CRITICALIA CLASICOS
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(En el nonagésimo cumpleaños de Roman Polanski, recuperamos la crítica de una de sus más interesantes películas. El lector interesado en el cineasta franco-polaco puede consultar también los dos artículos publicados en Criticalia bajo el título Roman Polanski: una obra entre zozobras, pinchando en I y II)
El cuchillo en el agua, Repulsión, Cul de sac, El baile de los vampiros, Rosemary´s Baby, Macbeth, Qué?, Chinatown, El quimérico inquilino, son las piezas de la filmografía de Roman Polanski que preceden a Tess. Este film, como Qué?, vuelve a ser, un retrato femenino.
Benjamín Jarnés, en su novela “Teoría del zumbel”, escribe: “Pasó en volandas por todos los baches donde su inmaculada existencia pudo haberse salpicado de anécdotas”. Y a propósito del personaje femenino, Blanca, y sus distintas circunstancias, se puede distinguir entre aspecto sensorial, aspecto espiritual y actitud vital. Parece inevitable no acordarse del escritor aragonés cuando, en la pantalla, vemos dolor y belleza tan bien marcados en la cara de Tess.
También como el personaje de Blanca, es Tess “la historia de una categoría” que el realizador cinematográfico vuelca en la pantalla tomándolo de un relato decimonónico, “Tess of the d'Urbervilles” (1891), del inglés Thomas Hardy, autor también de “Lejos del mundanal ruido”, título con varias versiones cinematográficas.
Mucho antes de esta filmación, el cine de Hollywood se había interesado por la novela y hasta pudo ir en paralela producción con Lo que el viento se llevó cuando David O’Selnick estaba embarcado en tan grandioso proyecto. El éxito mundial de ésta alojó en el olvido del cine norteamericano el relato inglés, que sería interpretado por Jennifer Jones, hasta que, en 1979, una productora francesa la hace realidad bajo la dirección del cineasta polaco, quien, por otra parte, la tenía en el punto de mira de sus prioridades. De algún modo, la escueta dedicatoria a Sharon, su trágicamente desaparecida esposa, aporta connotaciones sentimentales más sugeridas que expresadas.
“Tess of the d'Urbervilles” es un libro que gozó siempre de gran popularidad. Ha sido versionado para el teatro y la ópera (incluso en modalidad ópera-rock), además de las cinematográficas que incluyen dos mudas y tres sonoras; las adaptaciones para televisión son numerosas y se han resuelto en distintos formatos siempre en relación al programa donde se incluyera su emisión.
Su relato es un ejemplar melodrama victoriano que Polanski respeta en su estructura, en su narración, y al que dota de una cuidadosa e incluso preciosista puesta en escena donde recrea fielmente la sociedad rural inglesa; el sentido folletinesco de la historia no merma su credibilidad y ello es consecuencia de la entrega y apasionamiento que el director ha puesto en la adaptación de la novela, incluso, dotando al film de un excesivo metraje. Con la estética de “los grandes relatos” de mediados del XX, organiza una filmación clásica, sin prejuicios de género, que se aparta de su línea precedente de trabajo en donde las notas surrealistas se inscribían en historias realistas, de la que son buenos ejemplos Repulsión o La semilla del diablo.
Aceptado, pues, el buen trabajo cinematográfico que Polanski ha llevado a cabo, resulta sorprendente (a sabiendas de que ya figuraba en la novela) la incursión que el melodrama hace en los modos de ser y vivir de la sociedad presentada. La historia de Tess, muchacha perteneciente al campesinado, va más allá del simple folletín por cuanto su existencia se salpica de “anécdotas” derivadas de la dialéctica de clase. Su condición de mujer, su condición de campesina, son los dos factores que determinan su existir; predestinación, fatalismo, destino, no son conceptos suficientes para explicar las causas de sus desgracias, sino que es la estructura social con todos sus condicionantes la que determina la vida de esta heroína.
El libertinaje, de una parte, y el puritanismo, de otra, representados por el amante y el esposo de Tess, respectivamente, son quienes conducen su vida; al final, llevan a la muerte a esta muchacha que le ha servido a Polanski para enfatizar sobre la condición de la mujer víctima de un riguroso contexto social.
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