El fenómeno de literatura infantil y juvenil que supone la exitosa saga creada por J.K. Rowling estaba cantado que habría de ser llevado al cine y, afortunadamente, ha sido con buen tino. Porque esta versión del primero de los cuatro libros que, hasta ahora, componen la serie literaria más famosa desde El señor de los anillos, es una película agradable, bien hecha, que no traiciona el espíritu del personaje rowlingiano sino que, con buen criterio, lo plasma en imágenes que son cine, no literatura. El director Chris Columbus logra lo que parecía imposible, que la traslación del universo de Harry Potter a la pantalla sea creíble, verosímil, que esté impregnado del tono entre victoriano y gótico que anima los libros, y que las numerosas influencias que la escritora inglesa amalgama con fortuna en sus textos (desde Hawthorne y Arthur Machen a Tolkien, pasando por La guerra de las galaxias) no sea un pastiche informe sino un todo homogéneo y atractivo. Imágenes percutantes como el inmenso refectorio mágico de Hogwarts, con sus velas suspendidas, o el impresionante partido de "quidditch", o ese magnífico duelo final entre Harry y Voldemort, pertenecen ya al imaginario colectivo infantil, adecuándose muy apropiadamente a lo que toda una generación de niños (y de padres...) ha creado en su magín al leer los libros sobre este aprendiz de mago ungido por una cicatriz en la frente, un supremo sacrificio materno, un talismán del Bien en su lucha constante contra el Mal. Veteranos y espléndidos actores británicos como Richard Harris, Maggie Smith y Alan Rickman dan solidez, cuerpo y carisma a los ya legendarios personajes de Dumbledore, McGonagall y Snape; los niños actores, que comienzan titubeantes, se afianzan pronto, consiguiendo Daniel Radcliffe, el pequeño intérprete que personifica a Harry, el milagro de que imaginemos al héroe de Privet Drive con sus rasgos preadolescentes. En resumen, una gozada, una aventura en estado químicamente puro, donde, como en el original de J.K. Rowling, prima antes el inmenso placer de la narración que la caligrafía o el estilo.
Harry Potter y la Piedra Filosofal -
by Enrique Colmena,
Dec 06, 2001
4 /
5 stars
El placer de narrar
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