Pelicula:

CRITICALIA CLÁSICOS
Disponible en Movistar+ y Disney+.

Con un título español que parece sacado de los seriales radiofónicos de hace muchas décadas, si uno busca la lista de candidaturas y premios que obtuvo esta película del Oeste, resulta que (entre Oscars, BAFTAs, Globo de Oro, Grammys, Escritores de América, tres Laurel de Oro, Premio Ascap -Asociación Estadounidense de Compositores, Autores y Editores-)... y alguno más no encontrado, enseguida se piensa que (con tanto palmarés) debe ser un título fundamental en la historia de un género -el western- tan vital y representativo en el cine estadounidense, o en el cine, a secas. Por otra parte, es verdad que el recuerdo personal de ella (y en la revisión de ahora) es el de una cinta entretenida, quizás con demasiadas secuencias oscuras, pero -como contrapartida- un buen plantel en el equipo de actores, técnicos, fotografía, música, etc... 

Pero enseguida uno se acuerda de los grandes maestros que encumbraron ese mismo género, de John Ford, Howard Hawks, Sam Peckinpah, Raoul Walsh, Nicholas Ray, King Vidor, George Stevens, Anthony Mann, Delmer Daves, Fred Zinnemann, Clint Eastwood...  Fueron los que parieron (entre otras muchas) cintas del nivel de El hombre que mató a Liberty Valance, Río Bravo, Grupo salvaje, Johnny Guitar, Raíces profundas, El hombre del Oeste, El tren de las 3:10, Solo ante el peligro, Sin perdón... y muchas más que no nos cabrían en esta humilde crónica.

Nuestro director de hoy (sin embargo) no es ninguno de estos citados: es George Roy Hill (1921-2002), un buen director, un eficaz artesano -en el mejor sentido del término- que lo mismo se atrevía en 1966 con una superproducción de más de tres horas, Hawái, con Max Von Sydow y Julie Andrews encabezando el reparto (o Dalton Trumbo entre los guionistas o Elmer Berstein componiendo la música), o que hacía un western como el que hoy nos ocupa, un éxito de intriga y sorpresa como El Golpe, e incluso tocaba la ciencia-ficción con Matadero 5 -una difícil novela de Kurt Vonnegut con connotaciones bélicas y políticas-, o es también quien lleva a la pantalla El mundo según Garp, la primera y original novela de John Irving (de estructura complicada para guionizar) que lo lanzó a la fama, con Robin Williams en su mejor momento, además de Glenn Close, y un extraordinario John Lithgow haciendo de la enfermera Roberta.

En Dos hombres y un destino (que se inicia con unas escenas viradas en sepia, recurso que luego vuelve a aparecer en varias ocasiones) nos cuenta las peripecias de dos bribones (los del título original) que robaban trenes y bancos entre el final del siglo XIX y los comienzos del XX, siempre perseguidos por la policía, el ejército o incluso los agentes de la Agencia de Detectives Pinkerton, de carácter privado y muy eficaces en su labor. Célebres en su momento estos dos truhanes, la información sobre ellos sin embargo es contradictoria, y solo se sabe que viajaron cabalgando por buena parte de América, por espléndidos paisajes, ríos tumultuosos y rocosas montañas -como vemos en la famosa escena del salto al turbulento cauce-, y siempre huyendo, o refugiándose en la casa de la novia de Sundance, y reanudando luego su huida hacia el sur... Y hay fuentes (por informes de la prensa  de Nueva York) que dicen que llegaron hasta Buenos Aires.

En la cinta sólo bajan hasta Bolivia, a la ciudad de San Vicente, siempre huyendo, y según la historia real la policía boliviana los tenía ya localizados, acabando escondidos en un caserón, de donde -acorralados, heridos y maltrechos-, salen disparando en una imagen que queda congelada, otra vez en sepia, significando su final. Termina así una película vistosa, entretenida, qué no sólo es del Oeste sino también tangencialmente (por su narrativa y ritmo) se puede considerar como de aventuras, y con evidente tirón comercial de cara al público. Si encima tenemos escenas tan agradables como ver paseando en bicicleta a Paul Newman y Katharine Ross mientras suena "Raindrops Keep Fallin' on My Head” ... esas armoniosas gotas de lluvia.

La clave de su buena acogida viene en su producción, reparto y equipo técnico. Si la producción es de John Foreman, la fotografía de Conrad L. Hall, la música de Burt Bacharach y la pareja de trotamundos la forman nada menos que Paul Newman y Robert Redford, con Katharine Ross (recién vista en El graduado) y reforzados con gente como Strother Martin, y veteranos como Cloris Leachman y Sam Elliott, pues la apuesta va subiendo en su valía, obviando además que quizás nadie quería pasar a la historia del séptimo arte, o marcar un hito en su género, sino agradar a los públicos y a los productores, más la 20th Century Fox, como distribuidora mundial. Todos contentos, pues, y así no es de extrañar que en 1973 George Roy Hill, Paul Newman y Robert Redford volvieran a  verse las caras en El golpe, en otro modélico ejemplo de buen cine comercial, y con el refuerzo en el reparto del inglés Robert Shaw como astuto villano.

Y ya como chismosa curiosidad, Robert Redford fundó años después el Festival de cine de Sundance como homenaje al personaje que interpreta en esta película de nuestro clásico de hoy, festival que se celebra a finales de Enero desde 1978 en Salt Lake City, en el estado de Utah, y que luego ha ido ampliando su labor en distribución, ayuda a creadores primerizos, concurso de guiones, subvenciones a cortometrajes... y un  largo etc., siempre relacionado con el cine.  Gracias por todo, Mr. Redford...


(22-06-2025)



   


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110'

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Dos hombres y un destino - by , Jun 22, 2025
2 / 5 stars
Un western al alcance de todos