Enrique Colmena

Con la proyección de Saint Omer, la película ganadora del Giraldillo de Oro, se clausuró ayer sábado 12 de noviembre la décimo novena edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla, en su edición correspondiente a 2022. Lo cierto es que nos parece que el festival, desde hace ya tiempo, y sigue haciéndolo, vuela solo; como aquella película de Fellini, Y la nave va, el certamen sevillano entendemos que está plenamente arraigado en la ciudad y en general funciona con corrección, siendo una cita ineludible para la cinefilia local, aunque nos parece que su proyección fuera de ese ámbito no es la más adecuada.

Porque el SEFF, con una programación siempre muy moderna, vanguardista e innovadora, nos tememos que desatiende el factor popular; están muy bien las diversas secciones de cine sesudo, explorador de nuevos caminos, que nos indican por dónde pueden ir las próximas corrientes del audiovisual, pero echamos en falta que el festival tenga una escasa visibilidad en los medios de comunicación. Por poner un ejemplo, es bastante clamorosa la falta de figuras de cierto nivel popular (no estamos hablando de Belén Esteban, por si hay algún despistado…), actores, actrices, directores europeos de fuste, que los tenemos, y a los que una buena retrospectiva de su obra le permitiría al SEFF traerlo a Sevilla, homenajearlo como se merece y, además, beneficiarse de su tirón para aparecer en los medios, no solo en los locales en las páginas de cultura, sino también en los nacionales y, por qué no, en los internacionales.

Al margen de ello, nos ha parecido que el nivel de espectadores se ha mantenido, al menos, con respecto a ediciones pasadas (sin incluir la de 2020, año cero de la pandemia, claro, que no es homologable con anteriores y posteriores), con mucha afluencia también de estudiantes de Secundaria y Bachillerato (llevados por sus respectivos centros docentes, por supuesto), entre los que estarán los futuros cinéfilos.

En cuanto al palmarés, no diremos aquello de que “el jurado ha fallado con el fallo”, pero tampoco nos parece que hayan acertado de pleno; claro que, ya se sabe, para gustos los colores… Dentro de la sección estrella del certamen, la Sección Oficial a Concurso, el Giraldillo de Oro, otorgar su máximo premio a la mentada Saint Omer, film francés de la cineasta franco-senegalesa Alice Diop, nos parece excesivo. La película no está mal, y es interesante la actualización del mito de Medea traído a nuestro tiempo y con el importante condicionante del tema migratorio, pero creemos que no ha sido la mejor, ni mucho menos. Más acertados nos han parecido los dos premios para la peli belga-franco-holandesa Close, dirigida por Lucas Dhont, una lacerante aproximación al tema de la amistad íntima en la preadolescencia, pero sobre todo un sentido estudio sobre el dolor y la culpa, y la dificultad para gestionarlo cuando apenas se tienen armas para enfrentarse a la vida. Este (a nuestro juicio) magnífico film se ha hecho con el Gran Premio del Jurado, pero también con el de Mejor Actor al pequeño Eden Dembrine, un prodigio de naturalidad, pero sobre todo con una rara, muy rara capacidad para transmitir emociones con muy pocos medios verbales y gestuales.

Del resto de premios citaremos por su singularidad el Premio Especial del Jurado a la portuguesa Fogo-fátuo, la nueva propuesta de Joâo Pedro Rodrigues, una fantasía musical (con coreografía como de fiesta de fin de curso de instituto…) dentro de las habituales obsesiones homoeróticas del director, aquí además con un nada disimulado fervor antimonárquico (en un país en el que la monarquía tiene menos adeptos que bañistas hay en la playa en invierno…).

A poco ha sabido el premio a la mejor interpretación femenina a Zar Amir-Ebrahimi por su papel protagonista en la notable Holy spider, film sueco-danés-franco-germano del iraní-sueco Ali Abbasi (el autor de Border, para que nos situemos), ambientado teóricamente en la dictadura teocrática persa, una acerba denuncia sobre la connivencia de las autoridades del país de los ayatolás con los fanáticos asesinos que “limpian” las calles de prostitutas, basándose en hechos reales acontecidos en la tierra de Jomeini a principios de este siglo. Este premio ha sido compartido, “ex aequo”, con la actriz Julie Ledru, protagonista de Rodeo, la interesante película francesa, debut de Lola Quivoron en la dirección.

En los apartados técnicos citaremos el de Mejor Montaje que se ha llevado Los hijos de otros, el drama sentimental de Rebecca Zlotowki, y el de Mejor Fotografía que ha conseguido el también realizador Mauro Herce, aquí en funciones de operador en la película Matadero, del argentino Santiago Fillol.

Llama la atención que dos de las películas más interesantes (siempre a nuestro juicio, por supuesto) de la Sección Oficial, la francesa Le Pharaon, le sauvage & la princess, la deliciosa última película del mago del “cartoon” europeo Michel Ocelot, y la filipina, tan kilométrica como extraña y sugestiva, When the waves are gone, de Lav Diaz, se han quedado sin ningún reconocimiento del Jurado del SEFF. Podríamos entender lo de la primera de ellas, al ser cine tan agradable que premiarla sería ir contra nuestros principios (espero que se note la ironía, o el sarcasmo…), pero la segunda es vanguardia pura, nuevos caminos, un thriller que no es un thriller pero sí lo es (nos explicamos regular, me temo…).

En las otras secciones paralelas, citaremos el premio que el Jurado CampUS (integrado por alumnos de la Universidad de Sevilla) ha otorgado a la evanescente Aftersun, de la británica Charlotte Wells, como mejor película de la sección Las Nuevas Olas. En esta misma sección, en su apartado No Ficción, la premiada ha sido la portuguesa Viagem ao sol, sobre el poco conocido (al menos en España) fenómeno de los llamados “niños de Austria”, a imagen y semejanza de los “niños de Rusia” en nuestro país.

Sorprende que en la sección Historias Extraordinarias la película premiada por el público haya sido la interesante pero tampoco nada del otro jueves Blue Jean, dejando en la estacada la formidable cinta japonesa Plan 75.

Por último (perdonarán que barramos para casa…) citaremos el Premio ASECAN, la asociación que nos agrupa a los que nos dedicamos a escribir sobre cine en Andalucía, cuyo Jurado ha decidido otorgar su galardón a la película andaluza Siete Jereles, dirigida por Pedro G. Romero y el veterano Gonzalo García Pelayo, padre del cine andaluz.


Ilustración: Una imagen de la película Saint Omer, de Alice Diop, ganadora del Giraldillo de Oro del SEFF'2022.