Jorge Semprún, el novelista que fuera ministro de Cultura de España en uno de los gobiernos de Felipe González, firma el guión de este notable film sobre la posguerra hispana y sobre la organización de la lucha en la Resistencia antifranquista.
Un exiliado es perseguido por la policía y tiene que huir de Madrid a París. Ya en Francia se pone en contacto con su organización, pero el choque le hace volver a España para continuar en la clandestinidad. Dirigida por el exquisito Alain Resnais, La guerra ha terminado mantiene la tesis de Semprún sobre la reconciliación y la asunción del hecho incontrovertible de que, efectivamente, la contienda civil española había acabado, y que eran otros los planteamientos que había que hacer.
Aunque Resnais no alcanzara con este su cuarto largometraje la altura prodigiosa de Hirosima, mon amour, El año pasado en Marienbad o Providence, La guerra ha terminado es una espléndida cinta llena de buen sentido político, sobriamente puesta en escena, austeramente conducida por un cineasta que marcó una época con un cine críptico y comprometido y que, sin embargo, ha sabido después evolucionar hacia un cine más próximo, tal vez más emocional.
Al frente del reparto aparece Yves Montand, por aquel entonces un abanderado de la izquierda francesa (que más tarde abandonó ruidosamente), junto a la actriz bergmaniana Ingrid Thulin, protagonista de algunas obras maestras del cineasta sueco, como El silencio y Gritos y susurros, o de Visconti, como La caída de los dioses. En papeles secundarios están Geneviève Bujold, antes de ser rescatada por el cine norteamericano con películas como Fascinación, de Brian de Palma, o Elígeme, de Alan Rudolph, y el gran e imprescindible Michel Piccoli.
(30-09-2011)
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