Pelicula:

Aunque se suele considerar El jinete pálido (1984) como el primer gran film de Clint Eastwood como director, lo cierto es que anteriormente ya había realizado películas de interés, como su debut en la realización, Escalofrío en la noche (1971), o el muy peculiar (y tan moderno) drama romántico Primavera en otoño (1973), y esta dramedia irisada de musical, El aventurero de medianoche, ambientada en el mismo tiempo histórico (los años de la Gran Depresión, posteriores al Crack del 29) y en la misma clase social (los campesinos que se habían quedado sin trabajo ni sustento y soñaban con emigrar al Oeste donde todo, supuestamente, volvería a ser como antes) que la mítica Las uvas de la ira (1940), de John Ford.

Estados Unidos, años treinta: Red Stovall, al que conocen familiarmente como Bubba, vuelve a casa de su hermana; es cantante country, aunque nunca ha conseguido el éxito, pero ahora ha sido citado para una audición en Nashville que puede cambiarle la vida, aunque el hombre se encuentra gravemente enfermo. La familia marcha hacia California en busca de un lugar mejor para ganarse el pan, pero la hermana de Red hace que su hijo adolescente Whit, al que Red llama familiarmente Hoss, le acompañe hasta Nashville y le cuide, sabedora que de su hermano está muy mal de salud. El abuelo de la familia también marcha con ellos, deseoso de volver a Tennessee, su lugar de nacimiento, para morir allí. Por el camino, Red, Whit y el abuelo correrán un buen número de aventuras de todo tipo...

Se podría decir que la película es un homenaje a la mentada Las uvas de la ira, una de las obras maestras de Ford, el intenso drama que el cineasta yanqui-irlandés rodó sobre la novela homónima de John Steinbeck. El autor del libro en el que se basa este El aventurero de medianoche, Clancy Carlile, no tenía la altura de Steinbeck, pero de todas formas este escritor medio indio es evidente que tenía cosas que decir y las contó con intencionalidad y buen tino, siendo además el autor del apañado guion de la película. Eastwood supo hacer suya esta historia de un perdedor que intuye, al final del camino, la posibilidad de que tal vez su vida no haya baldía y que, finalmente, su arte pueda ser reconocido por la posteridad. Pero a la vez el film es un camino de iniciación, una “road movie” de libro en la que tío y sobrino aprenderán mutuamente, en especial el segundo, que madurará a pasos agigantados en este viaje iniciático, en este deambular buscando cumplir el sueño de fama y prestigio que acaricia su tío desde hace tantos años. Por supuesto, el deseo de ir al Oeste recuerda (y el atrezzo, la cuidada ambientación, los personajes) a Las uvas de la ira; también en la ruina que es el paisaje humano de ambos films.

Con buen ritmo, las peripecias se suceden y hacen avanzar una trama llena de buenas escenas, como la del abuelo relatando a su nieto su participación, más de cuarenta años atrás, en la carrera de Hennesy para colonizar la llamada “franja chéroqui” (uno de esos eventos con los que el gobierno de los Estados Unidos buscaba completar la civilización yanqui a lo largo de todo el territorio del país), o la del tío relatando al sobrino la única vez en la que estuvo realmente enamorado de una mujer, Mary, la bracera huesuda, y cómo él lo estropeó sin remedio; así, El aventurero de medianoche confirma ya el talante y el talento de Eastwood como realizador. Es cierto que quizá le falta aún el gran estilo que adquirió más tarde, pero ya está aquí, indubitablemente, el clasicismo y el humanismo eastwoodiano.

Gusta la fascinación del preadolescente por el tío (aunque este sea un desastre vital): el coche, la guitarra, el aura de cantante que va a una audición de un famoso festival... la admiración por la edad adulta y el (supuesto) éxito del hombre ya hecho, en una relación entrañable entre tío y sobrino que pudiera haber sido perfectamente paterno-filial, tal es el grado de conexión entre ambos. Gusta la puesta en escena clásica, sin subrayados, en una película que prefigura ya los intereses como director de Clint. Gusta el humor soterrado, irónico, suave, nada histriónico, un humor en cierto modo amargo, el de los que nada tienen y apenas aspiran a sobrevivir un día más, llegando incluso, literalmente, a robar gallinas para subsistir.

Mención aparte para el apartado musical: Clint canta por sí mismo varias hermosas baladas “country”, con gusto y buen tino, baladas  cargadas de nostalgia y un punto de melancolía; el film presenta también algunas deliciosas escenas rodadas en garitos de carretera (el título original, Honkytonk man, sería en español “El hombre del garito de carretera”), con sabor a verdad, con resabios de blues negros, con canciones populares que hablan de soledad y desamor.

Buen trabajo actoral, como siempre, de Clint, un hombre que, sin ser versátil (ni falta que le hace...), aporta siempre un indudable carisma a sus personajes; de los demás nos quedamos con la sabiduría del viejo John McIntire, un notable característico que trabajó con varios de los grandes del Hollywood clásico, de John Huston a Anthony Mann, de Raoul Walsh a Robert Aldrich, de John Ford a Don Siegel. Pero también habrá que citar al hijo de Clint, Kyle Eastwood, que realiza una sobria composición del sobrino que se abre a la vida bajo los auspicios de su muy borrachuzo, pero también muy auténtico tío. Curiosamente, Kyle encaminó posteriormente su carrera hacia la música, componiendo algunas de las músicas de las pelis de su padre, como Cartas desde Iwo Jima (2006) y Gran Torino (2008), siendo su ejecutoria como actor más bien menguada desde su intervención en este El aventurero de medianoche.

(18-02-2021)


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122'

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El aventurero de medianoche - by , Feb 18, 2021
3 / 5 stars
De la estirpe de "Las uvas de la ira"