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CRITICALIA CLÁSICOS

Cuando falleció en 2022, a sus 82 años, muchos cinéfilos despistados se preguntaron ¿pero no había muerto?. Y eso que su último film estrenado no era de varias décadas atrás, tan sólo del 2014, una controvertida comedia titulada Lío en Broadway, que apenas tuvo resonancia. Aunque en  buena lid su despedida de las cámaras fue con un documental, El gran Buster, un largometraje de más de cien minutos que glosaba al genial Buster Keaton, con fragmentos de sus películas y entrevistas a gente famosa opinando sobre él, como  Dick Van Dyke, Mel Brooks, Carl Reiner o el mismísimo Quentin Tarantino .                            

Pero, ciertamente, los tiempos de este neoyorkino ya habían quedado atrás al terminar su carrera, y en sus últimos años Peter Bogdanovich era más conocido y apreciado como escritor y crítico influyente que como realizador. Nacido de padre serbio y madre judeo-austríaca, huyendo de los nazis llegaron a EE.UU, como tantos otros. Allí creció Peter, enseguida metido en ambientes artísticos y cinéfilos, inevitable admirador (como todos) de John Ford, Orson Welles, Howard Hawks, Allan Dwan, Billy Wilder, Alfred Hitchcock... y que acuñaba frases como "las mejores películas de la historia ya se han hecho" . Y seguidor también de la naciente Nueva Ola francesa, en especial de Truffaut, que unía la crítica y la realización, cosa que él también hizo. O en otro momento de inspiración parlanchina también proclamaba "la cumbre del cine ya rodado se detuvo con El hombre que mató a Liberty Valance", opinión  que a muchos no nos importaría firmar...

Director de una veintena larga de películas (y varios episodios para televisión), escribió también libros sobre sus ídolos ya citados, destacando los de Ford, Fritz Lang o su buen amigo Orson Welles (publicado en España como Ciudadano Welles), además de su muy divulgado El director es la estrella, en dos volúmenes, y todos ellos con una prosa amena y documentada. Pero su faceta que más nos interesa -la de realizador- se inicia a finales de los sesenta, con Targets (El héroe anda suelto), con Boris Karloff y Mary Jackson, bajo producción de Roger Corman. Pero salta a la fama con la muy notable La última película (The last picture show), 1971, crónica nostálgica e intimista sobre un pueblo texano que va perdiendo sus locales de proyección, con una impecable fotografía en B/N de Robert Surtees (ya oscarizado por una superproducción tan distinta como Ben-Hur, de 1959).

Allí -en la peli del 71-  ya aparece Cybill Shepherd (pieza sentimental clave en la vida amorosa de Peter), y con ocho candidaturas a los Oscar esta  humilde cinta acabó ganando dos de esos premios, por parte de los veteranos Ben Johnson y Cloris Leachman, como actor y actriz de reparto. Famoso repentinamente, la carrera de Bodganovich tiene su década prodigiosa en los años setenta, con títulos taquilleros, divertidos y excelentes, como ¿Qué me pasa, doctor?, con Barbra Streisand y Ryan O'Neal, o Luna de papel, con Ryan O'Neal y su hija Tatum, también Oscar de reparto a sus diez añitos.

Y en los ochenta, casi a mitad de su carrera, aparece Todos rieron en 1981, puntualmente estrenada en España en febrero del 82, una cinta poco citada al hablar de su autor, pero que mantiene muchas constantes de su estilo y de la que uno tiene un recuerdo lejano en un pase televisivo. En ella la presencia estelar de Audrey Hepburn es fundamental, junto a Ben Gazzara, un sólido y buen actor (pero nunca estrella), junto a John Ritter y Dorothy Stratten (asesinada ésta por su marido al terminar el rodaje, celoso del realizador). Al margen de la tragedia, aquí Bogdanovich busca la inspiración en las comedias de enredo de Howard Hawks de los años treinta o cuarenta, con dos torpes detectives que vigilan a dos esposas por orden de sus maridos, y en un ambiente impregnado de la vida neoyorkina. Pero, cuidado, algo ha cambiado, y este Nueva York fílmico  ya no es el mismo que el de Stanley Donen o Gene Kelly, porque ya existe un señor llamado Woody Allen que con dos maravillas, Annie Hall y Manhattan, ha abierto otro enfoque a la gran ciudad.

La cinta no fue comprendida y arruinó a su productor y director, aunque enseguida se compensó con el éxito taquillero de Mask, con Cher incorporando a una madre que tiene un hijo que padece displasia craneal, y una cinta que fue galardonada en Cannes, los Oscar y los Globos de Oro. Después de ella, nuestro hombre siguió filmando largometrajes, mejores o peores, pero ninguno de ellos con  la fuerza y el impacto suficiente para que la crítica o el público le siguiera la pista, y obligándolo a prestar cada vez más atención a sus libros. Así, su estrella se fue hundiendo y alejando en la inmensa galaxia de lo audiovisual.

Y si algo permaneció brillante en esta comedia neoyorkina fue la presencia como protagonista de la siempre exquisita Audrey Hepburn, que semi retirada desde 1976 (con Robin y Marian, la obra maestra de Richad Lester), rodó esta su casi última cinta antes de Always, para siempre, en la que Steven Spielberg le pidió que interpretara un pequeño papel, cosa que ella (ya enferma) aceptó como despedida, muriendo poco después, en Suiza, a los 63 años.

Y ahora sí cerramos este acercamiento a un autor, a una carrera, y a un film estimable en la trayectoria de su creador, una comedia de enredos, colorista y agridulce, que es -como dirían los de Fotogramas- "Recomendable para nostálgicos empedernidos"


(18-05-2025)


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115'

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Todos rieron - by , May 18, 2025
3 / 5 stars
Olvidado Bogdanovich