CINE EN SALAS
[Las personas interesadas en la figura de Summers pueden consultar también en Criticalia el artículo Manuel Summers: bajo el disfraz del francotirador insolidario, del que es autor el profesor Rafael Utrera Macías, así como la serie de artículos genéricamente titulados "Una película de Summers": análisis del cine dirigido por Manuel Summers, del autor de estas líneas, que pueden ser visitados pulsando en estos enlaces de los correspondientes artículos: I, II, III, IV, V, VI, VII, VIII, IX y X]
Manuel Summers (Sevilla, 1935 – loc. cit. 1993) fue un director de cine y televisión, guionista, productor, actor y humorista gráfico en prensa escrita, entre otras profesiones. Su obra como creador audiovisual abarca casi tres decenios, de 1963 a 1991. Su figura, a menudo incluida en el llamado Nuevo Cine Español, tiene sin embargo evidentes perfiles propios que hacen de su filmografía una rara avis difícilmente encuadrable en ningún movimiento o fenómeno cinematográfico. Hombre de prodigiosa torrencialidad creativa y de rebeldía innata, se las tuvo tiesas con la Censura del régimen franquista y después con el gobierno de Felipe González, además de arruinarse y enriquecerse varias veces con sus películas, en una continua montaña rusa económica que probablemente no tiene parangón en el cine español.
Miguel Olid (Sevilla, 1965) tiene un currículum vitae largo como un brazo: doctor cum laude en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Sevilla, en la especialidad de Historia del Cine, ha dirigido varios films, mayormente en formato de cortometraje (algunos con temas poco cómodos para el espectador: véanse Sobrevivir a un hijo o Trabajando con la muerte), ha escrito un buen puñado de libros sobre cine, publicado artículos sobre temas audiovisuales en periódicos de tan distinta laya como El país y ABC, trabajado en Canal Sur Radio y Televisión, donde mantiene desde hace años un programa radiofónico titulado “Andalucía y el Cine”, da clases en la universidad en la que se graduó, y paramos ya porque se nos acaba el papel... Fuera de bromas, Miguel (amigo, quede claro, para que no haya dudas) es persona polifacética con una capacidad para el trabajo casi tan grande como su tenacidad en los temas a los que se dedica absolutamente. Hizo su tesis doctoral sobre el cineasta Eduardo García Maroto, aunque a instancias de mi también amigo (y maestro) Rafael Utrera Macías, que se la dirigió, puso sus ojos en la figura de Manuel Summers, y desde 2015 (además de sus otras muchas facetas profesionales ya detalladas) se ha consagrado a saberlo todo del cineasta sevillano y a reivindicar su figura, ciertamente bastante olvidada, sepultada por los siempre absurdos sectarismos ideológicos que sufrió por su insobornable independencia, por decir exactamente lo que se le antojaba, sin mirar si era conveniente o no para él.
Ese casi decenio que Miguel lleva dedicado a la figura de Summers ha dado ya varios frutos: homenaje público al cineasta en los salones del Ateneo de Sevilla, magna exposición (titulada muy divertidamente “It’s Summers time”) de una muestra de sus dibujos humorísticos en prensa en Huelva, la “provincia adoptiva” de Manuel, varios ciclos de conferencias sobre su figura... ahora presenta este documental, Summers el rebelde, y tiene en puertas la publicación de un exhaustivo volumen sobre su vida y su obra.
Summers el rebelde es un documental de algo más de hora y cuarto en el que, a nuestro entender, Miguel ha sabido plasmar la esencia del cineasta sevillano, a la par que ha conseguido hacer una obra propia y muy personal. Aunque con un esquema inicial de documental clásico, con entrevistas a personas que le conocieron alternándose con muestras de la filmografía del personaje biografiado, Olid introduce algunos elementos muy interesantes: uno sería la inclusión entre los entrevistados de un "personaje" (el término no está escrito al albur...) que actúa a la manera de abogado del diablo, alguien que, en contra de la generalidad del resto de personas que hablan sobre Summers, tiene una postura radicalmente en contra del polifacético artista andaluz. Ese “personaje” es el crítico Mirito (Casimiro) Torreiro, uruguayo radicado en España desde hace varias décadas, profesor universitario, habiendo sido colaborador habitual de medios de prensa escrita como Dirigido por..., El país y Fotogramas, ciertamente un peso pesado (no es un chiste, sino una figura retórica...) de la crítica española, aunque también, como el pope Carlos Boyero, cada vez está más endiosado y tiende más a pontificar que a comentar películas.
Mirito está en el documental por expreso deseo de Miguel Olid, que quería, con buen criterio, que no todo fueran parabienes para con Summers, porque no buscaba (y qué razón tenía) la hagiografía sino el contraste de pareceres. Aún así, las palabras de Torreiro pronto se ve que están guiadas más por la animadversión personal que por una auténtica y razonada postura sobre una obra artística: visto y oído lo que dice Mirito, es evidente que Summers le caía gordo (uf, otra vez... de esta me acusan de gordofobia...), y no se corta un pelo. Pero eso, que podría parecer un tiro por la culata para Olid como creador del documental, en realidad es, como decimos, un acierto, porque permite apreciar a ese sector de la crítica (y no solo de la crítica) que, en su momento, cuando Summers hacía su cine, tenía anteojeras ideológicas contra él, hacían prevalecer sus prejuicios políticos sobre la figura de un cineasta que hizo siempre lo que quiso, y que, en contra de lo que dice el propio Mirito en su libelo contra Summers, nunca pudo sentirse con red de seguridad por haber sido su padre alto cargo del régimen franquista: que se lo digan si no cuando estuvo a punto de ir a la cárcel por el "grave delito" de publicar en prensa un dibujo anticlerical.
El otro acierto de Miguel en su documental es incluir, además de las entrevistas con personalidades que conocieron al biografiado, alternándolas con imágenes de sus películas, una no sé si ficticia o real “clase de fin de semestre” que el propio Olid imparte en la facultad de Comunicación Audiovisual, sobre Manolo Summers, lógicamente, lo que permite que, aparte de los detalles más o menos personales o las visiones subjetivas de los entrevistados, se pueda tener una visión global sobre las muchas peculiaridades de su filmografía, a través de las palabras de un hombre, Miguel Olid, que se puede reputar sin temor a errar como el máximo especialista en España (vale decir, entonces, en el mundo) sobre la figura de Summers.
Entre los entrevistados hay gente de toda laya; además de Mirito, que hace de Pepito Grillo (permítannos la broma: de Mirito Grillo...), están entre otros los directores José Luis Garci y Fernando Trueba, el crítico y novelista sevillano José Luis Ordóñez, el productor José Antonio Sáinz de Vicuña, el director de fotografía Tote Trenas, los periodistas Luis María Anson y Ángel Pérez Guerra, y sus familiares David (hijo) y Guillermo Summers (hermano), que además fueron colaboradores de Manuel en varias de sus películas; además de Beatriz Galbó, actriz en varios de sus films, aparte de su compañera sentimental durante dos décadas.
El conjunto es válido y muy interesante, una mirada evidentemente pro-Summers, reivindicando su figura, pero sin esconder sus aspectos más controvertidos, como sus a veces muy polémicas opiniones, en las muchas declaraciones ante una cámara que el cineasta hizo a lo largo de su vida profesional, en las que nunca tuvo pelos en la lengua. Por poner algún pero al documental, hubiéramos echado en falta algo más de tiempo en pantalla de las viñetas humorísticas de Summers, con frecuencia retiradas demasiado pronto, sin dar tiempo a leer los “bocadillos” y, con ello, entender la gracia sandunguera, con frecuencia “destroyer”, ácrata, casi nihilista, de este “gamberro”, como lo llaman varios de los entrevistados, un “gamberro” que hizo de su vida y de su obra algo que ya le gustaría poder decir a la inmensa mayoría del género humano: vivió como le dio la gana, creó su obra artística como le pareció oportuno, habló con una libertad como muy poca gente lo ha hecho.
Buen producto audiovisual, entonces, que reivindica (con sus matices, como tiene que ser: para vida de santos ya están otras películas...) la figura de uno de esos hombres realmente extraordinarios que, de puro heterodoxo, de puro iconoclasta, es incómodo para todos, porque no se presta a ser incluido en esas etiquetas que críticos e historiadores manejan, manejamos, para hacer más fácil, más sencilla (también más elemental...) la clasificación de los artistas.
(16-03-2024)
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