Pelicula:

CRITICALIA CLÁSICOS
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En 1970, el autor de estas líneas (joven crítico en aquellos tiempos) asistió al Festival de Cine de San Sebastián. Fue una edición estupenda, que tenía como presidente del Jurado Internacional al director Fritz Lang, un jurado donde también figuraban el director y dramaturgo José López Rubio, y el humorista y académico Antonio Mingote, como representación española. Y allí por pasillos o ruedas de prensa se cruzaba uno con Lang, con su parche en el ojo (como John Ford, como Raoul Walsh), callado y atento a cualquier saludo o petición de autógrafo. Había nacido en diciembre de 1890, en Viena, en lo que todavía era Imperio Austrohúngaro (aunque siempre lo citamos como director alemán). Famoso y reputado desde los tiempos del mudo (Metrópolis, La mujer en la luna), ya en 1931 se pasó al sonoro con M, el vampiro de Dusseldorf, y al imponerse el régimen nazi, nuestro autor (que había estado casado con Thea von Harbou, admiradora de Hitler), al proponerle Goebbels llevar las directrices del cine alemán, Fritz Lang prefirió salir de su país, en 1934, y tras pasar fugazmente por Francia, se marchó a los EE.UU., a Hollywood.

Y allí se inicia una brillante carrera, en variedad de géneros, sobresaliendo en policíacos como La mujer del cuadro o Los sobornados, o los consecutivos Mientras Nueva York duerme y Más allá de la duda, ambos con Dana Andrews y Rhonda Fleming. Y allí también se atrevió con el género yanqui por excelencia, el western. Curiosamente la actriz Joan Bennett (para que se sitúen, la esposa de Spencer Tracy y madre de Elizabeth Taylor en El padre de la novia), que trabajó con Lang en Perversidad, le preguntaba a Darryl Zanuck cómo encargaba un film del Oeste a un señor centroeuropeo, el productor le respondió porque ellos perciben matices y enfoques que nosotros,  los americanos, no vemos.

Los western de Fritz Lang fueron tres: La venganza de Frank James, con Henry Fonda, Espíritu de conquista (Western Union), con Randolph Scott -ambos en los comienzos de los años cuarenta-, y diez más tarde esta Encubridora, en 1952, en cuya ficha no descubrimos nombres famosos, sólo la presencia ya conocida de Marlene Dietrich y en menor medida Mel Ferrer y Arthur Kennedy. Porque la apariencia visual de la cinta es de serie B, de esas películas de relleno para matinales, madrugadas o cadenas secundarias. Rodada en estudios, con mucha oscuridad y decorados pintados,  las breves escenas al exterior con toscas rocas de cartón piedra nos dan una pista de la escasez de presupuesto. Partiendo de una idea de venganza de un vaquero (Kennedy) cuando un desalmado mata a su novia para robar en el almacén donde trabaja, y desencadenando una búsqueda desesperada que le lleva a Rancho Notorious (traducida como La rueda de la Fortuna en la versión en español).

Allí conocerá a Altar Keane (Dietrich), que encubre en su casino a los ladrones o forajidos en apuros, a cambio de un diez por ciento de sus "ganancias". Pero también allí se canta, se juega a la ruleta (trucada) o se organizan juergas con las chicas del salón. Como -en una estupenda escena- la carrera de obstáculos de las muchachas a lomos de los vaqueros, salvando bancos, escaleras o lo que les pongan por delante. Y también allí se completa el triángulo protagonista con Mel Ferrer, un infalible pistolero de elegante presencia, que jugará un rol importante en lo sentimental y en las escenas de tiroteos.

Decía Fritz Lang que el western es para los americanos como una saga, una mitología, como lo es la de los Nibelungos para los pueblos germánicos. Por eso, narra el film a través y mediante una hermosa balada, consciente de las limitaciones que empobrecen su película, y opta por dar un tono sicológico a los estados de ánimo de sus personajes, no ciñéndose a lo sentimental o a los tiroteos habituales. Escenas que se engrandecen por un juego de miradas, gestos en complicidad, pistoleros que también tienen su orgullo o muchachas valientes que se arriesgan para evitar más muertes inútiles...

Así, un realizador  histórico y de primera fila pudo salvar los muebles con esta película que entra -de lleno- en esa breve lista de westerns insólitos, extraños en su género, como la irrepetible y magistral Johnny Guitar de Nicholas Ray o la legendaria Duelo al sol de King Vidor. Aquí -como en el film de Ray-, tenemos una heroína madura y bravía, encarnadas por Marlene en éste, y por Joan Crawford en la del cowboy con guitarra, ambas actrices nacidas en los primeros años del siglo XX y ya en la madurez de sus cincuenta, enfocando el tramo final de sus carreras.

Mientras, Fritz Lang volvió a Alemania, rodando en 1959 un formidable dueto aventurero y colorista, El tigre de Esnapur y La tumba india, con una voluptuosa Debra Paget, cintas en las que no tuvo que padecer estrecheces de decorados ni de medios. Y aunque no muere hasta 1976, con 85 años, su despedida del cine fue antes, en 1960, al rodar con el actor Peter van Eyck Los crímenes del Dr. Mabuse, un personaje muy querido y reincidente en su filmografía desde los tiempos lejanos de su etapa en el cine mudo...


(17-12-2023)


 


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89'

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Encubridora - by , Dec 17, 2023
3 / 5 stars
Serie B, pero de autor