Rafael Utrera Macías

La revista “Caimán. Cuadernos de Cine”, editada en Madrid y dirigida por Carlos F. Heredero, ha celebrado su número 100 (Mayo, 2016) con la publicación de una gran encuesta en la que se ha tomado como motivo el cine español y ha contado con la participación de 350 personas. Sin duda, publicar ininterrumpidamente una centena de números, con periodicidad mensual y puntualidad de reloj suizo, era efeméride digna de celebración. Mirando la historia de la publicación, no siempre se ha caminado por un camino de rosas, como suele sucederle hoy día a la mayoría de las revistas culturales.


En efecto, los primeros 51 números aparecieron bajo la etiqueta “Cahiers du cinéma. España”, mientras que los 49 restantes lo han hecho con la cabecera antes mencionada; un cambio empresarial en la publicación francesa pudo impedir la continuidad de la versión española; afortunadamente, los intereses culturales de un grupo de profesionales de nuestro país, apoyados en la infraestructura económica imprescindible, lograron mantener la revista, con su misma línea editorial y su habitual equipo de colaboradores. La versión en papel dispone de su complementaria edición digital.


El número mencionado se compone de un centenar de páginas integradas por la encuesta más las habituales secciones de críticas, reportajes, entrevistas e informaciones varias. Como bien se señala en la introducción, la solicitud a críticos y especialistas para elaborar un listado con las mejores películas del cine español tiene diversos antecedentes en publicaciones anteriores; sin remontarnos a títulos de ya lejanas décadas, antes de acabar el siglo XX lo llevaron a cabo, en 1992, “Dirigido por” (la revista fundada por Edmundo Orts, editada en Barcelona) y, en 1995, “Nickel Odeón” (editada por José Luis Garci, dirigida por Juan Cobos y publicada en Madrid). Otro ejemplo podría citarse: el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, edición de 1995, tras pertinente consulta, elaboró listado con las diez mejores películas españolas y otras tantas sudamericanas. Cada una de estas encuestas tenía específicas características atendiendo al sujeto encuestado: críticos (en mayor o menor número) y profesionales del medio (actores, directores, guionistas, etc.). Berlanga, Buñuel y Erice con sus películas El verdugo, Viridiana y El espíritu de la colmena, capitanearon los primeros puestos.



La encuesta “Caimán”


La ahora publicada tiene un doble interés: de una parte, el amplio número de personas encuestadas, 350, por lo que, consecuentemente, el muestreo aporta mayores y mejores perspectivas; de otra, la especialización de las personas consultadas ofrece un amplio abanico de opciones como hasta ahora nunca se había hecho: críticos de muy variados medios, catedráticos, profesores, directores de festivales, programadores, conservadores y directores de filmotecas, más una amplia diversidad de especialistas en asuntos fílmicos y cinematográficos; para decirlo con sus propias palabras, los sectores que “estudian, difunden, analizan y enseñan” el cine español. Lejos de solicitar respuesta sólo a expertos españoles, hay una nutrida representación de analistas y estudiosos de nuestra cinematografía con residencia profesional en el extranjero, tanto en Europa como en América. Y aún pueden encontrarse nombres que, sin ser especialistas en los aspectos cinematográficos o audiovisuales, son firmas de prestigio en el ámbito artístico más diverso y, entre sus trabajos, didácticos, literarios, científicos, el cine español ha contado como un imprescindible elemento cultural más.
El ejemplar ordena alfabéticamente a los encuestados, lo que facilita su localización con sus respuestas. Cada una de ellas debe ceñirse a diez títulos pero las apostillas y pies de página haciendo aclaraciones, ampliaciones, justificaciones u otro tipo de añadidos, han sido respetados por el editor, lo que ha permitido una ampliación de sugerencias y opiniones más allá del escueto listado a palo seco.


Permítanos el lector ejemplificar sobre nuestra propia respuesta; tras poner en orden los títulos, la insatisfacción se deja sentir al comprobar cuántas películas, cuántos directores, no tienen cabida en el riguroso decálogo filmográfico solicitado; y por ello, escribimos: “Lástima que no sean veinte porque hubieran entrado El hotel eléctrico (Chomón), Furtivos (Borau), Mujeres al borde de un ataque de nervios (Almodóvar), Calle Mayor (Bardem), La tía Tula (Picazo), El mundo sigue (Fernán-Gómez), Belle époque (Trueba), El arte de vivir (Diamante), junto a algún otro capricho personal”. Comentarios semejantes abundan con parecidos planteamientos, y ello, lejos de ser una rémora, convierte la encuesta en productivo diálogo al tiempo que permite comprobar la relatividad de objetos y sujetos.


Respecto a las películas, no ha habido limitación ni en tiempo ni en formato, de manera que, de hecho, entraba todo el cine español desde sus comienzos hasta hoy; al tiempo, ningún film queda excluido por su condición documental, ensayístico, mudo, experimental, etc, etc. Este criterio, supone una generosa amplitud de miras en beneficio de la obra en sí, lejos de su estreno en salas, carrera comercial, etc.


Para computar tan numerosos listados, se han tenido en cuenta dos factores: primero, el número de votos obtenido por cada título; segundo, el número de puntos conseguido por cada film, habiéndose otorgado diez al primero de cada lista particular y, descendiendo en valor, se asigna uno al último. Así, Viridiana, de Luis Buñuel, encabeza la lista (nº 1) con 227 votos y 1904 puntos y la cierra (nº 100) Embrujo, de Carlos Serrano de Osma, con 5 votos y 2 puntos.


Cuadros de honor con las diez mejores películas y directores


El listado con las diez mejores películas ofrece este resultado:


1) Viridiana. Buñuel. 1961.
2) El espíritu de la colmena. Erice. 1973.
3) El verdugo. Berlanga. 1963
4) Plácido. Berlanga. 1961
5) Arrebato. Zulueta. 1979
6) La caza. Saura. 1966
7) El sur. Erice. 1983
8) El extraño viaje. Fernán-Gómez. 1964
9) El mundo sigue. Fernán-Gómez. 1963
10) El desencanto. Chávarri.1976

Mientras que el de los diez primeros directores se ordena así (cifra primera: votos; segunda: títulos)


1) Luis García Berlanga. 350. 11
2) Víctor Erice. 342. 5.
3) Luis Buñuel. 337. 5
4) Pedro Almodóvar. 186. 17
5) Fernando Fernán-Gómez. 180. 4
6) Carlos Saura. 179. 14
7) Iván Zulueta. 127. 2
8) Juan Antonio Bardem. 122. 5
9) José Luis Guerín. 97. 7
10) Jaime Chávarri. 76. 3

De este listado, compuesto por 50 directores (al margen de los numerosos comentarios que suscita atendiendo a autores, películas, etc.) llama la atención la cantidad de títulos votados relativos a las filmografías de Almodóvar y Saura, con 17 y 14, respectivamente, así como los directores y directoras que se incluyen en él con un solo título votado: Lorenzo Llobet-Gracia (puesto 14), Miguel Picazo (26), Narciso Ibáñez Serrador (14), Josefina Molina (46) y José María Forqué (11).



Otros complementos y apartados


Este ejemplar de “Caimán. Cuadernos de Cine” ofrece numerosos apartados que complementan positivamente la austeridad marcada por los listados básicos. Así, una serie de fichas segmentan en 12 décadas la cronología del cine español desde sus comienzos hasta hoy; en cada una de ellas se incluye una decena de películas. El listado general compuesto por 455 películas (número de votos obtenido y puntos correspondientes) lo publicará la revista en su web a partir de junio próximo. Del mismo modo, se ofrecen comentarios de las películas estrellas, cuadros de los títulos con mayor número de espectadores y mayor recaudación, exhibición de películas extranjeras según nacionalidad, largometrajes españoles con más de tres millones de espectadores (Ocho apellidos vascos a la cabeza), un informe colectivo denominado “9 años / 15 momentos / 15 destellos del cine español”, junto a un conjunto de artículos firmados por Quintana, Losilla, Monterde, Maqua, Lara, Parés, Zunzunegui y Perucha, quienes reflexionan sobre múltiples aspectos del cine español.


El caso Val del Omar. Todo un ejemplo


Una de las grandes sorpresas de estos listados es la consideración adquirida por el cineasta granadino José Val del Omar quien, hasta ahora, nunca apareció en este tipo de pruebas. En el listado de las 100 (mejores) películas, su Tríptico elemental de España (véanse en CRITICALIA los artículos titulados Las misiones pedagógicas de Val del Omar (I) y José Val del Omar: "Tríptico elemental de España" (II)) ocupa el número 12, con 54 votos y 334 puntos; en el bloque de los 50 primeros directores, se sitúa en el número 13, con 58 votos y 5 títulos, precedido por, nada menos que (en orden ascendente) Patino, Neville, Chávarri, Guerin, Bardem, Zulueta, Saura, Fernán-Gómez, Almodóvar, Buñuel, Erice y Berlanga.

Sin duda, el cine de este artista (en el más amplio sentido del término) tiene en sí misma la esencia de la mejor poética a lo que no le es ajena la concepción “mecamística” de su obra. A ello, debe añadirse el interés que su hija, María José, y su yerno, Gonzalo Sáenz de Buruaga, han demostrado por conservar el legado paterno, donarlo a las pertinentes filmotecas (española y andaluza), efectuar las imprescindibles restauraciones, conseguir el montaje más adecuado y poner en circulación esta trilogía cuyo metraje no sobrepasa los 60 minutos pero contiene las más hermosas imágenes y los más ingeniosos efectos artísticos y estéticos de nuestra historia cinematográfica.


La divulgación de esta trilogía comenzó en 1992 con la publicación, por parte de la Diputación de Granada y de la Filmoteca de Andalucía, de un voluminoso ejemplar, “Sin fin”, donde se recogía la trayectoria vital y profesional del cineasta y al que acompañaban tanto la edición de sus poemas, “Tientos de erótica celeste”, como la versión videográfica de Agua-espejo granadino y Fuego en Castilla.


A partir de aquí, una pluralidad de libros, ensayos, artículos, etc., ha investigado, desde múltiples perspectivas, la figura y la obra de este otro andaluz universal. Una muestra más: los homenajes ofrecidos por el grupo Lagartija-Nick han servido para poner música a los poemas valdelomarianos.


Sobre universidades y filmotecas


Es evidente que una encuesta de este tamaño y de este calibre se construye con una suma de “subjetividades” que intenta conseguir en su resultado una especie de “objetividad” tan aritmética como clasificable. Parece obvio señalar que el listado es fruto de circunstancias muy diversas y de contextos muy concretos que afectan a los gustos, a las modas, a la oportunidad, etc. Es criterio viejo seleccionar sólo el cine estrenado en salas; como también tener en cuenta únicamente la votación del “crítico” de oficio. Las estrategias se han modificado en función de otros y más amplios parámetros de los que, seguidamente, damos algunas referencias.


No son ajenos a estos resultados de la encuesta otros factores que han tenido lugar en España en los últimos treinta años: la Universidad y las Filmotecas. Las voces que clamaron en el desierto, durante décadas, solicitando la incorporación de los estudios audiovisuales a la enseñanza, sólo consiguieron algunos resultados cuando se crearon las Facultades de Ciencias de la Información (o de la Comunicación) en cuyos planes de estudios apareció la Historia del Cine (entre otras materias específicas) y, milagrosamente, en algunas de ellas, la Historia del Cine Español (como la comida dura poco en la casa del pobre, esta Historia citada ya pasó a la Historia según exigencias de modernísimos planes de estudio). De otra parte, departamentos universitarios, de Literatura, Sociología, etc., incorporaron el cine como propio objeto de estudio; nuevas metodologías críticas, desde la semiótica a la narratología, desde el feminismo al psicoanálisis, fueron aplicadas a la lectura del film desde esos puntos de vista. En definitiva, la consideración del cine como materia de análisis le condujo a ser objetivo prioritario de lo que se conoce como “estudios culturales”.


Desde otros campos, las Filmotecas, especialmente las regionales (creadas en la primera etapa democrática), han desempeñado importantes labores mucho más allá de la mera exhibición en sus salas. Con ser ello importante, campañas como “recupera tu imagen” han tenido como objetivo buscar material cinematográfico, películas familiares, particulares, oficiales, cartelería, revistas locales, bibliografía regionalista, etc., que han enriquecido los archivos de cada una de ellas. Al tiempo, la publicación por parte de estas entidades autonómicas de una bibliografía relativa a los lugares propios ha permitido sacar a la luz volúmenes que, en épocas anteriores, no hubiera sido posible. Biografías de directores y actores, publicidad usada por el cine primitivo, listados de la exhibición en determinado tiempo y lugar, etc., etc. A esta actividad de las filmotecas no es ajena la llevada a cabo por museos (en general) donde el cine tiene cabida como complemento audiovisual de la exposición propiamente dicha; en salas anexas se proyecta un film relativo a la precisa temática museística.


La intensa mirada extranjera sobre el cine español


En tercer lugar, la consideración que nuestro cine tiene en el extranjero se hace evidente en festivales y monográficos a él dedicados; de igual modo, las conferencias pronunciadas, los libros editados en función de la filmografía ofrecida, etc., contribuyen a la apreciación de nuestros autores y de sus obras. Las universidades extranjeras, especializadas en arte, comunicación, literatura, estudios culturales en general, tienen verdadera vocación a la hora de analizar y desentrañar la esencia y características de la cinematografía española, tal como ya hemos comentado en anteriormente en CRITICALIA (Véase artículo titulado De libro (III). El cine andaluz analizado desde Estados Unidos).