección de John F. Kennedy, ambos del Partido Demócrata, y de la facción más progresista de la organización; sin embargo, cuando alcanzó la madurez, ya sexagenario, Sinatra apoyaría sin fisuras la figura del muy conservador Ronald Reagan, que finalmente, a principios de los ochenta, se convertiría en el nuevo inquilino del Despacho Oval. Antirracista convencido, lo que manifestaría con palabras, pero también con indubitables hechos a lo largo de su carrera, sin embargo Sinatra participaba abyectamente de los sucios chistes racistas en sus shows en Las Vegas con Dean Martin, teniendo a Sammy Davies Jr. como blanco de las burlas de ambos.

Tampoco se hurtan las diversas crisis del astro musical y cinematográfico, algunas de ellas como la de su alcoholismo y el gusto por las farras, que a principios de los años cincuenta pareció arrumbarlo como un juguete roto, para renacer, a fuerza de voluntad y firmeza, a partir de su intervención en De aquí a la eternidad, punto de inflexión a partir del cual su carrera ya no conocería pasos atrás.  

Una pura contradicción, entonces, quizá como somos todos los humanos, formalmente la leyenda conocida sin hipérbole como La Voz es retratada en este minucioso documental a través de filmaciones antiguas, fotos de época, audios valiosísimos que era inimaginable que se conservaran, pero también con entrevistas, algunas con el personaje entrevistado en pantalla, otras muchas apareciendo solo en off. Todo ello con un guion ameno, bien trabado, que nunca pierde la atención del espectador.

Así pues, como decíamos, estamos ante un espléndido biopic, pero también ante una magistral lección de Historia: a la par que vamos conociendo los entresijos de la vida personal y profesional de Frank Sinatra iremos asistiendo al relato de la Historia de Estados Unidos, desde el hambre de la Depresión hasta la brava lucha de los afroamericanos por sus derechos, pasando por la Segunda Guerra Mundial, la eclosión del fenómeno Elvis Presley y el rock’n’roll, la guerra del Vietnam, el Watergate... Todo ello con una excelente utilización de muchas canciones interpretadas por el propio Sinatra, siempre con algún tipo de relación, directa o alegórica, con lo que se nos narra en cada momento.

Gran audiovisual este Sinatra. Todo o nada, una muestra de como hablar de una estrella tan rutilante como el cantante y actor de New Jersey puede también (podríamos decir “debe también”) tener un singular valor añadido, el de situar su vida, su obra, en el azaroso devenir histórico de su país, del mundo.


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Sinatra. Todo o nada - by , Jan 13, 2023
4 / 5 stars
Un biopic y una lección de Historia