Enrique Colmena

Terminó el pasado sábado día 14 el Sevilla Festival de Cine Europeo, en su duodécima edición, correspondiente al año 2015. Se cerró sin gala de clausura, en respeto a las víctimas de los brutales atentados de París del día anterior.

Lo cierto es que en este Festival se han visto muchas películas divididas por capítulos, en lo que parece una nueva moda con la que, aunque pudiera aparentar que se pierde sentido cinematográfico en beneficio del literario, lo cierto es que no es así; más parece que estas películas por capítulos se corresponden a una nueva tendencia (“trending topic”, diríamos si estuviéramos en Twitter), a una moda, porque lo cierto es que los filmes que hemos visto no son más literarios por esa circunstancia.

Pero si muchas de las películas del Festival sevillano se han caracterizado por estar divididas en capítulos o segmentos, ¿por qué no podemos hacer nosotros lo mismo en este artículo que aspira a resumir lo que han sido estos nueve días de cine en la capital andaluza? Vayamos pues:

Capítulo 1: Cuando el Jurado falla y no falla

Perdón por el retruécano, pero es que esto de que fallo tenga en español doble acepción, sentencia o veredicto, por una parte, y error, por otra, se presta a los jueguecitos de palabras… Aunque soy de la opinión de que, generalmente, los jurados oficiales de los festivales cinematográficos suelen petardear cual escopeta de feria, creo que en esta ocasión, en términos generales, ha estado bastante acertado. Porque me parece un acierto darle el máximo galardón del SEFF, el Giraldillo de Oro, a la película de José Luis Guerin La academia de las musas, una de las más interesantes, innovadoras y vanguardistas películas del certamen, sin por ello ser una plasta, como tan a menudo ocurre cuando se habla de vanguardia o innovación cinematográfica.

Algo más discutible es el Giraldillo de Plata para el conjunto del filme portugués Las Mil y Una Noches, pues si bien el primero de los tres capítulos (ya estamos con los capítulos…) era muy interesante, los otros dos bajaban el nivel de forma estrepitosa. Sí está muy justificado el Premio Especial del Jurado para Rabin, the last day, la película del israelí Amos Gitai, no sólo por los valores intrínsecos del filme, que los tiene, sino porque además era una forma de homenajear indirectamente al político judío, asesinado ahora hace veinte años por intentar la senda de la paz.

El Premio a la Mejor Dirección para Roberto Minervini por su documental The other side parece bastante más discutible; no creo que ésa haya sido la mejor dirección de la Sección Oficial, ni de lejos; puestos a elegir, me quedaría con la de Pascale Breton en Suite Armoricaine, que además ha sido la gran perjudicada, siendo como es una notable, muy notable película.

El Premio al Mejor Guión para la rumana One floor below lo estimamos razonable, así como los de Mejor Actriz para Clotilde Courau, por In the shadow of women (aunque si se lo hubiera llevado Catherine Frot por Madame Marguerite hubiera sido igualmente justo) y Mejor Actor para Teo Corban, por la mentada One floor below. La Mejor Dirección de Fotografía para, de nuevo, The other side, parece también algo exagerada, existiendo trabajos tan exquisitos en este terreno como El cuento de los cuentos, Langosta o la mentada Madame Marguerite.

En cuanto a los premios otorgados por otros jurados distintos al Oficial, disiento profundamente del Premio del Jurado para la Sección Las Nuevas Olas: la premiada, Pozoamargo, es seguramente la peor película que se ha proyectado este año en el certamen: vacía, fatua, inverosímil, pretenciosa… Con esos “valores” ha sido la premiada; el que lo viera desde fuera diría, ¿cómo serían las otras?

Sí estoy de acuerdo con la mención especial que en esa misma sección ha hecho el jurado para Berserker, una curiosísima incursión en el thriller, donde el director se las apaña para conseguir una obra anticonvencional que rompe los esquemas del género. Y todo con cuatro perras gordas…

La otra mención de la sección, la de Dead slow ahead, parece más bien motivada por sus imágenes (más o menos) hipnóticas, porque no tiene mucho más. Lo mismo cabe decir del Premio en la Sección No Ficción de Las Nuevas Olas: The event parece excesivo que se lleve nada, cuando no es sino un montaje sobre documentos audiovisuales del fallido golpe de estado en la URSS el 19 de agosto de 1991.

Del resto de premios no oficiales nos quedaremos con uno, por razones obvias: el Premio ASECAN, otorgado por la Asociación de Escritores Cinematográficos de Andalucía, que para eso es la Asociación a la que pertenezco desde hace más de tres décadas. Sin embargo, por una vez, disiento del veredicto de mis compañeros: me parece que Las Mil y Una Noches no es la mejor película de la Sección Oficial, pero por supuesto, respeto el fallo y lo acato, como no puede ser de otra forma.

Capítulo 2. Otras películas de la Sección Oficial, Las Nuevas Olas y otras secciones

Aparte de las películas citadas, merece la pena que se citen algunas de las cintas que se han quedado sin premio y que deberían haber “pillado” algo. Es el caso de Blood of my blood, la interesante aportación al cine de vampiros del veterano Marco Bellocchio, o las mentadas El cuento de los cuentos, Suite Armoricaine y Madame Marguerite.

En cuanto a la Sección Las Nuevas Olas, hubo títulos reseñables, como la iraní Paradise, o No Home Movie, la última película de la histórica y recientemente desaparecida Chantal Akerman, o From Caligari to Hitler. Cualquier cosa mejor que Pozoamargo

En la Selección EFA hubo donde elegir, títulos interesantes por diferentes motivos, desde la polaca Body a la última de Peter Greenaway, Eisenstein en Guanajuato, pasando por lo último de Nani Moretti, Mia Madre (con un John Turturro hablando en italiano, la lengua de sus ancestros) o Mustang, que fue premiada por el público. En la Sección Special Screenings brillaron títulos como Hitchcock/Truffaut, La novia, Paulina, o la última del maestro y veteranísimo Ermanno Olmi, Torneranno i prati.

Capítulo 3: El Festival propiamente dicho

La duodécima edición del SEFF confirma que es un Festival consolidado. El público ha vuelto a responder. Sin datos oficiales cuando se escriben estas líneas, las salas llenas, las largas colas en la entrada de los cines de certamen confirman, a ojo de buen cubero, que el SEFF es ya una institución en el público sevillano, que lo considera como uno de sus eventos culturales importantes del año, y en ese sentido no debería haber problema alguno para su continuidad. El equipo, bajo las órdenes de José Luis Cienfuegos, como en las tres ediciones anteriores, ya parece que le tiene pillado el truco y la organización funciona correctamente.

Otra cosa es que la calidad de los filmes sea mejor o peor, que ciertamente con frecuencia depende más de la cosecha que de otras circunstancias. De todas formas, este año se ha echado en falta algunos nombres de cierto relumbrón. Sin ir más lejos, en pasadas ediciones hemos tenido películas de Alain Resnais, de Mike Leigh, de Manoel de Oliveira, de Paolo Sorrentino, de Thomas Vinterberg… Y este año la cosa ha estado cortita con sifón de nombres consagrados, apenas Bellocchio y poco más.

Por cierto, ¿de quién ha sido la idea de poner los pases de prensa de la Sección Oficial mañana y tarde? Antes iban sólo por las mañanas y con ello se permitía que la canallesca pudiéramos ver los filmes de otras secciones por las tardes, lo que este año se nos ha puesto bastante difícil. En fin, a ver si toman nota…


Pie de foto: Una escena de La academia de las musas, ganadora del Giraldillo de Oro en el SEFF'2015.