Enrique Colmena

La expresión “ha hecho historia” se ha banalizado de tal manera que hoy día todo parece que hace historia, hasta la última majadería del youtuber memo (perdón por la redundancia) de turno. Pero a veces la expresión es totalmente acertada, como ha ocurrido en la madrugada, en España, del 10 de febrero, tarde-noche, en Los Ángeles, del 9 de febrero de este 2020, en el Dolby Theater, donde se ha celebrado la nonagésima segunda edición de los Premios Oscar, y en la que, por primera vez, una película en habla no inglesa ha conseguido el galardón al mejor film. La Academia ha tardado 92 años en dar ese premio, el Gordo de la Lotería para la gente del cine, a un extranjero no anglosajón; tampoco es que se hayan dado prisa, pero bienvenido sea este baño de realidad: porque, aunque hay quien no se quiere enterar, al igual que el mejor cine que se haya hecho nunca fue el que se hizo en Hollywood entre las décadas de los treinta y los cincuenta del pasado siglo XX, a día de hoy, el cine que se hace por aquellos lares dista muchísimo de ser el mejor que se hace en el mundo. Otra cosa será que sea (que lo es) el que hace mayores recaudaciones, el que revienta taquillas, pero eso es industria, no cine.

Pero vamos al tema: Parásitos, la muy notable película surcoreana dirigida, escrita y producida por Bong Joon-ho, ha sido la indiscutible ganadora de los Premios Oscar 2020, con nada menos que cuatro estatuillas, y además todas de primer orden, nada de pedrea: Película, Película Internacional (que es como ahora se llama el que antes fue conocido consecutivamente como Película Extranjera y Película en Habla No Inglesa), Dirección y Guion Original. Curiosamente además, al ser productor del film, Bong ha recibido físicamente todos los Oscar, si dejarse ni uno. Premios más que merecidos para una de las sensaciones del año, un film en estado de gracia, ingenioso y original, y a la vez comprometido con la denuncia de una lacra, la pobreza, sobre la que Bong propone toda una metáfora de, digámoslo ya, muy pesimista conclusión. Gran trabajo y premios más que merecidos para una película que ya ganó la Palma de Oro en Cannes, el mayor premio que puede obtener en festivales un film, y que parece coleccionar galardones: Globo de Oro, BAFTA y un largo etcétera, rozando ya los 200 premios, una auténtica barbaridad.

Ante ese despliegue, poco han podido hacer el resto de producciones aspirantes a las preciadas estatuillas. Así, 1917, la espectacular visión de la Gran Guerra de Sam Mendes, que se reputaba favorita, se ha tenido que conformar con tres Oscar, los tres “de pedrea”: Fotografía, con el que el veterano inglés Roger Deakins consigue su segundo galardón, de catorce nominaciones; Efectos Visuales, y Mezcla de Sonido. Algo parecido ha ocurrido con Joker, la peculiarísima mirada hacia la génesis del antihéroe de Todd Phillips, que se ha hecho solo con dos premios, los correspondientes a Actor Principal, para el inmenso trabajo realizado por Joaquin Phoenix, y Banda Sonora Original, para el extraordinario “score” de la islandesa Hildur Guonadóttir.

También dos Oscar han sido los cosechados por Érase una vez en... Hollywood, el muy particular homenaje que ha realizado Quentin Tarantino sobre el cine de los años sesenta, incluyendo una fantasiosa variación sobre el asesinato de Sharon Tate, una mirada “retro”, “vintage”, “camp” y hasta “kitsch” sobre aquel universo cinéfilo; los premios para el film de Tarantino han correspondido a Actor de Reparto, para Brad Pitt, que consigue su primer Oscar como intérprete, aunque ya tenía uno como productor de 12 años de esclavitud; el segundo Oscar 2020 para el film tarantiniano ha sido para su Diseño de Producción, que consigue una convincente recreación de aquel momento histórico. Dos premios de la Academia han correspondido también, igualmente “de pedrea”, a Le Mans’66, el film sobre la rivalidad entre Ford y Ferrari en las carreras de los coches de los años sesenta: los galardones conseguidos han sido los relativos a Montaje y Montaje de Sonido, que aunque puedan parecer lo mismo, no lo son...

Y ya con un solo Oscar, tenemos la bonita cifra de siete largometrajes de ficción, a saber: Judy, que se ha llevado merecidamente el correspondiente a Actriz Principal, para la espléndida recreación que hace Renée Zellweger de la mítica Judy Garland; Historia de un matrimonio, que ha conseguido el de Actriz de Reparto para Laura Dern, que se reputa como merecido y que estaba cantado en todas las quinielas; Toy Story 4, que lógicamente se ha llevado el de Película de Animación (también estaba cantado, ciertamente...); Jojo Rabbit, que ha obtenido el de Guion Adaptado, para su también director, productor y coprotagonista, el neozelandés Taika Waititi; Mujercitas, que se ha llevado, como era de esperar, el premio de Diseño de Vestuario, con lo que le gusta a los académicos reconocer las vestimentas de época; El escándalo (Bombshell), que ha conseguido muy apropiadamente el premio de Maquillaje y Peluquería, y es que hacer que el “canijo” John Lithgow parezca el gordo las papas, ciertamente, tiene su mérito...; y Rocketman, el biopic sobre Elton John, que se ha llevado, también muy merecidamente, el Oscar a Canción Original.

Histórica edición, como queda dicho, esta gala de los Oscar 2020: se ha abierto la veda y ahora sí que la gente del cine que no sea norteamericana y que haga cine en sus países y en sus lenguas vernáculas podrá tener opciones reales a conseguir los Premios más deseados del universo cinematográfico. Ya era hora...

Ilustración: El director, productor y guionista surcoreano Bong Joon-ho, con dos de los cuatro Oscars que ha conseguido por su película Parásitos.