Enrique Colmena

En la primera parte de este tríptico, iniciado a raíz de la muerte de Bibi Andersson, nos hacíamos eco de las carreras que habían seguido algunos de los actores y actrices habituales de Ingmar Bergman, la propia Bibi, así como Max Von Sydow y Harriet Anderson. En esta segunda entrega seguimos haciendo lo propio con otra tríada de actores y actrices plenamente bergmanianos.


Gunnel Lindblom (Gotemburgo, 1931). Como casi todos los intérpretes bergmanianos, procede del teatro; debutó en el cine en Kärlek (1962), de Gustaf Molander, uno de los directores clásicos del cine sueco. Hizo algunos papeles secundarios más hasta que Ingmar la fichó primero para sus montajes teatrales (Peer Gynt, Fausto) y posteriormente para el cine en El Séptimo Sello (1957), donde también tendrá un pequeño papel. Aunque en Fresas salvajes (1957) sigue teniendo un papel limitado, va creciendo en la atención de Bergman, que le confía personajes de mayor relieve en El manantial de la doncella (1960) y Los comulgantes (1963). En El silencio (1963) se puede considerar que alcanza la cima en su colaboración con el cineasta upsaliense, en un personaje perturbador, difícilmente olvidable. Su último trabajo para Ingmar sería en la serie televisiva (vista en el resto del mundo en salas de cine en un montaje “ad hoc”) Escenas de un matrimonio (1973), que en España llevó el título de Secretos de un matrimonio.

Lo cierto es que, en contra de lo que sucedió con otros intérpretes bergmanianos, Gunnel Lindblom no aprovechó la fama que le confirió trabajar con el cineasta sueco para tener una proyección mundial. Aunque trabajó en algún film extranjero, como en la española Capitá Escalaborns (1991), de Carles Benpar, al lado de Juan Luis Galiardo, lo cierto es que su carrera en cine se ciñó fundamentalmente al de su país natal, Suecia, destacando en películas con directores de renombre de aquella procedencia, como Alf Sjöberg, para el que hizo El padre (1969), y Mai Zetterling, para la que rodó Älskande par (1964) y Flickorna (1968). También probó la dirección cinematográfica, en la que conseguiría algunos títulos de interés, como Villa Paraíso (1977) y Sally och friheten (1981), ambas producidas por Ingmar Bergman.

Lo cierto es que, a pesar de su intensa carrera cinematográfica, Lindblom ha sido fundamentalmente actriz de teatro, destacando en montajes de autores clásicos, de Strindberg a Shakespeare, de Sófocles a Chéjov.


Liv Ullmann (Tokyo, 1938). Nació en Japón por razones de destino laboral de su padre, ingeniero. Tuvo una educación cosmopolita en el país nipón, Canadá, Reino Unido y Noruega. Sus primeros papeles en teatro fueron en este país; cuando emigra a Suecia de la mano de Bibi Andersson, pronto es llamada por Bergman para su película Persona (1966), donde comparte protagonismo con su amiga; en contra de lo habitual en el cine de Ingmar, Liv entra desde el principio en papeles principales, siendo evidente la buena química entre cineasta y actriz. Se suceden los éxitos: La vergüenza (1968), La hora del lobo (1968) y, sobre todo, Pasión (1969), de nuevo con Bibi y también con Max Von Sydow, otro de los actores bergmanianos por excelencia. En los años setenta estará en dos de los títulos más celebrados de Ingmar en esa década, la prodigiosa y doliente Gritos y susurros (1972) y la serie televisiva Escenas de un matrimonio (1973). En esa misma década aún estará en otros tres films bergmanianos de distinto calado: en Cara a cara al desnudo (1976) (el añadido de “al desnudo” es obra de los distribuidores españoles de la época, deseosos de meter con calzador cualquier alusión que diera pie a que el “salido” espectador celtibérico de la época pensara que había “carne”...) será una psiquiatra con graves problemas psicológicos, en un film irregular pero valiente; en El huevo de la serpiente (1977) su trabajo se resintió de las condiciones del rodaje, en Alemania y con un Bergman en el exilio fiscal y con problemas de depresión; y por fin, en Sonata de Otoño (1978) pudo dar lo mejor de sí, además en un tremendo duelo con otro monstruo de la interpretación, Ingrid Bergman. Todavía tendrían Ingmar y Liv ocasión para una última colaboración, ya retirado del cine el director upsaliense, en la TV-movie Saraband (2003). Ambos, actriz y cineasta, mantuvieron una relación sentimental de la que nació una hija, Linn.

Ullmann tuvo una carrera internacional gracias a la fama que le proporcionó sus películas con Bergman. Así, fue llamada para productos comerciales como Los compañeros del diablo (1970), de Terence Young, junto a Charles Bronson y James Mason, y La papisa Juana (1972), de Michael Anderson, pero también para productos más exquisitos, como Leonor (1975), hecha en España a las órdenes del hijo de Buñuel, Juan Luis, e incluso para grandes superproducciones como la bélica Un puente lejano (1977), de Richard Attenborough. Con el eclecticismo típico de los intérpretes escandinavos, ha trabajado en países diversos, desde Francia, donde hizo La diagonal del loco (1984), con Michel Piccoli, hasta Italia, donde rodó Esperemos que sea mujer (1986), para el maestro Mario Monicelli, pasando por México, en donde filmó Gaby, una historia verdadera (1987), para Luis Mandoki, Reino Unido, en donde hizo Las cosas de Richard (1980), para Anthony Harvey, y Alemania, donde ha rodado su hasta ahora última película, Dos vidas (2012), lo que hace pensar que la actriz accidentalmente nacida en Japón no tiene intención de volver a ponerse delante de una cámara.

También Ullmann ha tenido una pequeña carrera como directora, con algunos títulos de cierto interés, como su debut en el largometraje, Sofie (1982), Infiel (2000), con guion de Ingmar Bergman, y una versión de la strindbergiana La señorita Julia (2014), con la emergente Jessica Chastain y Colin Farrell.


Gunnar Björnstrand (Estocolmo, 1909 – Djursholm, 1986). Como todos los actores bergmanianos, se formó e inició en el teatro, lo que le dio una solidísima base para acometer cualquier papel. Debuta pronto en cine, en 1931, recién comenzada la etapa sonora del llamado Séptimo Arte. Pronto los productores y directores advierten la notable capacidad interpretativa del joven Gunnar, coetáneo de Ingrid Bergman, con la que estudió. Estará en el primer guion escrito por Ingmar, Tortura (1944), aunque no fue dirigido por él. Desde entonces su presencia en el cine de Bergman será constante, prácticamente en todas sus épocas. Así, en los años cuarenta rodará a las órdenes del upsaliense títulos como Llueve sobre nuestro amor (1946) y Música en la oscuridad (1948), en los que el cineasta va forjando su estilo y adquiriendo el conocimiento exhaustivo del lenguaje cinematográfico, distinto evidentemente del teatral en el que se formó. En los años cincuenta Björnstrand estará en las bergmanianas Tres mujeres (1952), Noche de circo (1953), Una lección de amor (1954), Sueños (1955) y Sonrisas de una noche de verano (1955), indistintamente en personajes secundarios o protagónicos, apareciendo también en la película que supondrá el salto de calidad y de reconocimiento internacional de Bergman, El Séptimo Sello (1957). Las colaboraciones con Ingmar se suceden: Fresas salvajes (1957), El rostro (1958), El ojo del diablo (1960), Como en un espejo (1962), Los comulgantes (1963), Persona (1966), La vergüenza (1968), El rito (1969); siempre aparecía en las películas del upsaliense en las que era necesario un actor dúctil con facilidad para interpretar todo tipo de personajes, pero que brillaba especialmente en los de apariencia recta pero con problemas de conciencia, morales o religiosos.

En los años setenta continúa la colaboración entre Ingmar y Gunnar, en films como Cara a cara al desnudo (1976) y Sonata de Otoño (1978), para finalizar sus trabajos en comandita con Fanny y Alexander (1982), testamento cinematográfico del maestro upsaliense y también la última película del actor, ya entonces gravemente enfermo. Moriría solo unos años después.

Lo cierto es que Björnstrand no tuvo una carrera internacional, a pesar de la fama conseguida con sus películas bajo la férula de Bergman. Se limitó a hacer cine en su país, salvo alguna excepción ciertamente poco memorable, como el thriller Violenza al sole (1969), rodado en Italia a las órdenes de Florestano Vancini. Trabajó, eso sí, para lo más florido del cine sueco, como Vilgot Sjöman, para el que hizo Mi hermana, mi amor (1966); Jan Troell, para quien rodó El fuego de la vida (1966); o Mai Zetterling, a cuyas órdenes se puso en Flickorna (1968).

Ilustracion: Liv Ullmann y Gunnar Björnstrand, en una escena de La vergüenza (1968).

Próximo capítulo: En la muerte de Bibi Andersson: qué fue de los intérpretes bergmanianos (y III). Ingrid, Erland