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Jorge Fiestas, uno de los más célebres gacetilleros de la revista Fotogramas en los años setenta y ochenta del pasado siglo, solía escribir una frase que venía a decir: “cualquier película con... me gusta más”. En su momento, como somos un poco malévolos, acuñamos su antónimo: “cualquier película con... me gusta menos”. Sí, por supuesto, es un prejuicio seguramente infundado y probablemente inmaduro, pero, qué quieren... de vez en cuando conviene que ese niño que todos llevamos dentro salga fuera, aunque sea solo unos minutos, para hacer alguna gamberrada incruenta, como ésta...
Viene esto a cuento porque, hasta ahora (ojo al dato: “hasta ahora”...), y desde hace ya bastantes años (desde 2004 para acá, si tenemos que poner una fecha), podíamos incluir el nombre de Nicolas Cage en esos puntos suspensivos de “cualquier película con... me gusta menos”. Pero lo mejor que puede hacer uno con una espada es envainár(se)la: sea. Esta El insoportable peso de un talento descomunal (en lo sucesivo EIPDUTD, para abreviar...), sin ser nada del otro jueves, que no lo es, nos reconcilia con el actor, con la estrella, con el que parecía ser, en los últimos tiempos, un tipo dedicado exclusivamente a hacer pelis que le llenaran de dígitos la cuenta corriente (o le permitieran pagar las facturas y la pensión alimenticia de sus múltiples ex y de sus hijos, como apunta el propio Cage al comienzo del film), en películas-franquicia manifiestamente olvidables, aunque habrá que reconocer que en este último período también hizo algunos títulos de interés, como Kick Ass o Joe. Pero, siendo esto así, que lo es, lo cierto es que haber participado (incluso como productor ejecutivo) en esta película que viene a reírse muy gentilmente de sí mismo y de todas las mixtificaciones que sobre su figura se han hecho, presupone que el mentado Cage es bastante más lúcido de lo que aparentaba por su dedicación, digna de mejor causa, al cine de acción descerebrada.
Porque EIPDUTD, que no es ninguna maravilla, es una comedia en clave negra, quizá nigérrima, autoirónica, plena de una guasa más bien de brocha gorda, pero que funciona razonablemente en su tono de “fricada” sobre el actor californiano, a cuyo alrededor gira todo, desde su obsesión profesional hasta su desapego familiar propiciado por tanto trabajo, todo un clásico, pasando por un exhaustivo “tour” por sus películas más célebres, desde Hechizo de luna a Corazón salvaje, desde Leaving Las Vegas a Cara a cara, desde La Roca a Con Air, desde Tess y su guardaespaldas a La búsqueda, que aparecen de muy diversas formas a lo largo de la trama.
La historia nos presenta al actor Nick Cage, de sospechoso parecido con Nicolas Cage, que tiene problemas económicos a la par que intenta hacer una peli sesuda para recuperar el brillo de actor solvente que tuvo en otro tiempo; cuando lo descuelgan de ese proyecto, se ve obligado a aceptar la oferta de un fan irredento mallorquín (gente friqui hay en todos lados...), Javi Gutiérrez, que le paga un millón de dólares por asistir a su fiesta de cumpleaños. Pero la CIA, que cree que Gutiérrez es realmente un mafioso de muy malas pulgas, ficha a Nick para que espíe para ellos...
Lo mejor de la película es, sin duda, la guasa socarrona que la impregna de punta a cabo, en una comedia surrealista en la que se adivina que todos lo pasaron pipa rodándola. Es cierto que el guion es manifiestamente mejorable, haciendo los guionistas mangas y capirotes en el libreto cinematográfico, lleno de disparates que, sin embargo, funcionan gracias a su ebriedad, extravagancia y delirio. Tom Gormican, el director, tenía en su haber hasta ahora una dramedia a la que la crítica le dio fuerte y flojo, Las novias de mis amigos (2014), y una serie que mezclaba crimen y comedia, Ghosted (2017-18). Aquí da probablemente lo mejor de sí mismo, una comedia surrealista, dislocada y autoparódica que, por supuesto, no sería nada sin la implicación absoluta del bueno de Nicolas Cage.
Y es que lo cierto es que este actor tiene un pedigrí impecable: nieto de Carmine Coppola, autor de los “scores” de Apocalypse now y Rebeldes, entre otros; sobrino del gran Francis Ford Coppola, que no precisa presentación alguna; primo de Sofia Coppola, la talentosa directora de Las vírgenes suicidas y Lost in translation: ¡eso es aristocracia, y no la Casa de Alba! El hecho de que en este siglo XXI se haya dedicado con fruición a hacer caja no debiera habernos hecho caer en el prejuicio que glosábamos al principio de estas líneas. No en vano, antes de dedicarse a dar mamporros a cambio de suculentos cheques, Nicolas Cage había trabajado con la flor y nata de Hollywood: su tío Coppola, sí, pero también David Lynch, Alan Parker, los hermanos Coen, Norman Jewison, Barbet Schroeder, Mike Figgis, John Woo, Brian de Palma, Spike Jonze, Ridley Scott... hasta trabajó con Martin Scorsese, el más exquisito de todos ellos...
El propio Nicolas Cage se desdobla en dos personajes, él mismo (bueno, como Nick Cage) y otro que aparece como Nicky, más joven y con unos imposibles pelos rubios muy de los noventa, una especie de Jekyll de volcánicas reacciones, como un amigo invisible, conformando entre ambos esa peculiar manera de ser y no ser, a la vez, el personaje (más o menos...) homenajeado, teniendo este Nick Cage y su “alter ego” Nicky cosas de Nicolas Cage, pero también muy probablemente muchas de aquellas cualidades o defectos que el resto del mundo queremos (o creemos...) ver en él, sean o no ciertos.
En el resto del reparto hemos visto un tanto despistado a Pedro Pascal, el inolvidable Javier Peña de Narcos y el no menos memorable Oberyn Martell, la Víbora Roja, de Juego de Tronos; y es que su papelito se las trae... Bien nuestro paisano Paco León, convincente en su rol de villano un poco pasado de vueltas; eso sí, con un “look” capilar manifiestamente mejorable...
El conjunto, sin ser para tirar cohetes, nos reconcilia con un actor al que (vamos a ser sinceros) le habíamos perdido, metafóricamente hablando, el respeto, y nos hace pasar una hora y media larga de risas, no solo por la guasa con la que está hecha la peli, sino también por las meteduras de pata del guion, que también ayudan a batir la mandíbula...
(21-06-2022)
107'