Enrique Colmena

Ha terminado la vigésima edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla (SEFF) y, la verdad, lo mejor que se puede decir de la misma es que, al menos, ha tenido lugar. Porque la azarosa historia de este SEFF’2023 es como para hacer una serie de Netflix, con varias temporadas... Intentaremos hacer un poco de historia de esta magra edición, además del balance correspondiente de la misma.


Breve cronología de lo acontecido antes de la celebración del SEFF’2023

A finales de abril de este año 2023 se supo que José Luis Cienfuegos, director del SEFF desde 2012, había sido fichado por la SEMINCI (la Semana de Cine de Valladolid, el segundo certamen más importante de España, tras el de San Sebastián). En los primeros días de mayo, el ICAS (Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla), organismo dependiente del Ayuntamiento de Sevilla, organizador del SEFF, da a conocer que Ildefonso “Tito” Rodríguez, hasta entonces alto cargo del Ministerio de Cultura, pero con gran experiencia en el ámbito festivalero (estuvo en la organización de varios de ellos, entre otros el de Gijón), ha sido nombrado nuevo director del festival hispalense. A finales de ese mes de mayo se producen las previstas elecciones municipales, con resultado de cambio en la alcaldía de Sevilla, tanto en la persona que la ostenta (José Luis Sanz sustituye a Antonio Muñoz) como en el color político (PP sustituye a PSOE), produciéndose ese relevo en sesión celebrada a mediados de junio.

El siguiente hito que se conoce públicamente es la comunicación del Ayuntamiento a primeros de agosto en la que se informa de que, dado que en noviembre coincidiría el SEFF con la celebración de la entrega de los Premios Grammy Latino en Sevilla, se ha decidido el aplazamiento del certamen a la primavera de 2024. A raíz de ahí, se alzan numerosas voces en contra de ese aplazamiento (que huele a suspensión “sine die”) de gente de la profesión, así como de medios de comunicación, y también diversas iniciativas populares, como la que se empezó a gestar tendente a una asamblea en Tramallol, entidad sevillana de cultura alternativa. Ante tanta presión, el Ayuntamiento da marcha atrás y, en una reunión mantenida el 8 de agosto por el Alcalde con las principales asociaciones profesionales andaluzas del sector audiovisual, como la Academia de Cine de Andalucía y otras, se informa que sí habrá SEFF en noviembre, concretamente en su última semana, para no coincidir con los Grammy Latino, que tendrían lugar el día 16 de ese mes; se dice, de todas formas, que será una “edición especial”, de formato reducido, dado el escaso plazo que queda para su celebración.


Ante esta noticia, la presión profesional y de cinéfilos decae, como es lógico, pero no tardando mucho, a finales de septiembre, se conoce una nueva información del Ayuntamiento que enciende todas las alarmas: las secciones que se dice van a conformar la programación del SEFF serían un amasijo de refritos: un Panorama Europeo, una selección de películas ya premiadas en anteriores ediciones, un país invitado, un Panorama Andaluz con solo 5 títulos, una Ventana Cinéfila para escolares, y una de Cine Familiar; vamos, lo que viene siendo una semana de cine de pueblo... Ante el clamor popular que se levanta (no así de las asociaciones profesionales, que guardaron un lamentable silencio), y la reactivación de la asamblea de Tramallol, el Ayuntamiento vuelve a rectificar y, poco antes de la celebración de esa asamblea, intenta desactivarla con una nueva programación algo más entonada, en la que ya aparece una Sección Oficial, una Selección EFA y recuperaba alguna de las otras secciones habituales de anteriores SEFF. La asamblea tiene lugar, de todos modos, con nutrida concurrencia, y sale de ella consensuado un comunicado muy crítico, tras el cual el Ayuntamiento informa que la programación definitiva se dará a conocer el 25 de octubre. Poco antes de esa fecha, a mediados de Octubre, se informa, tras la baja de varios meses por enfermedad del director Tito Rodríguez, del nombramiento de Manuel Cristóbal como coordinador general del SEFF’2023.

Llegado el 25 de octubre, se da a conocer la programación de este SEFF, que finalmente queda compuesta por: Sección Oficial con 23 títulos (pero NO competitiva, con lo que en vez de “festival” debería llamarse “muestra”); Selección EFA, con 9 títulos; Las Nuevas Olas, con 7 títulos (en el SEFF de 2022 fueron 27 películas...); una Retrospectiva de Víctor Erice (con 3 títulos, uno de ellos Cerrar los ojos, aún en cartel, y faltando El sol del membrillo); Panorama Andaluz, donde, a la vista de las anteriores quejas de las asociaciones y de los cinéfilos sobre la parquedad de la propuesta inicial, aumentaron hasta 15 largos y 20 cortos; una sección de Clásicos Restaurados (sorprendentemente, de la Filmoteca de Zaragoza... ¿por qué no alguno de los clásicos restaurados por la Filmoteca de Andalucía, que los tiene?); y Cine en Familia. Se pierden, por tanto, las secciones de Revoluciones Permanentes e Historias Extraordinarias.

A la vista de esta por fin definitiva programación, las aguas vuelven relativamente a su cauce, entendiéndose que, dado el cortísimo tiempo que resta (un mes para el comienzo del SEFF), es lo menos malo que se ha podido hacer, y al menos se han salvado, mal que bien, los muebles.


Qué ha sido finalmente el SEFF’2023

A nuestro entender, esta “edición especial” (recuerda a aquel “período especial” con el que las autoridades castristas llamaron eufemísticamente a la hambruna que asoló Cuba en los años noventa, tras la debacle económica subsiguiente a perder el apoyo de la entonces ya extinta URSS), como decíamos al principio, tiene una única virtud, y es que ha tenido lugar. A partir de ahí, lo que hay que pensar y propender es a recuperar el SEFF con todos sus avíos para la edición de 2024.

Así las cosas, con la mitad de las películas, la mitad del aforo disponible, la pérdida del Teatro Alameda como sede ideal para el Panorama Andaluz, la desaparición de algunas secciones imprescindibles (verbigratia Revoluciones Permanentes) y la jibarización de otras (como Las Nueva Olas), también somos de la opinión de que se ha bajado el nivel de riesgo, de transgresión, de vanguardia, que han sido algunos de los emblemas señeros del SEFF de siempre.

No obstante, ha habido cosas interesantes. Este año, por mor de una planificación de la programación más bien horrible, y de una entrega de acreditaciones a los medios muy demorada, no hemos tenido ocasión de ver muchas películas, pero de entre lo que hemos visto destacaríamos: Robot Dreams, la nueva y estupenda película de Pablo Berger, dibujos animados en 2 dimensiones que nos habla de amistad, amor, pérdida y necesidad de pasar página cuando el tiempo de amar ha pasado; La estrella azul, del aragonés Javier Macipe, un biopic nada al uso, de un cantautor zaragozano cuyo viaje a Argentina para beber de las feraces aguas del folclore hispanoamericano le cambió la vida; Las jaurías, cine negro a la marroquí, un thriller sucio rodado en la periferia de Casablanca, en lugares que nunca se enseñan a los turistas; Un silencio, un nuevo e intenso melodrama familiar del belga Joachim Lafosse; Animal/Humano, extraña apuesta del italiano Alessandro Pugno, afincado desde hace años en España, unas vidas paralelas que hermana a un chico con la res con la que está supuestamente destinado a encontrarse, una heterodoxia que, en contra de lo que pudiera suponerse, no es ni protaurina ni antitaurina: juega en otra liga, en otro nivel; y Una noche con Adela, potente thriller entreverado de drama, la historia de una brutal y muy peculiar venganza, rodada en (falso) plano-secuencia por el primerizo Hugo Ruiz.

Aclaración al título de este artículo “varios desafueros y algún acierto”. Los primeros serían, entre otros patinazos, los sucesivos dimes y diretes del Ayuntamiento: que si aplazamos, que si no aplazamos, que si damos una programación que parece la semana de cine de Villanueva del Trabuco, que si finalmente publicamos algo parecido a una programación medianamente decente. El acierto, y hay que reconocerlo públicamente, ha sido el fichaje “in extremis”, en el mes de octubre, de Manuel Cristóbal, para que pusiera orden en aquel desbarajuste. Cristóbal, productor de títulos emblemáticos del “cartoon” español como El lince perdido, Arrugas y Buñuel en el laberinto de las tortugas, con los que ha ganado un total de 4 Goyas, e incluso un Oscar con el corto El limpiaparabrisas, se ha evidenciado como un fichaje acertado que, en poco más de un mes, ha podido montar casi “ex nihilo” un certamen que, con sus muchas carencias, como hemos detallado, al menos ha existido... que es más de lo que muchos esperábamos cuando en aquel principio del mes de agosto, en un mes en el que tradicionalmente la mayor parte del personal está en chanclas y con bañador en la playa, nos enteramos que se aplazaba a la primavera del año próximo, lo que, en román paladino, vendría a ser el equivalente al famoso “ad calendas graecas”.

Bien está que al menos se haya celebrado, y eso hay que decirlo, aunque también habría que decir que alguien debería entonar un “mea culpa” (ya que estamos con latinajos...), porque evidentemente, un certamen que llevaba ya 19 años celebrándose no puede estar al albur de que se vaya o no se vaya el director, que se celebren o no se celebren elecciones, que haya o no haya Grammy Latinos, etcétera. A ver si nos enteramos de una vez...
 
Ilustración: Imagen de una de las películas que más nos han interesado, la estupenda La estrella azul, del zaragozano Javier Macipe.