Rafael Utrera Macías

El lugar donde se sitúa la ermita de la Virgen, conocida bajo la advocación “del Rocío”, es, al tiempo, populosa romería celebrada cada primavera en la onubense comarca de Almonte y sus marismas. La antigüedad de su existencia, la amplia representación de su feligresía, la conjunción de valores religiosos debidamente engarzados con los folklóricos, junto a un sinfín de múltiples aspectos relativos a facetas artísticas o espectaculares, han llamado la atención de historiadores, estudiosos, eruditos, que han orientado sus investigaciones al mejor conocimiento de cuantos valores ofrece la popularmente denominada “reina de las marismas”.

Derivado de ello, existe una bibliografía infinita sobre El Rocío en las áreas religiosas, literarias y artísticas en general. Por el contrario, los estudios sobre la filmografía relativa a la romería, es muy escasa si atendemos al estudio de un corpus significativo cuya valoración se haga desde específicos postulados previamente delimitados. Por ello, es obligado saludar la edición del volumen titulado “Miradas cinematográficas sobre la Romería del Rocío. Implicaciones sevillanas”, publicado recientemente por la Diputación de Sevilla y del que es autor Francisco José García Espina, quien ofrece una mirada tan global como precisa, tan minuciosa como exhaustiva, sobre los diversos aspectos que, desde el título del volumen, se especifican.



Antecedentes en Criticalia

Nuestros lectores de Criticalia tienen a su alcance algunos antecedentes sobre la temática y la filmografía a la que hacemos referencia; en efecto, con ocasión del estreno de un documental relativo al asunto mencionado, publicamos en esta “revista española de información cinematográfica” (21, enero, 2014) un artículo titulado De Rocío a El caso Rocío, donde dábamos cuenta del film dirigido, en  1980, por Fernando Ruiz Vergara quien consiguió, en el I Festival de Cine de Sevilla, el primer premio (formato 35 mm) otorgado por el jurado de “cine andaluz”, el cual consideró que aportaba una heterodoxa mirada sobre la romería, al tiempo que ofrecía logros documentales y analíticos unidos a la coherencia de una polémica visión enjuiciada desde la vertiente antropológica.

Rocío sería secuestrada el 8 de abril de 1981 por un juzgado sevillano en virtud de una querella interpuesta por un vecino de Almonte, quien alegaba en su denuncia tanto injurias y escarnio a la religión católica como haber atentado contra la memoria de su antecesor. La película fue condenada a no ser exhibida en Andalucía, primero, y en todo el territorio nacional, después. En el amplio contexto de la transición, de la dictadura franquista a la democracia, suprimida oficialmente la censura, se estrenaba en España la modalidad jurídica del código penal según la cual un espectador, herido en sus sentimientos o en su honor, podía denunciar, en el juzgado de guardia, al autor o autores de la película. Un casi nonnato “cine andaluz” se convertía, significativa paradoja, en asunto jurídico y en anticipo de la recuperación de la memoria histórica cuando el PSOE, en 1982, acababa de conseguir la mayoría absoluta. Muchos años después de su estreno, con ocasión de un pase televisivo, Enrique Colmena, en estas páginas de Criticalia, revisaba el documental, Rocío, y subtitulaba su comentario “El Rocío según Marx”.

De otra parte, en el X Festival de Cine Europeo (Sevilla, noviembre, 2013) se presentó El caso Rocío, dirigido por José Luis Tirado, que toma como materia de análisis su precedente Rocío, a 33 años de su estreno y a 3 décadas de la condena por el Tribunal Supremo. Estructurada como un conjunto de entrevistas, reunía, tanto las voces de quienes participaron en la película de Ruiz Vergara como las de otras personas que enjuiciaban el documental desde diferentes perspectivas y experiencias. El acierto de incorporar al propio director (un año antes de su muerte), sus personales declaraciones y otros elementos semejantes, otorgaba valor histórico-cinematográfico a esta nueva incursión en el complejo fenómeno de El Rocío.

Del mismo modo, nuestros lectores tienen a su disposición en Criticalia (apartado “críticas”) diversos comentarios sobre específicas películas que tienen su origen en lo que denominamos “el canon Pérez Lugín”, por ser este escritor el que impuso ciertos patrones literarios en su obra “La Virgen del Rocío ya entró en Triana” (aunque debido a la muerte del autor, fue terminada por el periodista andaluz José Andrés Vázquez) que, posteriormente, pasaron a los códigos cinematográficos. Tres producciones españolas han adaptado, en diferentes épocas, esta obra: La blanca paloma (1942), de Claudio de la Torre; Sucedió en Sevilla (1954), de José G. Maesso, y Camino del Rocío (1966), de Rafael Gil. Y otras, sin hacerlo declaradamente, no han dejado de sentir su influencia directa o indirectamente.


El autor y sus miradas cinematográficas

Francisco José García Espina, el autor de estas “Miradas cinematográficas…”, es natural de Almonte, lo que le otorga positiva carta de naturaleza para vivir y enjuiciar las cuestiones culturales de las marismas desde puntos de vista tan cercanos como sentimentales, aunque, a decir verdad, no falta el necesario distanciamiento cuando ello se hace preciso. Su formación académica discurre en la sección de Psicología dentro de las licenciaturas en Filosofía y Ciencias de la Educación; su afición al cine, en general, le ha orientado, más que circunstancialmente, a enfocar el fenómeno rociero como trabajos previos al volumen que ahora sale a la luz; mientras que, en otras ocasiones, han sido celebres escritores sevillanos, caso de Bécquer, los analizados en sus representaciones audiovisuales; las revistas “Exvoto” y “Aldaba” dan testimonio de ello.

El texto que ahora presentamos a nuestros lectores, parte de un título compuesto, de modo bimembre, por conceptos aparentemente distintos pero, en verdad, complementarios; de una parte, por las propias “miradas cinematográficas”, de otra, por las “implicaciones sevillanas”. El autor justifica debidamente que la salida de las hermandades desde la ciudad hispalense conforma un oportuno bloque que no debe desgajarse del resto. La justificación de tal cuestión queda explicitada en el primer capítulo; desde este momento, puede comprobarse la originalidad de planteamiento ofrecida por el investigador. Así pues, el propósito general mostrado al lector se conformaría con un minucioso estudio donde se contemplan dos factores fundamentales; de una parte, la diacronía, de manera que la exposición del relato y de cuantos elementos la componen, se viene a hacer del pasado al presente, de lo más antiguo a lo más nuevo, del mudo al sonoro, de formatos del pasado a los pertenecientes a las nuevas tecnologías; de otra parte, tomado como oportunos compartimentos, las catalogaciones más comunes y conocidas de la filmología, agrupando las películas en función de su duración o género tal como corto/largometraje, ficción/documental,  etc.


Estructura y composición

Los cuatro capítulos que fundamentan la obra se apoyan en parámetros tanto pertenecientes a la nomenclatura cinematográfica como a distintos significantes que, provenientes de otros ámbitos, componen el marco desde el que se procederá a sus pertinentes explicaciones; los términos “cortometraje”, “documental”, “ficción”, “formato” y otros semejantes, se combinan con los relacionados con circunstancias históricas o geográficas; valgan como ejemplo “cine franquista”, “cine andaluz”; y, aún más, las “miradas” y, su modo de ejercerlas, pueden catalogarse según se haga desde una percepción “extranjera”, desde una determinada ciencia, tal como “la antropología”, etc.

De este modo, el capítulo primero será dedicado a la justificación de la romería desde su salida (o sus salidas) en Sevilla y ello, desde justificaciones tanto históricas y estéticas como sentimentales; por más que “implicaciones sevillanas” figure en el título con menor tamaño tipográfico, no deja de ser un aspecto importante en la concepción total, completa y compleja, de la romería, tal como bien expone García Espina, en esta sugerente aportación. Los aspectos descriptivos de títulos pertenecientes al “cortometraje documental”, combina primitivas imágenes anteriores a noticiarios oficiales como los múltiples ejemplos que a lo largo de muchos años han ofrecido NO-DO y sus fraternas revistas oficiales, ya sea de forma monográfica o puntual. En paralelo, la aparición del vídeo, aportará innumerables títulos que encajan tanto en humildes formatos familiares como en primitivas empresas de esta modalidad que incluirán en sus catálogos títulos ya sea en formato “Beta” como en “VHS”.

En capítulo aparte, se analizan los títulos más representativos de la cinematografía de ficción donde los nombres de Francisco Elías o Ramón Torrado encadenan con los directores (los ya mencionados De la Torre, Maesso y Gil ) que basan sus guiones en la pieza literaria de Pérez Lugín. Con el calificativo de “luginiana” denomina el autor a esta trilogía y encadena con específicas “miradas desde el cine andaluz” donde tienen cabida títulos como La espuela, de Fandiño, y Rocío y José, de García Pelayo. En el último bloque del volumen se agrupan los documentales de muy variado rango, contenido y formato donde aparecen tanto títulos extranjeros como españoles pertenecientes a décadas muy diversas y adscritas a etapas o movimientos específicos del cine español; valgan como ejemplo los títulos de Javier Aguirre, España insólita, o de Jacinto Esteva, Lejos de los árboles. Caso aparte, por cuestiones que más arriba hemos expuesto, lo conforma Rocío, de Ruiz, y su complementario El caso Rocío, de Tirado. El capítulo, aún se alarga, para acoger “otras aproximaciones a la romería desde producciones andaluzas” además de las ya mencionadas “miradas”.  

Queda, pues, claro que la vertebración del asunto, sus nobles afanes de exhaustividad, su oportuna organización, nos permiten hablar de una obra original que marca un antes y un después en torno al tema estudiado; consecuentemente, mantiene la línea de los antecedentes mencionados al principio, aunque abundando en un sinfín de novedosas aportaciones que enriquecen sobremanera el texto.


De las fuentes a las ilustraciones

Creemos que una de las mejores “fuentes” utilizadas es el alto grado de conocimiento que el autor tiene de El Rocío como espacio geográfico unido a la experiencia rociera vivida y sentida. Este conocimiento del espacio (pasado, presente) le permite enriquecer su texto con opiniones sobre lugares específicos, su denominación, antaño y hogaño, al igual que conocer, desde dentro, la historiografía de la hermandad matriz, la evolución de procesiones y ritos, junto a otros valores religiosos, costumbristas, folklóricos, etc. A este conocimiento, se une la capacidad analítica para saber leer los valores temáticos de la película junto a los estrictamente fílmicos; estos y aquellos se complementan, ofreciendo oportunos resultados que precisan momentos concretos y aclaran secuencias completas. La estructuración del texto está construida según es habitual en trabajos académicos: enumerando los distintos apartados y utilizando en notas al pie la procedencia de la cita o cualquiera otra cuestión aclaratoria. Únase a todo ello la abundante bibliografía utilizada que pertenece a ámbitos tan dispares como la historia, la cinematografía, la antropología, la pintura, la literatura, etc. En conjunto, el autor, con dominio de la expresión escrita y de la claridad expositiva, facilita la comprensión de un discurso trenzado por una pluralidad de elementos de muy diversa índole, desde los religiosos a los paganos.

Las 279 páginas que componen esta edición se acompañan de numerosas ilustraciones que pertenecen tanto al devenir de la romería como a fotogramas de las películas estudiadas o mencionadas. Dejemos constancia del acierto de la portada resuelta por Antonio Ramos Moreno “a partir de una idea del autor del libro”. Las dos figuras principales del cartel de La blanca paloma, Juanita Reina (Esperanza) y Tony D’Algy (Juan Antonio), han sido tratadas con oportuno diseño donde el juego de miradas dice tanto como postura y atuendo del caballero y la amazona. Un fondo de multipantallas reúne a personajes cinematográficos, carretas familiares, jacas alazanas, paisajes almonteños, etc. El resto del volumen se conforma con multiplicidad de fotogramas y carteles que no sólo aportan información en relación a lo escrito sino visual dinamicidad a la letra adjunta e icónicas referencias a las esencias rocieras.


Conclusiones

Las conclusiones responden, tanto en su composición y estructura como en sus diferentes contenidos, a los diversos elementos desarrollados en la investigación, sea en lo referente a la liturgia del discurso rociero, sea a las variadas cuestiones cinematográficas analizadas. Además, otros diversos aspectos son señalados en función del devenir histórico de la romería y sus circunstancias históricas; así, los diversos cambios que la diferencian entre el pasado y el presente, la indumentaria de toda índole, religiosa o seglar, modificada en función de circunstancias diversas, la cambiante gastronomía, las alteraciones del paisaje campesino o del urbano, y tantas otras cuestiones englobadas en lo que el autor denomina el tránsito de una “romería rural a una romería postindustrial” según lo ha reflejado, en múltiples ocasiones, el cine español y, en más títulos de los que se supone, la cinematografía extranjera.


Coda

Desde estas páginas, celebramos que la Diputación de Sevilla siga incorporando temas cinematográficos a su prestigioso catálogo de publicaciones; si ayer fue el importante trabajo de Mario de la Torre sobre la sevillana generación “CinExin”, hoy es Francisco J. García Espina quien focaliza sus exhaustivos conocimientos sobre la rociera romería según tratamiento efectuado por las artes del cinema.